30 de julio de 2013

a-ritmo-propio



Boletín - 0

a- ritmo propio suscita algunas referencias. En la poética, el ritmo por ejemplo habla de la cadencia referida a la frecuencia de repetición, instalando en el poema una métrica y un acento.


Está la referencia del ritmo al cuerpo, definida como la organización en el tiempo de pulsos de aquello que se repite. 

J. A. Miller en “La erótica del tiempo” dirá que el movimiento representa de alguna forma las bodas entre espacio y tiempo. El tiempo produce un efecto, que es precisamente hacer surgir la espera, que es una categoría temporal esencialmente erótica.

Y, sí, ¿Por qué no decir que la producción en el cartel está marcada por un ritmo propio? Lo propio obedece a ese tiempo personal comandado alrededor de ese pequeño objeto a al que, aunque pudiera tener un nombre, lo que lo instala fundamentalmente es su recorrido, el movimiento, el ritmo, la espera que se produce bordeando su atrapamiento. Cuando algo de eso se alcanza lo podemos traducir como un momento de saber.

La NEL invita a sus cartelizantes a formar parte de este movimiento que bordea el vacío produciendo un saber que no es como los otros en la medida que lo hace a-ritmo propio.  

Es también, a-ritmo propio, como se juega lo que muestra nuestra portada, la paradoja de Zenón, sobre Aquiles y la tortuga. Aquiles, Piesligeros, está claro: puede sobrepasar a la tortuga, no puede alcanzarla. Sólo la alcanza, en la infinitud. La tortuga resiste, como lo real, mostrando lo imposible para los participantes de la carrera en llegar todos hasta un punto de igualdad.

Zenón es incontestable en la medida en que atenta a la realidad del espacio y el tiempo.

a ritmo-propio espera la producción final de los cartelizantes alcanzada en el cartel, de igual manera las expresiones en primera persona de lo que fue la experiencia del cartel.


Comisión de carteles de la NEL: Elida Ganoza, Beatriz García, Mayra de Hanze, Piedad de Spurrier, Ana Viganó.

29 de julio de 2013

Boletín What´s up!


Los invitamos a leer los boletines What´s up!

Boletín de Información del IX Congreso de la AMP
Febrero 2013 número 1

Enlace: What´s up! número 1 

Boletín de Información del IX Congreso de la AMP
Junio 2013 número 2
Enlace: What´s up! número 2 
Texto: En el psicoanálisis no hay saber en lo real - Miquel Bassols

Boletín de Información del IX Congreso de la AMP
Julio 2013 número 3
Enlace: What´s up! número 3
Texto: El deseo del analista - Pierre Naveau

Boletín de Información del IX Congreso de la AMP
Julio 2013 número 4
Enlace: What´s up! número 4
Texto: Anfibologías de lo real - Leonardo Gorostiza

26 de julio de 2013

Boletín Bordes 02

Sirin y Alkonost, pájaros de Alegría y Dolor (1896)
Viktor Vasnetsov

BORDES
No. 2
15 de Mayo de 2013

Boletín de la NEL hacia el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana
XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano

HABLAR CON EL CUERPO
LAS CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACIÓN DE LO REAL

Buenos Aires, 22 y 23 de noviembre de 2013

En este boletín:
Cuerpos embrollados.- Marcela Almanza
Comentario sobre “Cuerpos embrollados” de Marcela Almanza.- Betty Abadí
¿Qué hijo para un matrimonio homosexual?- Susana Dicker

Soneto

Pregunto aquí si soy loca
¿Quién me lo sabría decir?
Pregunto más, si soy sana
Y aún más, si soy yo.

Que uso el viés para amar
Y finjo fingir que finjo
Adorar el fingimiento
Fingiendo que soy fingida

Pregunto aquí mis señores
Quién es la rubia doncella
Que se llama Ana Cristina

Y que se dice ser alguien
¿Es un fenómeno mayor
o es un lapso sutil?

Ana Cristina César.
(Río de Janeiro, 1952-1983)

Editorial

En esta oportunidad tenemos dos interesantes trabajos. Marcela Almanza nos habla de los “cuerpos embrollados” y Susana Dicker parte de una pregunta: ¿qué hijo para un matrimonio homosexual?
Leyendo a Almanza retomamos la constatación de un cuerpo que en el Siglo XXI habla a su manera, un cuerpo que ciertamente está cada vez más “embrollado”. Como dirá Miller en Embrollos del cuerpo, "lo real embrolla lo verdadero porque no se deja dominar por lo simbólico ni por lo imaginario". Ante la ruptura del orden simbólico lo que aparece es el lenguaje del cuerpo en sus diferentes modalidades. Algunos casos toman al cuerpo como un real –nos señala Almanza- quien nos deja ver la vecindad entre histeria y psicosis a consecuencia de este desorden en lo real en el Siglo XXI. La cuestión será saber si el sujeto es analizable, si no está exageradamente embrollado por el cuerpo, o al menos si puede acceder a la simbolización.
Dicker coloca sobre la mesa la cuestión de la filiación que se tramita por fuera de una posible paternidad reproductiva. La ciencia responde al real de la reproducción  desde el todo es posible, “se separa de lo simbólico de la filiación”, nos señala Dicker, sin tocarse nada de la ética que interroga el deseo ni el goce en lo más singular del parletre.  La “parentalidad” va sustituyendo a la “paternidad y maternidad”, simetría simbólica que produce un borramiento, no sin consecuencias para los niños.

