26 de noviembre de 2014

Eva-Lilith No. 43


Boletín de las VIII Jornadas de la NEL      
Eva-Lilith  
No. 43
26 de noviembre de 2014
 Todavía saboreando el gusto de las VIII Jornadas de la NEL, desde el Boletín Eva-Lilith difundimos para ustedes los textos de las mesas de Arte, de lo Femenino hoy y del Cartel. Que los disfruten!

La feminización del mundo*

Por: María Eugenia Cardona, Ulises Orestes Cuellar Bermudez, Fernando Schutt, Claudia Subieta, Ricardo Torrejón y Gabriela Urriolagoitía.
Al menos dos momentos creemos necesarios para arribar a lo que llamamos feminización del mundo en el Discurso de la Modernidad:
Primer momento:
Devaluación de la función paterna como condición necesaria pero no suficiente:
A finales del siglo XVIII, las casas en EE.UU se quemaban por los rayos. Para ellos era un “acto de dios”[1]. Inventado el pararrayos (producto de la ciencia)  los colonos lo instalan pero las iglesias no. Por algún tiempo, las iglesias siguieron quemándose, hasta que dejaron caer el acto divino e instalaron pararrayos.[2] La gente no abandonó sus respectivas iglesias por adquirir este beneficio. No obstante, el discurso religioso quedó limitado respecto a este particular fenómeno natural del cual se adquirió cierto control que no se obtiene rezando. Se trata, para las ciencias modernas, de una reducción simbólica de sus campos de estudio vía matemática, apelando a las letras, excluyendo el sentido y produciendo cambios en nuestra relación con lo real. Esta deflación que los efectos de la ciencia moderna produjeron en las versiones del padre, es necesaria pero no suficiente para plantear la lógica del no-todo que vinculamos con la feminización del mundo porque, todavía era contemplativa y universalista, y en este sentido, parcialmente restauradora del padre que ella misma devaluaba.
El uso que Lacan hace de la barra que separa significante y significado en la fórmula saussureana, adquiere el valor de letra ya que permite releer el inconsciente freudiano, sus formaciones, el falo, y formular al sujeto como un efecto, entre otras cosas. Nos dice: “(…) ninguno de los efectos del inconsciente se sustenta sino gracias a esa barra: pude demostrárselos en la instancia de la letra”.[3]  Esta nos permite atravesar los fantasmas, devaluando los nombres del padre. Pero, ni todo el síntoma responde a la lógica del significante, ni atravesar el fantasma implica necesariamente la lógica del no-todo. Esta vía, nos deja del lado del análisis interminable, devaluando al padre aristotélico-tomista, arraigado en el sentido común, pero operante.
 
Segundo momento: Los efectos de la lógica en los fundamentos matemáticos:
La matematización de las ciencias produce la devaluación de los nombres del padre. Pero, parece que encontrar los límites de cierta matematización, abre las puertas a la feminización.
Bertrand Russell en su Introducción a la filosofía matemática[4], explica los límites de la misma. Uno de estos límites se produce cuando en una función, la predicación coincide con lo predicado. Un ejemplo sería la paradoja que produce el catálogo de todos los catálogos en el conjunto “Todos los catálogos”, ya que es a la vez el conjunto y un elemento del conjunto.

 

Tal como Miller plantea en el seminario sobre la lógica del significante[5], hay dos opciones: 1- O lo excluimos como elemento, entonces hacemos la excepción que permite cerrar el conjunto. Es decir: a condición de que ƎX  (solución equivalente al lado masculino de las formulas de la sexuacion. O 2- lo incluimos como un elemento más del conjunto. Entonces no hay excepción, -ƎX , pero, no se puede cerrar el conjunto ya que siempre faltará  un elemento, es decir,  , que equivale al lado femenino de las formulas de la sexuación.

