27 de junio de 2014

Relación madre-niño(a). Estrago materno


Relación madre-niño (a). Estrago materno*

A modo de preámbulo: La madre en los tres registros[1]

La madre imaginaria es la matriz de los objetos imaginarios, tal como se evidencia en el conocido relato de San Agustín; aquí se sitúa la frustración.

La madre simbólica es la que encierra el enigma de un deseo que conduce al NP y se resuelve en la metáfora paterna mediante la cual se instala el sentido sexual: ella quiere el falo. Por este artificio, la madre desaparece en tanto que tal y su ausencia se constituye en matriz de un deseo (la madre es el objeto perdido cuya ausencia remite al falo). No obstante, algo permanece como enigma (si no desapareciese, no habría enigma) aspirando a un sentido “real” que la respuesta según el falo no termina de absolver. El juego del Fort Da circunscribe el objeto mediante una estructura que le otorga cierta constancia, pero: “¿Qué pasa si la madre escapa a su rol de símbolo que responde, que entra en este cálculo? Desde que sale del símbolo, cuando no responde a este aparato, a esta regularidad (a esta ficción, esta construcción conceptual), no tiene ya el estatuto simbólico y no se sabe lo que va a hacer. Es diferente cuando se sabe perfectamente que el objeto va a volver y que al Fort va a suceder el Da. Pero si no se lo sabe, ella se transforma en una potencia misteriosa que puede o no dar, que puede o no volver, de modo que sus objetos adquieren otro valor, no valen por ellos mismos sino como signos de amor”[2].
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La madre real es abordada por Lacan en La ética del psicoanálisis, a partir de la noción freudiana de Cosa. La madre ocupa el lugar de Das Ding porque ella es no-toda sujeta a la Ley del deseo y la castración, Otro absoluto que no puede ser resuelto por la cadena de las representaciones y, entonces, extranjero. En este sentido, La Cosa no es el objeto del todo perdido sino que empuja a un reencuentro y la madre tiende a ocupar ese vacío éxtimo. Pero, atención, no es que la madre sea efectivamente La Cosa, sino que ella imaginariza ese lugar situado entre lo simbólico y lo real, como en el caso de la histeria, cuyo rechazo hacia la madre proviene de la consistencia otorgada a la figura del Otro gozador que su madre ocupa. Ello, porque la madre introduce un goce que no es del todo simbolizable. Otro del goce que evidencia que el Otro del significante es inconsistente. Pero no hay Otro del Otro así como la madre no es, tampoco, algún Otro en oposición al Otro del padre.

Esta dimensión real, a la que apuntan principalmente nuestras Jornadas, deja sus marcas en el cuerpo así como en los lazos de amor. También el niño encarna para ella la dimensión real de un goce del que ha sido el fruto. Nada garantiza de antemano el amor y el lugar en el deseo que soportarán lo contingente de su existencia.

Tres ángulos a desbrozar

1.      La relación entre el niño y su madre: El niño es un objeto condensador de goce,  pero “el acento puesto sobre el valor del sustituto fálico del niño… hace olvidar que el niño no divide menos en el sujeto femenino que accede a la función maternal a la madre y a la mujer. El niño no solamente colma, divide”[3]. “La mujer no satisfecha… concentra en ellos [los niños] su necesidad de amor y despierta una prematura madurez sexual”[4].

2.      La distancia entre la mujer y la madre, el empuje a ser madre: El niño puede ser para una mujer una suplencia respecto a ese goce que la hace no-toda, ausente de sí misma. “Se rehúsa la perversión a las mujeres porque la clínica reserva a los hombres  alienar su deseo o encarnar su causa en un objeto fetiche. Eso es no ver que la perversión es de algún modo normal del lado mujer —el amor maternal puede ir hasta la fetichización del objeto infantil—…”[5].

3.      La mujer y su madre, el estrago. Dos citas de Freud, entre otras, hacen de éste un tema ineludible: “… hube de aceptar la posibilidad de que muchas mujeres queden detenidas en la primitiva vinculación con la madre, sin alcanzar jamás una genuina reorientación hacia el hombre”[6], y “llegamos a la convicción de que no es posible comprender a la mujer si no se tiene en cuenta esta fase de la vinculación a la madre, anterior al Complejo de Edipo”[7].

*Marita Hamann (coordinadora), Laura Arciniegas. Mónica Febres Cordero, Luz Elena Gaviria

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Twitter:  @JornadasNELima

25 de junio de 2014

Programa de las VIII Jornadas de la NEL


VIII JORNADAS NEL
VIERNES  24 DE OCTUBRE/2014
9:00

APERTURA - BIENVENIDA

COMISIÓN  EPISTÉMICA Y ORGANIZADORA

9:10
PERFORMANCE - VIDEO

CURADURÍA


9:30

PRESENTACIÓN:
ROSTROS DE LO FEMENINO EN AMÉRICA LATINA

JOSÉ FDO. VELÁSQUEZ

9:50


FEMINIDAD Y AUTORIZACIÓN DEL ANALISTA.