Acompañamos los trabajos con dos imágenes:
Por un lado a Sirin y Alkonost, aves de la alegría y la tristeza. Cabeza y pecho de mujer,  cuerpo de un pájaro. El Sirin cantaba hermosas canciones que predecían futuras alegrías. El que escuchara un  Alkonost no desearía saber ya nada más. Para los hombres, son aves eran peligrosas.  Al igual que las sirenas en la mitología griega, la voz de los sirins es tan dulce que los que la oyen lo olvidan todo, los siguen, y mueren. Curiosamente, a partir de los siglos XVII-XVIII los Sirins son tomados como símbolos de la armonía del mundo. Solamente la personas realmente felices podían oírlos, y muy pocas personas verlos, porque eran tan rápidos y difíciles de atrapar como la felicidad humana. Alkonost viene de Alcíone, quien en la mitología griega es transformada por los dioses en un Martín pescador, especie en la que tanto el macho como la hembra se reparten las tareas de incubación.

Banksy, por su parte, nos muestra a dos policías besándose. Su obra irrumpe, trasgrede, revela, sacude, muestra, conmueve. Su arte siempre se acerca peligrosamente a nuestra relación con el objeto perdido causa de deseo. La sub-versión de Banksy apunta, al igual que el psicoanálisis, a una relación al objeto que no es de intercambio mercantil pero que hace lazo.
Vasnetsov ilustraba cuentos, Banksy grafitea paredes. Como nos señaló una vez Lacan, en su materia, el artista siempre le lleva la delantera… El artista, embrolla.

Ruth Hernández Boscán
NEL Caracas



Gays Cops Kissing
Banksy (2004)

Comité organizador BORDES:
Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández

Ver más en: 

18 de julio de 2013

Reseña de presentación a cielo abierto del cartel "La formación del analista en la Escuela"

La noche del miércoles 10 de julio los integrantes del cartel “La formación del analista en la Escuela” presentaron a cielo abierto breves avances de sus producciones tras un primer año de trabajo.

Carlos Flores Galindo inició la noche con su sujeto de cartel “Devenir en analista practicante: De cómo el análisis y la investigación en el cartel confluyen y permiten encontrar algo nuevo”. Fue un lapsus calami el que le permitió pasar del no querer saber -enmascarado en una búsqueda obsesiva de saber- al privilegio de la posición analizante como pilar de la formación. Concluyó: “se trata de sostener mi propio análisis”.

Luego, Hugo Lock guiado por su pregunta “¿Cómo el deseo se dirige a la formación?” hizo un recorrido donde sus propios impasses -enfrentarse a la idealización del “ser” del analista- lo llevaron a hablar de la falta singular que causa el deseo de saber en el analizante y que lo empuja a la formación. Hugo abrió una pregunta interesante: “¿en qué momento un sujeto inicia su formación?”.

Terminando con el primer bloque, José Miguel Ríos jugó con el equívoco de su pregunta “¿qué hace (a) un analista?” que apuntaría a una respuesta entre la función y la identidad. Subrayó que el analista lo es por ser el objeto del analizante al introducir una hiancia que aloja dicho objeto. Y desarrolló el privilegio de la palabra en el psicoanálisis, palabra que media entre el sujeto y su goce.

Tras un breve refrigerio, Darío Calderón inició el segundo bloque desarrollando “¿Qué hay del analizante que desea asumir la función de analista?” a partir de los efectos suscitados por el análisis personal, el control y la inmersión en la Escuela, en el ser del analizante y su práctica clínica. Si bien la producción del analista alcanza su límite al llegar al final de análisis y decidir hacer el pase, su formación es interminable e indesligable de la Escuela.

Después, Mackling Limache hizo una división. Por un lado saber, libido, síntoma y trabajo, y por otro, sujeto, Escuela, cartel y análisis, todos unidos bajo su sujeto de cartel: “Devenir analista: la Escuela y sus efectos de formación”. Para Mackling, primero hay un lazo transferencial con la Escuela -transferencia de trabajo- evidente en los efectos que produce en el Sujeto y basado en un análisis que permita y aloje el deseo del analista. Por ello la formación es no sin analista.

Finalmente, María Hortensia Cárdenas, más-uno del cartel, desarrolló su sujeto “El pase y la Escueladesde el impasse en la NEL de la falta del dispositivo. La Escuela es anterior al pase, pero son las enseñanzas de éste las que producen el saber que mueve al grupo analítico. A partir de la última enseñanza, el deseo del analista se redefine como dar lugar a lo singular y el pase como la “captura” de dicho singular, donde se producen resonancias y reacomodos del goce.

Tras las exposiciones, los asistentes colaboraron con sus preguntas y comentarios. Se señaló que los trabajos partían de impasses, lapsus y equívocos, y que los cartelizantes estaban movidos por su interés en la formación y el devenir analistas. Asimismo, se discutió acerca de la implicación del sujeto en su producción y de cómo dinamizar este proceso para autorizarse a decir algo propio.


Elaborado por: Darío Calderón


17 de julio de 2013

Boletín Bordes 1

"Rehab"
Mith Griffiths


BORDES
No. 1
15 de abril de 2013


Boletín de la NEL hacia el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana
XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano

HABLAR CON EL CUERPO
LAS CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACIÓN DE LO REAL
Buenos Aires, 22 y 23 de noviembre de 2013


"Dos cuerpos" de Octavio Paz

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces dos olas 
y la noche es océano. 

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces dos piedras 
y la noche desierto. 

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces raíces 
en la noche enlazadas. 

Dos cuerpos frente a frente 
son a veces navajas 
y la noche relámpago. 