Dos varones feminizados (más allá de Juanito):
En el Seminario 18, Lacan menciona que Edgar Allan Poe, en La carta robada, “Juega con el hecho de que la carta tiene un efecto feminizante”[6]; tanto para el ministro D_  como para Dupin, al momento de tener la carta/letra[7]. Lacan diferencia la letra del significante. En el cuento no se sabrá nunca el contenido de la letter/carta pues con astucia este se ha ocultado. Entonces, lo que ocurre no es del orden del significante sino de la letter/letra. El ministro D_, al percatarse que la carta no está en su poder, se transformará nuevamente en aquel “(…) hombre que se atreve a cualquier cosa”.[8] En este caso, feminizado, implica haber dejado de lado ese “capaz de hacer cualquier cosa”. Por otra parte, dice Lacan, “(…)[a] Dupin, la carta a su vez lo feminizó lo suficiente como para impedirle contenerse en ese momento”[9]. De dejarle la pista que le indicaba al ministro que él había sido quien lo privó del poder que la carta le confería. El haber sustraído al Otro la carta /letra, posibilita para ambos personajes un goce más allá del limitado por el falo. Lo que en ese espacio lógico sucede no es del orden del significante sino del efecto de la letra, en la dimensión de lo escrito, y fuera de significación.
Orden Dual:
Lacan en el seminario 19 dice: “La mujer es no toda porque su goce es dual”[10], y aclara que esto responde a su relación no necesaria sino contingente con el falo. La feminización del mundo la podemos entender como la extensión de la forma de goce femenino cuando los lugares donde se sostenía la excepción están devaluados. Para Lacan  lo femenino significa un goce dual que se asegura por la existencia del al menos uno. La mujer puede situarse con respecto a su goce o acotado en cierta forma por el falo, o  sin referente  fálico, dando  cuenta de un sin-limite que, Lacan, ubicando lo femenino por excelencia, y al decir de Graciela Brodsky[11], sostiene que “hay que pensar una posición totalmente desinteresada en el tener; también en el ser porque el ser es para tener. (….)Recomendación: mejor interesarse por el falo. Así, Lacan, en el mismo seminario planteará la necesidad de al menos un hombre, donde se representa esta dualidad de lo femenino. Planteamos, a modo de conjetura, que la extensión de este orden dual esta lógicamente implicado en lo que llamamos feminización del mundo: tanto el lado masculino como el lado femenino de las formulas de la sexuacion son potencialmente elegibles cada vez. El lado masculino nos permite un límite, a condición de que un goce quede excluido, es decir, ficción. El femenino, permitiría incluir ese Otro goce pero a condición de no acotarlo.

Consecuencias:
Acentuándose la modalidad de goce sin-excepción, la feminización del mundo nos confronta con lo real desregulado y el puro capricho que se fundamenta en un “yo quiero” que puede habilitar un sin límite “Eso empuja aún más a un-no tener nada que perder -más exactamente a perder aun.” Que no tendría limite; una variedad del imposible de parar femenino cuando esta modalidad se desencadena.”[12]. Como los ideales dependen del sentido que ha quedado devaluado, “hay un ascenso al cenit social de a, o hay dominación de a sobre I (...) {es} el goce de cada uno que se presenta como un derecho” [13] . Son los ideales los que sostienen el aplazamiento de la satisfacción, Si domina el objeto, la satisfacción debe ser inmediata, y el mercado se vale de ello para ofertarnos infinitos objetos de consumo que lleva a excesos e inmediatez.
La feminización del mundo implica efectos tanto para hombres como para mujeres. Del lado masculino la exigencia de articularse a la función de todohombre[14] pero ya no como ficción sino verificada uno por uno, lo que puede leerse como una exigencia superyóica mortífera.  La sospecha se generaliza sobre el otro y la evaluación se hace indispensable. Del lado femenino, frente al debilitamiento de las figuras viriles de los amos o los S1 un replanteamiento de cómo procurarse al menos uno que posibilite la dualidad de su goce; ya que ella es solidaria de “nomásdeuno que está en el ser de una mujer”[15]
Feminización del mundo que trae con ella los síntomas contemporáneos: anorexia, bulimia, depresión, estrés, autismo y todas las formas derivadas de los excesos.
Lo  expuesto nos lleva a reflexionar sobre el lugar del analista y la apuesta de su deseo en esta época del no-todo, porque como dice Miller: “el discurso de la civilización hipermoderna tiene la estructura del deseo del analista”[16]. El analista tiene su lugar en el uno x uno, al habilitar una satisfacción que ni reinstaura un orden perdido ni deja sin ceñir lo que al goce compete, bajo la invención individual de un anudamiento.
* *Trabajo expuesto en las VIII Jornadas de la NEL.
Mesa: La feminización del mundo.
 [1] Un “acto de dios”, sigue siendo una figura legal hoy en EEUU. En general se refiere a actos de la naturaleza para los cuales no hay ley ni previsibilidad y se hace necesario legislar sobre ellos. Por ejemplo: por dónde pasará un tornado.
[2] http://lacienciaysusdemonios.com/2010/06/15/franklin-el-pararrayos-y-las-ideas-miticas/
[3] Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun,  capítulo III “La función de lo escrito”, Paidós, Buenos Aires, 1985, p. 46.
[4] Russell, B, Introduction to Mathematical Philosophy, Chapter 1 the Series of Natural Numbers. Pag 2. 1919. Barnes & Noble, INC. 2005
[5] Miller, J, Seminario: La lógica del significante, clase 2. Matemas II. Ediciones Manantial SRL. Pag 35. 1988
[6] Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, capítulo VI “De una función que no puede inscribirse,” Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 96.
[7] Carta/letra se escriben y dicen igual en inglés: letter.
[8] Lacan, J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, op. cit., p. 96.
[9] Ibíd.
[10] Lacan, Jacques, “El seminario libro 19: …o peor”, Paidós, Bs. As., 2012, p. 101.
[11] Graciela Brodsky  “Estrategia y posición femenina”
[12] Guy Briole “la feminización del mundo”pag 38
[13] Miller JA El Otro que no existe y sus comités de ética. En colaboración con E Laurent. Paidos. Buenos Aires, p 107 a 109
[14] Lacan, Jacques, “El seminario libro 18: De un discurso que no fuera del semblante”, Paidós, Bs.As., 2009, p. 131.
[15] Ídem., p. 144.
[16] Miller J. A. “Una fantasía”. Conferencia en Comandatuba. Revista Lacaniana de Psicoanálisis No 3, Buenos Aires