MIQUEL BASSOLS

10:40                                               

                                                             RECESO

11:10


“LO FEMENINO EN LA MUJER Y EN EL SÍNTOMA”






EL GOCE FEMENINO Y LA MUJER HOY:
“LAS DOS CARAS DE EVA”
GRACIELA BRODSKY
MIQUEL BASSOLS


EL OTRO GOCE Y EL SÍNTOMA
MARCUS ANDRÉ VIEIRA
12:40

LO FEMENINO Y EL DISPOSITIVO DE ESCUELA, EL CARTEL

CARTEL
A RITMO PROPIO

13:00
ALMUERZO
15:00
LA POSICIÓN ANALÍTICA

LA POSICIÓN ANALÍTICA ¿ES LA POSICIÓN FEMENINA?



CLARA HOLGUÍN
MARITA HAMANN
HECTOR GALLO

MAURICIO TARRAB
16:00
LO FEMENINO HOY:

LA FEMINIZACIÓN DEL MUNDO.
3 GRUPOS DE INVESTIGACIÓN DE MIEMBROS Y ASOCIADOS DE LA NEL
FERNANDO SCHUTT
JOSÉ FDO. VELÁSQUEZ JIMENA CONTRERAS

EL AUTISMO DEL GOCE VS. LOS FENÓMENOS DE MASA

EL SUPERYÓ DE LA ÉPOCA, ¿ES FEMENINO?

17:00 
   
                                                          RECESO
17:30

LA “ASPIRACIÓN A LA FEMINIDAD” EN LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS.

¿QUÉ ARGUMENTO DE LO FEMENINO LE OFRECEN EL ARTE Y OTRAS DISCIPLINAS, A LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA HOY?


LO FEMENINO Y

LA LITERATURA.
EL CINE.
LA MÚSICA.
LAS ARTES PLÁSTICAS.


MAYRA DE HANZE
JUAN CARLOS UBILLUZ,
ANI BUSTAMANTE,
MARÍA CRISTINA                    GIRALDO.

JOHNNY GAVLOVSKI
18:30


LANZAMIENTOS 

               


BITÁCORA LACANIANA  3
THE WANNABE
RADIO LACAN
LÁTIGO               

MARÍA HORTENSIA CÁRDENAS
CLARA MARÍA HOLGUÍN
MARIA ELENA LORA
RAQUEL CORS
19:00   

                                  FIN DE LA ACTIVIDAD DEL VIERNES

SÁBADO 25 DE OCTUBRE/2014

9:00

MESAS SIMULTÁNEAS

I. EL LAZO SOCIAL CONTEMPORÁNEO Y EL GOCE FEMENINO
I. A. La pareja y la familia

PIEDAD ORTEGA – JOSÉ FERNANDO VELÁSQUEZ

10:00

I. B. Relación madre – hijo
MARITA HAMANN
11:00
I. C. Homosexualidades y otras sexualidades

CLARA HOLGUÍN
12:00
 I. D. Comunidades de goce, nuevas ideologías y nuevas terapias
SUSANA DICKER – JOHNNY GAVLOVSKI
13:00
ALMUERZO

15:00

MESAS SIMULTÁNEAS  

II. LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA SOBRE EL GOCE FEMENINO
II. A. Histeria y obsesión
MARÍA HORTENSIA CÁRDENAS

16:00

II. B. Psicosis
ELIDA GANOZA
17:00

II. C. Síntomas contemporáneos

JUAN FERNANDO PÉREZ – JIMENA CONTRERAS
18:00

II. D. La experiencia contemporánea del análisis

CLAUDIA VELÁSQUEZ - FERNANDO SCHUTT

19:00                                   FIN DE LA ACTIVIDAD DEL SÁBADO

DOMINGO 26 DE OCTUBRE/2014
9:00

CONFERENCIA:
LA MUJER, EL INCONSCIENTE Y LA CIENCIA.


MIQUEL BASSOLS


10:00

EL CONTROL: ¿Por qué aún va Ud. a control?