Dos cuerpos frente a frente 
son dos astros que caen 
en un cielo vacío.
Editorial
No conseguir el nombre de la pintura que ilustra este 1 boletín. Sabemos que es de Mitch Griffiths. En realidad, no. Escribimos Mith por Mitch. Error simbólico de Google. Significante cizallado en la red. Buscar en ese espacio en las nubes, que de virtual se vuelve real. Real en tanto fragmento. Fragmento de ese algo sin ley que se nos escapa. Entonces las normas, las intervenciones, las clasificaciones. Pero el lapsus virtual: Mith por Mitch. El mito por el nombre. El psicoanálisis se ha servido del mito para nombrar. El arte también, y Griffiths denuncia, ataca el mito para convertirlo en una suerte de Cristo intervenido, un Cristo en rehabilitación. Cristo que danza bajo la mirada acuciosa de una ciencia que ciega con ese “polvo que se levanta como un rey amarillo y todo lo descuaja y danza solitario y se derrumba” al decir de Octavio Paz.

Mitch Griffiths (1971) refleja la contemporaneidad a través de las técnicas del pasado entremezcladas de arte de calle, para colocar un espejo frente a uno de los malestares de la cultura. Tierra prometida es la serie… El problema es que no todos los que vagaron en el desierto, pudieron entrar en esa tierra leche y miel. Se quedaron vagando al otro lado, en el desierto del sin sentido

Nada más acorde con esto que el trabajo de nuestro colega José Fernando Velásquez para dar cuenta del entorno que vive hoy el cuerpo que habla, ajustado a un real sin ley, que conmociona al “animal consumidor” con nuevos síntomas, aún por conocer…

Johnny Gavlovski E.

Sobre el debate filosófico – científico entorno al cuerpo que habla.
José Fernando Velásquez
NEL Medellín

Recientemente Barack Obama anunció que su gobierno invertirá más de 3 mil millones de dólares en la próxima década en el proyecto que busca mapear a escala celular la actividad del cerebro. El propósito del proyecto es entender a fondo“las causas de las acciones humanas y, desde luego, conquistar el premio gordo de la neurociencia: comprender la conciencia” [1].
La reflexión sobre las manifestaciones corporales que se implican en las acciones de un ser humano encuentra inmediatamente una referencia a la ciencia neurológica. No hay nada más natural para un ser humano que su cuerpo y sus realidades por crecimiento, enfermedad, sexualidad o muerte. El debate filosófico sobre el cuerpo y lo llamado “mental” puede plantearse como una pregunta: ¿cómo es posible explicar los fenómenos psíquicos o subjetivos a partir de estados y acontecimientos corporales? 
Varias han sido las escuelas de pensamiento en este punto: uno de los fundamentos es Descartes quien concibió lo mental como una entidad cuya naturaleza es el pensamiento y todo lo demás para él es sustancia material. Este dualismo material es lo que Gilbert Ryle denunció como “El dogma del fantasma en la máquina”: el alma o la mente inmaterial (el fantasma) que vive en el cuerpo, controla los mandos del cuerpo material (la máquina) [2]. Contrario a la posición dualista de Descartes, la mayor parte de la ciencia contemporánea ha optado por una explicación monista: el fisicalismo insiste en que también la mente, las ideas y los afectos o emociones deben inscribirse en el ámbito de lo físico, afirmando que los fenómenos psíquicos son idénticos a los hechos y a los procesos cerebrales, y creen así arrebatar a la filosofía su dominio especulativo sobre la conciencia del hombre. El sistema nervioso se interpreta como si fuese un sistema computacional complejo que transforma información en estados bioquímicos y celulares, la que a su vez altera el sistema produciendo neurotransmisores y nuevas proteínas, y también modificando los estados funcionales como el sueño, la ansiedad, el ánimo. Esta corriente ha llegado a la especulación como la de suponer que los seres humanos podemos ser mejorados de manera artificial, dejando de lado la educación y el soporte social. También se llega al reduccionismo como aquel al que nos tienen acostumbrados ciertos científicos a los que se les da lugar en titulares de prensa como “Tenemos la felicidad programada en el ADN” [3], “Se descubrió el gen de la pereza”, o “El homosexual nace”. Parecen nociones ingenuas que se difunden y se ponen a circular en el discurso social aumentando la consideración biologista de la naturaleza humana, mientras que algunos entusiastas tratan de encontrar en alguna parte del cerebro, el lugar de la conciencia.
Spinoza por su parte sostuvo que el dualismo se refiere no a las sustancias sino a las propiedades: a un mismo sujeto pueden atribuírsele propiedades mentales y físicas, pero estos atributos son diferentes y los términos para analizarlos no son intercambiables. Esta es la base del humanismo. Lo que se resalta es el carácter subjetivo de una experiencia, el “modo” determinado para que ese individuo, diferente a otro, subjetive una situación dada. Damos por sentado que otros disfrutan de una vida interior de pensamientos, afectos y satisfacciones muy parecidos a los nuestros, pero dos personas pueden reaccionar o experimentar de manera singular una misma percepción. Un ejemplo de ello es lo estético: cada ser hablante, a su modo, tiene acciones determinadas por una concepción estética singular. Lo emocional se acomoda a parámetros que también están más allá del modelo genético o neuronal. Los humanistas, como los positivistas también caen en el extremo de considerar que además de nuestra “naturaleza natural”, tenemos una “naturaleza sobrenatural” [4].
Al debate filosófico contemporáneo se sumó Alan Turing, el padre de la informática, y otros defensores de la Inteligencia Artificial, quienes sostienen la tesis de que la tecnología se puede volver autónoma, de que las computadoras debidamente programadas desarrollan una forma de mentalidad inteligente que a su vez genera su propia realidad, tal y como nos lo recreó la película The Matrix. Otros por el contrario, como John Searle consideran que por más sofisticada que sea una computadora ella no deja de ser un manipulador de signos esencialmente sintáctico, pero no puede comprender la dimensión semántica. En esta perspectiva del debate nos preguntamos en forma especulativa: ¿en la Matriz, dónde queda el cuerpo pulsional, qué lugar para el acontecimiento sintomático?
El contexto social contemporáneo es particularmente similar al descrito en “The Matrix”: el mercado emite sus cantos de sirena y el sujeto queda atrapado en la fatalidad. Cualquier experiencia, sentimiento, emoción, pertenencia, tiene un precio que alguien hoy está dispuesto a pagar; la evolución nos ha conducido a ser el “animal consumidor compulsivo” y por el mecanismo de selección natural, los individuos que son más consumidores serán aquellos capaces de pasar más genes a la siguiente generación en detrimento de otros menos eficaces.
A medida que más nos adentramos en ese real sin ley, lo que observamos es que surgen nuevos síntomas en ese “animal consumidor”, síntomas que parecieran no poder ser interpretados por el mismo sujeto. Lo que vemos es que en muchos casos contemporáneos, el síntoma no es un síntoma propio, sino de Otro. El síntoma acontece no en la Matriz sino que los sujetos prestan sus cuerpos para que el síntoma de la Matriz se inscriba en ellos.  Los cuerpos del maltrato, los cuerpos de las sobredosis, los cuerpos expuestos al riesgo, los cuerpos del síntoma que no habla como las fibromialgias, los cuerpos consumidores de medicamentos sin los cuales están literalmente condenados a la incapacidad, etc.
Nuestra participación en este debate se orientará por una pregunta: ¿Cómo estas consideraciones se ven re-direccionadas a partir del concepto psicoanalítico del goce del llamado parlêtre?




[1] Revista Arcadia. No. 90. 15 de marzo al 11 de abril de 2013. Bogotá. Semana S. A. pág. 12.
[2] Dupré, B. “50 cosas que hay que saber sobre filosofía”. Madrid, Ariel, 2010. Pág. 33.
[3] El Tiempo el 23 de febrero de 2013
[4] Botero, J. “Nuestra naturaleza”. Revista Arcadia. No. 90. 15 de marzo al 11 de abril de 2013. Bogotá. Semana S. A. pág. 18-19.

[5] Miller, Jacques-Alain. Curso de Orientación Lacaniana “Piezas Sueltas”. Clase III  1 de Diciembre del 2004, Inédito. 


Comentarios de Mónica Febres-Cordero de Espinel, y de Fernando Gómez Smith en la siguiente dirección:

Comité organizador BORDES:
Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández

Cómo conviene escuchar y qué hacer semblar para sinthomatizar a un parletre psicótico -Extracto


José Fernando Velásquez

Frente al psicótico, desde cualquier disciplina, se tiene el intento automático de querer abordarlo desde la terapéutica. Es fácil caer en intervenciones que toman como fundamento de su trabajo lo adaptativo del sujeto de la necesidad. Se han propuesto métodos de abordaje que asumen que la locura es un déficit, un trastorno cognitivo de base orgánica o psicogenética y que, para tratarlo, se hace necesario realizar un inventario de situaciones de la relación con el entorno, identificar las aptitudes y discapacidades del individuo, identificar las situaciones que puedan ser modificadas. Por esta vía se llega a la psicologización (intentando con modelos de estimulación adecuados y oportunos, fortificar o rectificar al Yo); a una “pedagogía” con la formulación de una enseñanza especial, (como la propuesta por Itard al llamado “el salvaje de l’Aveyron”); y a la medicalización, (por medio de la neurologización y el uso de medicaciones). Ello conduce a un reforzamiento de la condición de objeto, sí el psicoanálisis falta a la cita para implicarlo como sujeto.
En Lacan encuentro una enseñanza sobre lo conveniente en la clínica con los psicóticos. Él se separa de la clínica psiquiátrica, pero de ella conserva ese sentido investigativo del cual hace uso para llamarnos la atención y hacer, con precisión, una clínica diferencial entre fenómenos neuróticos y psicóticos; para ubicar la importancia del desencadenamiento, de la estabilización, dentro de la transferencia y fuera de la transferencia; para trabajar con la psicosis en el niño; para arriesgarse a la clínica de los inclasificables; para encontrar las distintas funciones del síntoma, y para asumir una ética frente al trabajo de acompañamiento e intervención con el sujeto psicótico.


Seminario “Lo que el autismo nos enseña respecto a la clínica de hoy y el tiempo en que vivimos”


16 de julio de 2013

Alegoría del amor y del tiempo

PIPOL NEWS 61
Alegoría del Amor y del Tiempo
Miquel Bassols

Pipol 6 ha marcado un nuevo giro en la serie Pipol. Esta vez el giro se ha hecho especialmente presente en el desplazamiento del tema que se fue produciendo durante el tiempo previo al Congreso: desde “El caso, la institución, y mi experiencia del psicoanálisis”, hacia “Después del Edipo las mujeres se conjugan en futuro”. Gil Caroz fue marcando las escansiones de este desplazamiento de manera tan oportuna como precisa hasta el momento Pipol 6 de este pasado fin de semana. 