PIEDAD ORTEGA
JULIETA RAVARD
MÓNICA PELLIZA
FERNANDO GÓMEZ


Coordina:
ALICIA ARENAS

11:10

                                                     RECESO


11:30

PRESENTACIÓN DEL TEMA DEL PRÓXIMO ENAPOL
EL IMPERIO DE LAS IMÁGENES



MERCEDES IGLESIAS   Y   HÉCTOR GALLO

11:50


MESA DEL PASE
LO FEMENINO EN EL FINAL DE ANÁLISIS






TESTIMONIO DE
MARCUS ANDRÉ VIEIRA




MIQUEL BASSOLS
(y VOCERO DEL CARTEL)
13:00

CLAUSURA

PRESIDENTE, C. ORGANIZADORA Y EPISTÉMICA

24 de junio de 2014

Citas de referencia en la obra de Lacan


“Para ese goce de ser no-toda, es decir, que la hace en alguna parte ausente de sí misma, ausente en tanto sujeto, la mujer encontrará el tapón de ese a que será su hijo.”

 Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Barcelona, 1985, p. 47. 

“… la elucubración freudiana del complejo de Edipo, que hace de la mujer pez en el agua, por ser la castración en ella inicial (Freud dixit), contrasta dolorosamente con el hecho del estrago que en la mujer, en la mayoría, es la relación con la madre, de la cual parece esperar como mujer más sustancia que de su padre –lo que no va con su ser segundo en ese estrago.” 

Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 489. 

“Decir que una mujer no es toda es lo que el mito nos indica por ser ella la única cuyo goce sobrepasa a aquel que surge del coito
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Es también por lo cual ella quiere ser reconocida como única [la seule] por la otra parte: no se sabe sino en demasía.

Pero es también donde se capta lo que hay allí que aprender, a saber que si se satisface ahí la exigencia del amor, el goce que se tiene de una mujer la divide, haciendo de su soledad partenaire, mientras que la unión queda en el umbral.

Entonces cómo reconocería el hombre servir mejor a la mujer de la que quiere gozar si no es devolviéndole ese goce suyo que no la hace toda suya: por en ella re-suscitarlo.” 

Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pp. 490-491.
“Sea como sea, si la mujer suscita mi angustia, es en la medida en que quiere mi goce, o sea, gozar de mí. Esto, por la muy simple razón (…) de que no hay deseo realizable que no implique la castración. En la medida en que se trata de goce, o sea, que ella va por mi ser, la mujer sólo puede alcanzarlo castrándome.”

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 196.

“Una mujer demuestra ser superior en el dominio del goce, porque su vínculo con el nudo del deseo es mucho más laxo. La falta, el signo menos con el que está marcada la función fálica para el hombre, y que hace que su vínculo con el objeto deba pasar por la negativación del falto y el complejo de castración –el estatuto del (-φ) en el centro del deseo del hombre–, he aquí algo que no es para la mujer un nudo necesario. 

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 200. 

“En verdad, lo que nos importa es captar el vínculo de la mujer con las posibilidades infinitas o, más bien, indeterminadas del deseo en el campo que se extiende a su alrededor.

Ella se tienta tentando al Otro (…) cualquier cosa le sirve para tentarlo, cualquier objeto, aunque para ella sea superfluo… Es el deseo del otro lo que le interesa.” 

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 207.

“… el masoquismo femenino es un fantasma masculino … En este fantasma, y en relación a la estructura masoquista imaginada en la mujer, es por procuración como el hombre hace que su goce se sostenga mediante algo que es su propia angustia. Es lo que recubre el objeto. En el hombre, el objeto es la condición del deseo. El goce depende de esta cuestión. Ahora bien, el deseo, por su parte, no hace más que cubrir la angustia.

Para la mujer, el deseo del Otro es el medio para que su goce tenga un objeto, si puedo expresarme así, conveniente. Su angustia no es sino ante el deseo del Otro, del que ella no sabe bien, a fin de cuentas, qué es lo que cubre. (…) en el reino del hombre siempre está presente algo de impostura. En el de la mujer, si hay algo que corresponda a esto, es la mascarada.”

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 207-208.

“Don Juan es un sueño femenino (…) se trata de una pura imagen femenina. (…) El prestigio de Don Juan está ligado a la aceptación de dicha impostura. Él está ahí siempre en el lugar de otro. Es, por así decir, el objeto absoluto. Observen que no se dice en absoluto que él inspire deseo. Si se desliza en la cama de las mujeres, está ahí no se sabe cómo. Incluso se puede decir que él mismo tampoco lo tiene. Está en relación al algo frente a lo cual debe cumplir con cierta función. Llámenlo odore di femina y nos llevará lejos. (…) Hay que decirlo, no es un personaje angustiante para la mujer. Cuando sucede que una mujer sitnee que es verdaderamente el objeto en el centro de un deseo, pues bien, créanme, de esto es de lo que en verdad huye.”
Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 209-2010.