¿De qué se ha tratado en realidad en este desplazamiento y en estas escansiones? De varios registros, y muy especialmente del lugar que la propia experiencia analítica ha tenido y sigue teniendo en la posición de cada analista, en el uso que éste hace de la transferencia en cada análisis que conduce, también en el modo en que sitúa los efectos que cada caso produce en él. Pero, tal como señaló Jacques-Alain Miller en una de las sesiones plenarias, tenemos razones para preguntarnos “qué diferencia esta manera de exponer el propio análisis en provecho de un caso, de lo que se practica en el psicoanálisis bajo el nombre de contra-transferencia”. La contra-transferencia, —esa “impropiedad conceptual” al decir de Jacques Lacan en “La dirección de la cura…”—, es en efecto el modo en que el analista queda empantanado en la experiencia con la reciprocidad de los afectos, de las pasiones y de los caprichos del Yo, de sus prejuicios en definitiva, todo ello en una dimisión del deseo del analista, deseo que va precisamente a contracorriente de esta inercia, deseo que se supone que ha podido atravesar los velos recíprocos de los afectos. Es el riesgo que corre cada vez que el analista habla como sujeto de una experiencia en la que nunca está como sujeto sino en función de objeto. Para hacerlo sólo tiene una salida que es en realidad una entrada indicada en la continuación del comentario citado por Jacques-Alain Miller: “para alcanzar lo real, el analista debe ir hasta el fondo en el registro de la estructura, no en el sentido de sus caprichos”. 

El registro de la estructura no es otro que el deseo mismo puesto en acto como interpretación. Y de esta puesta en acto no hay sujeto previo ni posterior que pueda decir “Yo”, sólo sus efectos en un sujeto que no puede situarse ya de manera recíproca al Otro en la transferencia. Es lo que Lacan pudo deducir al afirmar: “no hay transferencia de la transferencia”, del mismo modo que no hay “lo verdadero acerca de lo verdadero” (ver su “Reseña de enseñanza” de “El acto psicoanalítico”). Lo que podría dejar al analista en una posición más bien incómoda, o también a veces de buscada y beneficiosa ambigüedad, si no fuera porque él mismo debe haber hecho la experiencia de los engaños del amor de transferencia, en lo que muy bien debemos situar como un uso de la transferencia después del Edipo. Es decir, un uso del amor de transferencia que no dependa del Nombre del Padre como supuesto Otro del Otro, principio de la impropiedad conceptual de la contra-transferencia. Este nuevo uso lo sitúa —la observación volvió varias veces en el transcurso del Congreso— en una posición más bien femenina.

¿Pero no es eso también lo que descubrimos, como una carta demasiado a la vista de todos, en la preciosa portada del Seminario VI de Jacques Lacan sobre “El deseo y su interpretación”? El famoso cuadro del Bronzino (Agnolo di Cosimo), titulado a veces “El triunfo de Venus”, a veces “Alegoría del amor y del tiempo”, sigue guardando ese enigma, entre incómodo y ambiguo, de la posición femenina en el amor. Y lo sigue guardando a pesar de —o más bien, como señaló el propio Jacques-Alain Miller, precisamente por— ilustrar el desvelamiento mismo de la interpretación. El biógrafo del Bronzino lo describe del siguiente modo:“Ha hecho una pintura de singular belleza que ha sido enviada al rey Francisco de Francia; en ella se ve a Venus desnuda con Cupido besándola; y en el otro lado el Placer y el Juego con varios Amores; en el otro, el Fraude, los Celos y otras pasiones del Amor". Cada personaje del cuadro, máscaras incluidas, muestra algún rasgo de equívoca ambigüedad sabiamente dosificado por el pintor: el propio Cupido con su cuerpo entre masculino y femenino, evocando a la vez un incesto con su madre Venus. O el gesto de cada uno a escondidas del otro: Cupido intentando quitarle la diadema a Venus, Venus la flecha del amor —o del odio— a Cupido. Y así con cada una de las otras figuras, tal como van desfilando en el precioso comentario que Erwin Panofsky hizo del cuadro. 

En el juego de judo que el amor mantiene con el goce, donde no hay ya reciprocidad posible del sujeto con el Otro, es la interpretación, encarnada en el cuadro por el gesto del Tiempo manteniendo el velo levantado sobre la escena, la que decide el lugar del objeto en la estructura. Y es un lugar siempre marcado por la posición femenina, tan Otra para sí misma como imposible de hacerse recíproca para nadie.   


Barcelona, 10 de julio de 2013


10 de julio de 2013

La excomuni(caci)ón de Lacan

Elida Ganoza

Nos ubicamos en  París, fines de 1946, la segunda guerra mundial ha terminado y la Sociedad Psicoanalítica de París, fundada en 1926, -filial de la International Psychoanalitic Association, IPA-, tiene suficiente fuerza para retomar sus actividades. En 1947, Sacha Nacht ocupa la presidencia, confirmado en sus funciones cada año.

Jacques Lacan, que había llegado a esta Sociedad en 1934 como miembro activo, ha logrado un lugar preeminente distinguiéndose por sus trabajos como El estadio del espejo(1) y La familia. En este contexto, la Sociedad se ve en la necesidad de crear un instituto encargado de la enseñanza del psicoanálisis. De este modo, encontramos a Lacan en 1948 como el responsable de la Comisión de Enseñanza y es el autor del  reglamento y la doctrina que regirá al Instituto, introduciendo algunas innovaciones que tienen vigencia hasta la actualidad. En 1952, Lacan, según la impresión general, se impone para suceder a Nacht, pero la Asamblea de la Sociedad decide prorrogar un año más el mandato de éste  por ser considerado un talentoso organizador.

Es precisamente  el 17 de junio de 1952 que se inicia una crisis en torno a la creación del Instituto de Psicoanálisis, que durará un año. Durante ese lapso ocurren ciertos acontecimientos en los que se encuentra involucrado Nacht. Precisamente es él quien logra que la Sociedad designe como secretarios científicos del Instituto a Levobici y Bénassy, secretario administrativo a Sauguet y a él mismo como director por cinco años. Los miembros titulares, entre ellos Daniel Lagache y Marie Bonaparte, cuestionan la posición de Nacht en el Instituto, por lo que éste renuncia a la dirección junto con sus partidarios. Lacan es elegido director del instituto en diciembre, declarando que ocupará esta función sólo a título transitorio y anuncia que intentará una mediación. Es a fines de 1952 que los partidarios de Nacht promueven la idea de una escisión.

Seguidamente, Lacan es elegido el 20 de enero de 1953, presidente de la Sociedad Psicoanalítica de París. Pero al mismo tiempo Nacht recupera la dirección del Instituto. Los estudiantes del Instituto protestan por los nuevos compromisos que se les exigen y circulan rumores de la discordia entre los maestros.

Lacan es acusado por el Dr. Cénac, el 2 de junio, en una sesión administrativa de la Sociedad, de incitar a los alumnos contra los maestros y de deshonrarla, reclamando la suspensión de su mandato presidencial. El 16 de junio de 1953 Lacan abandona su mandato por habérsele retirado la confianza y dimiten varios psicoanalistas con él, lo que conduce a la escisión que inaugura el debate.

La Sociedad Psicoanalítica de París se divide en dos: la Sociedad Psicoanalítica de París y la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Ésta última, conformada por el grupo de Lacan, demanda a la Asociación Internacional su reconocimiento. Éste se solicita a la IPA desde 1953 y durante once años  persistirán en su solicitud.

Jacques Lacan es informado el 6 de Julio de 1953 por el secretario general de la IPA que no podrá hacer uso de la palabra en el  XVIII° Congreso que se realizará el 26 de Julio del mismo año en Londres, por considerar que al renunciar a ser miembro de la SPP también ha perdido su calidad de miembro de la Asociación Internacional. Los psicoanalistas Balint y Lowenstein abogan por Lacan y Lagache; pero la Asamblea de Londres se subordina al Ejecutivo Central conducido por Heinz Hartmann, Marie Bonaparte y Anna Freud,  negándoseles la posibilidad de intervenir en la Asamblea.

La enseñanza de Lacan desde 1953 cuestiona de forma radical la política planteada por la Asociación Psicoanalítica Internacional respecto de la formación de los psicoanalistas. Esta es la razón por la que propone un retorno a Freud, conclusión a la que arriba como resultado de su propia experiencia.

Frente a una práctica psicoanalítica cuyos fundamentos la aproximaban cada vez más a la ideología americana, que colocaba al yo y sus poderes en un pedestal, Lacan hace una crítica y una advertencia sobre los desvíos teóricos y técnicos. Sustenta su argumentación demostrando cómo los análisis de la época han abandono el fundamento de la palabra, y plantea una definición de la dirección de la cura que apunta a restituir al descubrimiento del inconsciente, a la invención del método psicoanalítico, “el filo cortante de su verdad”.

Propugna una clínica freudiana que tome en cuenta lo aprendido en el dispositivo mismo, la transferencia y la función del analista,  y se opone a que el psicoanalista, en  su clínica, se proponga como objeto de identificación o pantalla de proyección frente a sus analizantes.

Plantea la modificación de un standard, cuestión ésta que va más allá de introducir e instaurar las sesiones cortas. Se trata de que la duración de las sesiones se apoye en el tiempo lógico del inconsciente con el objeto de dar lugar a lo imprevisto, en lugar de aplastar o reducir la eficacia de lo nuevo en la tiranía del tiempo cronológico. Actuar, no según el tiempo marcado por un  reloj, sino guiado por la causación de lo inconsciente, para mostrarlo allí donde surge, un instante antes de su desaparición. Para Lacan, el psicoanalista es responsable de la eficacia del decir del analizante en las sesiones; el  parloteo anecdótico, vacío de los analizantes no tiene por qué entrar en el desarrollo de la sesión. Precisando que la elaboración de lo que surge en las sesiones, -el tiempo de comprender- no debe incluirse dentro de ellas. La duración de una sesión ha de ir del instante en que se visualiza el problema –instante de la mirada- al momento en que se llega a una conclusión, momento de concluir. Para Lacan el tiempo de comprender tiene lugar fuera de la sesión. Esta crítica se ve plasmada en tres artículos que escribió durante esa época: "Variantes de la cura-tipo" en 1955, "Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista” en 1956 y "El psicoanálisis y su enseñanza" en 1957.

En 1961 se crea un Comité Internacional de la IPA, cuyo responsable es el Dr. Turquet, que debía evaluar las actividades de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis y dictaminar si estaba en condiciones de ser reconocida o no. Ese mismo año hay un Congreso de la IPA en Edimburgo del cual Lacan, junto con Lagache, Dolto, Perrier y otros, esperan una respuesta. La Comisión rechaza su solicitud de afiliación, posterga la evaluación para dos años después y formula una serie de exigencias a las que la SFP tendrá que atenerse, que se conocen como "Las recomendaciones de Edimburgo".

En la evaluación de 1963 esta misma comisión le indica a Lacan que no han cumplido con las exigencias planteadas a su grupo, especialmente en lo que concierne al encuadre, la frecuencia  de cuatro sesiones semanales y a la duración como mínimo de 45 minutos por sesión. Se les ha prohibido que los alumnos presencien las clases de sus analistas además de solicitar que Do1to y Lacan queden fuera del sistema de formación de analistas y que no se les remitan casos de análisis, didácticos o controles.