Resulta que las mujeres hablan. Habrá quien lo lamente, pero es un hecho. Ella, por lo tanto, también quiere el objeto, e incluso un objeto tal como el que ella no tiene. Esto es ciertamente lo que Freud nos explicó, su reivindicación del pene seguirá vinculada hasta el final a la relación con la madre, o sea, con la demanda. En la mujer, el objeto a se constituye en dependencia respecto a la demanda. Ella sabe muy bien que, en el Edipo, no se trata de ser más fuerte, más deseable que la madre –porque enseguida se da cuenta de que el tiempo está de su lado–, sino de tener el objeto.”

 Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, pp. 218-21

“El –φ es el vacío de la vasija, la misma que define al Homo faber. Mientras que la mujer es primordialmente una tejedora, el hombre, sin duda, el alfarero. Incluso ya sólo por este lado, en la especie humana, tiene fundamento aquel estribillo –como nos dicen, el hilo es para la guja como la chica para el muchacho. Referencia que pretende ser natural. No es tan natural. 

La mujer se presenta, sin duda, con la apariencia de la vasija, y evidentemente es esto lo que engaña al partenaire, al Homo faber en cuestión, el alfarero. Él se imagina que esta vasija puede contener el objeto de su deseo.” 

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 221. 
“Sin el análisis, ¿de qué modo puede la mujer superar su Penisneid, si lo suponemos ahí implícito? Lo conocemos muy bien, es la forma más ordinaria de seducción entre los sexos –es ofrecer al deseo del hombre el objeto de la reivindicación fálica, el objeto de no detumescencia para sostener su deseo, o sea, hacer de sus atributos femeninos los signos de la omnipotencia del hombre.”

Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 287. 
“… una mujer no tiene testimonio de su inserción en la ley, de lo que suple a la relación, más que por el deseo del hombre.” 

Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 65 

“Volverse mujer y preguntarse qué es ser mujer son dos cosas esencialmente diferentes. Diría aún más, se pregunta porque no se llega a serlo y, hasta cierto punto, preguntarse es lo contrario de llegar a serlo. La metafísica de su posición es el rodeo impuesto a la realización subjetiva en la mujer. Su posición es esencialmente problemática y, hasta cierto punto, inasimilable.” 

Lacan, J., El Seminario, Libro 3, Las psicosis, Paidós, Barcelona, 1984, p. 254. 

“No es indiferente que haya partido del texto de La carta robada, porque si esta carta puede, llegado el caso, tener esta función feminizante, es que el mito escrito, Totem y tabú esta hecho exactamente para indicarnos que es impensable decir La mujer. ¿Por qué es impensable? Porque no puede decirse todas las mujeres. No puede decirse todas las mujeres porque esto solo se introduce en este mito en nombre de que el padre posee a todas las mujeres, lo que es manifiestamente el signo de una imposibilidad.” 

Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2009, pp. 98-99.

“La identificación sexual no consiste en creerse hombre o mujer, sino en tener en cuenta que hay mujeres, para el muchacho, que hay hombres, para la muchacha. (…) Para los hombres, la muchacha es el falo, y es lo que los castra. Para las mujeres, el muchacho es la misma cosa, el falo, y esto es lo que las castra también porque ellas solo consiguen un
pene, y que es fallido. (…) Ciertamente es más fácil para el hombre enfrentar cualquier enemigo en el plano de la rivalidad que enfrentar a la mujer, por cuanto ella es el soporte de esta verdad, el soporte del hecho de que hay semblante en la relación del hombre con la mujer.”  

Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2009, pp. 33-34. 

El inconsciente se origina en el hecho de que la histérica no sabe lo que dice cuando, de hecho, algo dice con las palabras que le faltan. El inconsciente es un sedimento de lenguaje. (…)En el extremo opuesto de nuestra práctica está lo real. Se trata de una idea límite, la idea de lo que no tiene sentido. (…)

Un síntoma histérico es algo muy curioso. Se soluciona a partir del momento en que la persona, que verdaderamente no sabe lo que dice, comienza a balbucear.

¿Y el histérico macho? Ni uno se encuentra que no sea una hembra.

Freud convirtió a ese inconsciente, del que no comprendía estrictamente nada, en representaciones inconscientes. ¿Qué podrían ser las representaciones inconscientes? En su  Unbewusste Vorstellungen hay una contradicción en los términos. Intenté explicarlo, promoverlo, para instituirlo en el plano de lo simbólico. Lo simbólico consiste en palabras, nada que ver con  representaciones. Y en última instancia sí, se puede concebir que las palabras sean inconscientes. No son más que palabras lo que se cuenta, y a montones. En conjunto, hablan sin saber absolutamente nada de lo que dicen. Por lo que el inconsciente no tiene cuerpo más que de palabras. 

Lacan, J., Consideraciones sobre la histeria, Universidad de Granada y el ICF, Granada, 2013. 

Agradecemos a María Hortensia Cárdenas, por estas citas de referencia en la obra de Lacan, acorde nuestras VIII Jornadas NEL 
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