Se acerca el XXIII° Congreso Internacional de Psicoanálisis en Estocolmo del 31 de julio 1963, el clima al interior de la SFP augura una escisión interna,  se perfilan dos posiciones, unos asumen que para obtener el reconocimiento de la IPA deben cumplir a como de lugar las recomendaciones de Edimburgo, lo que implica aceptar que Lacan y Dolto estén fuera del programa de formación y de los análisis didácticos. Pero otros opinan que su destino no depende de ese reconocimiento.

Lacan y sus seguidores avizoran exigencias inaceptables. El grupo pro IPA le pide a Leclaire - uno de los disidentes- que reconduzca la Sociedad hacia una verdadera asociación psicoanalítica, es decir, que cumpla las indicaciones de la Internacional. Se emite el segundo informe del Consejo, donde el doctor Turquet enuncia: “Es difícil saber lo que ocurre en la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Lo que domina, a los ojos del Comité Asesor, es el problema Lacan. Es un problema que incluso desborda los asuntos internos de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis para integrarse en la cuestión del desarrollo del psicoanálisis en Francia. El hecho de que Lacan sea inaceptable para la IPA no parece haber sido cabalmente captado por el Secretariado de la Asociación Francesa de Psicoanálisis. Conviene saber que debe ser excluido de toda actividad concerniente a la enseñanza, y esto, para siempre (...)".(2)

El 2 de agosto de 1963 se pronuncia el Ejecutivo Central de la IPA. El punto 4 de su directiva al Grupo de Estudios SFP dice: “[Se] considera que el doctor Lacan no puede seguir figurando durante mucho tiempo más entre los analistas didactas del Grupo de Estudios y que la recomendación de Edimburgo según la cual progresivamente debía ser apartado de la formación tiene que ser precisada y aplicada rigurosamente (...). (3)

En el punto 6 de la misma directiva se lee: Las siguientes medidas son indispensables para que se mantenga el reconocimiento del Grupo de Estudios: a) Todos los miembros, miembros asociados, practicantes y candidatos de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis deben hallarse informados de que, en lo sucesivo, el doctor Lacan no es reconocido como analista didacta. Esta notificación debe hacerse efectiva el 31 de octubre de 1963 a más tardar. b) Se ruega a todos los candidatos en formación con el doctor Lacan que informen a la Comisión de Estudios si desean o no proseguir su formación, entendiéndose que se les exigirá un fragmento complementario de análisis didáctico con un analista autorizado por la Comisión de Estudios. Esta notificación deberá hacerse efectiva el 31 de diciembre de 1963 a más tardar”. (4)

En la Asamblea de miembros de la IPA en el congreso de Estocolmo se presenta una moción de orden en la cual se solicita de que Lacan sea borrado de la lista de didactas, la firman Juliette Favez-Boutonnier, Daniel Lagache, quienes habían sido cofundadores de la Sociedad con Lacan, Granoff (un alumno de Lacan), y G. Favez.

En la Asamblea del 19 de noviembre se vota mayoritariamente la exclusión de Lacan de la lista de los didactas. Su pensamiento, su acción personal, y especialmente su práctica analítica, fueron el pretexto para su exclusión  definitiva de la Sociedad.

La noche anterior al inicio de su seminario “Los Nombres del Padre”, Lacan recibe la noticia de que la Asamblea votó borrarlo de la lista. Al día siguiente, 20 de noviembre, ofrece la única lección que pronunciará de este seminario. Se pone así punto final a esta triste etapa.

La trayectoria de Jacques Lacan fue ejemplar en la medida que, con su enseñanza y con sus actos, transmitió que su elección fue siempre por el psicoanálisis, aunque eso representara ir en contra de los psicoanalistas, que en su opinión mantenían un grado de desdén o de desconocimiento para con su instrumento, la palabra. Él trató por todos los medios de valorizarla y devolverle su dignidad.

El 15 de enero de 1964 marca el inicio de una nueva época en la enseñanza de Lacan. Retoma su enseñanza en la Escuela Normal Superior, a donde lo lleva Althusser apoyado por Claude Lévi-Strauss. Lacan agradece que le hayan brindado lugar con estas muy sentidas palabras: “...Y de nobleza se trata, precisamente, cuando el asunto es dar acogida a alguien en mi posición: la de un refugiado". (5)

Con la enseñanza del Seminario 11, “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis”, Lacan establece una ruptura, un cambio de perspectiva, es el comienzo de la elaboración propiamente lacaniana, como afirma Jacques-Alain Miller en su libro El Banquete de los analistas.


Como de historia se trata, conviene tener presente que el título del primer capítulo del Seminario 11 se titula “La excomunión”, precisamente debido a que Lacan ya sobrepuesto de los acontecimientos vividos, testimonia a sus alumnos haber sido objeto de una censura nada ordinaria, el Comité Ejecutivo de la IPA proscribe su enseñanza e impide la posibilidad que pueda habilitar a otro como psicoanalista, además de ello, su separación definitiva, para siempre, es la condición necesaria para que la SFP pueda ser afiliada a la IPA y dice: Se trata pues de algo en todo comparable a lo que en otros sitios se llama excomunión mayor. Con la salvedad de que ésta, en los sitios en que se emplea este término, no se pronuncia jamás sin posibilidad de remisión. (6) Y Lacan recuerda que únicamente existe en esta forma en una comunidad religiosa,  conocida como o llamada la sinagoga y que la padeció Spinoza en 1656. Él fue objeto del Kherem, excomunión mayor, aplicándosele luego  la condición de la imposibilidad de regreso como ahora lo han hecho con él.

Lacan no deja pasar la ocasión en ese momento para expresar que durante dos años había estado en la posición de saber que lo estaban negociando aunque afirma que ser negociado no es una situación insólita para un sujeto humano. Pero agrega algo más: "La situación, no tenía pues, a este respecto, nada de excepcional, si se descarta que el hecho de ser negociado por colegas, y hasta por alumnos, como los llamé antes, recibe a veces, visto desde afuera, otro nombre". (7) Lacan se reserva este nombre pero es evidente que la palabra "traición" flota en el ambiente.

Como nos dice Graciela Brodsky, Lacan se indica a sí mismo como desecho del movimiento psicoanalítico. Él de quien se decía ante la comunidad analítica era el amo, no era otra cosa que un desecho. (8) Vamos a ver luego cómo Lacan desdramatiza su excomunión y logra dar una vuelta de tuerca a su lugar de desecho del movimiento psicoanalítico al mostrar que lo que estaba en juego  no era su propia persona sino el rechazo del concepto.

El lugar del desecho es lo propio del analista: él ocupa el lugar del objeto a, aquel que causa el deseo y produce al sujeto del inconsciente, al mismo tiempo que instala el dispositivo inherente a la transferencia analítica: el Sujeto Supuesto al Saber. El sujeto que puede saber acerca de las causas de su deseo. Esto quiere decir que el analista no está allí como sujeto de su propio inconsciente, en consecuencia, no fomenta la identificación ni responde a la demanda del analizante en la transferencia. Por el contrario, el análisis culminará cuando el analista se haya convertido en este objeto que ya no es necesario. A eso se dispone el psicoanalista.

Desde otra perspectiva, la propia noción de objeto a -Lacan dirá que es su verdadero aporte al psicoanálisis- en el movimiento psicoanalítico, tendrá un lugar análogo: ser el agente de la elaboración provocada; por eso dirá: “hagan como yo, no me imiten”.

El 21 de junio del mismo año (1964), durante El seminario 11, Lacan funda la Escuela Freudiana de París: "Fundo, tan solo como lo he estado siempre en relación a la causa analítica"; son sus primeras palabras del Acto de Fundación. Más allá de la tristeza que se percibe, esta frase nos da una primera respuesta a la cuestión de la garantía y del reconocimiento del psicoanalista. Plantea los principios de la Escuela donde el trabajo del propio análisis es lo que proporciona al psicoanalista las razones de su acto. Lo que le importa a Lacan  transmitir es que el psicoanalista, aun cuando se agrupe, está solo, solo en el acto de su práctica, así como en el acto que lo conduce a adherirse a una institución psicoanalítica. Está solo como lo estuvo a lo largo de su propio análisis. La formación del psicoanalista debe ser tomada a cargo por la Escuela. La dirección y funcionamiento de ésta no implican jerarquía alguna. Quiere dejar en claro que no se producen psicoanalistas por una operación institucional o por una adhesión a una ideología sino por el único camino posible, el recorrido de un análisis personal.

Este Acto de Fundación se reafirma e1 9 de octubre de 1967. El proceso que empieza en el 1953 termina en dos tiempos: con la fundación de la Escuela en el 1964 y con la Proposición del 9 de octubre en el 1967, donde Lacan propone a su Escuela el dispositivo del pase, que es un procedimiento mediante el cual el psicoanalista que ha terminado su análisis y se ha instalado en ese lugar viene a elaborar con otro las razones de su instalación.

Es un hecho que la historia continua y en 1980,  será el propio Lacan quien disuelva la Escuela Freudiana de París para evitar que se constituya como grupo consolidado institucionalmente, denunciando su anquilosamiento. Se crea entonces la Escuela de la Causa Freudiana que dura hasta nuestros días.

Es necesario remarcar que la Escuela es el nombre que Lacan eligió  al decir de J.A. Miller para su banquete de los analistas. Fue una salida histórica para el movimiento psicoanalítico, diferenciándola de la Sociedad al invitar a los no analistas a formar parte de ella en su interior. Esta salida pone de relieve que la Escuela no es para los especialistas. Crea un conjunto donde se encuentran analistas y no analistas.

Hoy en día la enseñanza de Lacan está en el lugar que merece, brilla con luz propia dando cuenta de sus fundamentos y sus alcances clínicos. Es una propuesta seria y reconocida aun por aquellos que en su momento la rechazaron.

Esta es una historia que merecía ser contada.


1 Fue el primer aporte oficial de Lacan  a la teoría psicoanalítica. Cuando propuso el concepto ante el  XIV° Congreso Internacional  de Psicoanálisis en Marienbad en 1936, este trabajo original no se publicó. Pero en 1949 se presentó en el XVI° Congreso Internacional de Psicoanálisis en Zurich con el título de: “El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”.
2 Miller, JA. El informe Turquet. Extractos del informe redactado por el Comité Asesor para el Ejecutivo Central de la IPA, 19 de Mayo de 1963. En: Escisión, Excomunión, Disolución. Tres momentos en la vida de Jacques Lacan. Ediciones Manantial, Buenos Aires 1987, Pág. 140
3 Ibíd., Pág.  171
4 Ibíd., Pág. 171 -172
5 Lacan, Jacques. Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Editorial Paidos, Buenos Aires 1964. Pág. 10
6 Ibíd., Pág. 11
7 Ibíd., Pág. 13
8 Brodsky, Graciela. “Fundamentos. Comentario del Seminario 11. Edita Instituto Clínico de Buenos Aires, Cuadernos del ICBA N° 2. Buenos Aires, Pág. 11