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Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas 
José Fernando Velásquez

Eva-Lilith No. 42


Boletín de las VIII Jornadas de la NEL      
Eva-Lilith  
No. 42
24 de noviembre de 2014

Todavía saboreando el gusto de las VIII Jornadas de la NEL, desde el Boletín Eva-Lilith difundimos para ustedes los textos de las mesas de Arte, de lo Femenino hoy y del Cartel. ¡Que los disfruten!


El autismo del goce vs. Los fenómenos de masa*

Por: José Fernando Velásquez, Antonio Aguirre, Giancarla Antezana, Tania Aramburo, Raúl Castañeda-Cerezo, Beatriz García, Mercedes Iglesias, Diego Tirado  
Los fenómenos de masa al igual que la mujer, se desdoblan. Tenemos por un lado  fenómenos de masa en relación con el líder, armados bajo la identificación al caudillo, los cuales siguen el modelo freudiano planteado en Psicología de masas y análisis del Yo (1921); en ellos la orientación se logra por la regulación fálica, y los modelos son, el ejército y la iglesia. Por otro lado encontramos fenómenos de masa que tachan al Otro, cuestionan la ley e implican la lógica del no-todo, con manifestaciones que permiten pensar en las formas múltiples del goce femenino. Este segundo tipo de masas no responden al modelo freudiano.

Podemos decir entonces que a la par de la existencia de masas que se organizan y regulan hacia un ordenamiento bajo la égida del Amo, se da la emergencia de una multiplicidad de pequeños movimientos de masa, los que surgen a partir de lo que Laurent llama identificaciones débiles, los cuales son transitorios y efímeros, pero realizan en acto, un agujereamiento del sistema simbólico en el que aparecen.

Sin embargo, creemos que existe otra tensión además de la señalada. En este otro contrapunto tendríamos por un lado, la caída del padre hasta suponer su decadencia y anulación; y, por el otro, la contrapartida que conlleva esta caída, donde encontramos signos de su retorno en lo real, en los plurales del Nombre-del-Padre. De este modo: “El siglo que comienza con los atentados de Nueva York quedará marcado por el sello del espanto”[1]. Esta dimensión señala el nacimiento de lo que Laurent llama: “la nueva cruz gamada del siglo XXI”[2]: la radicalización de los fundamentalismos, los fanáticos de la muerte, las pandillas de sacerdotes ascéticos que se esfuerzan por conducir a la masa a la guerra y al sacrificio para el goce de un Dios oscuro. Son las guerras de los síntomas, como lo nombra Lacan en la Introducción a la edición alemana de los Escritos[3], y hay que ver la pasión que se pone en ellas, para no hablar del gusto y el goce en la destrucción. Esta última dimensión que podemos reconocer fácilmente en facciones del Islamismo, es la más radical, pero también encontramos una especie de religión (quizás no tan mortífera) en muchos movimientos de líderes latinoamericanos.

 
Miller[4] argumenta que la hipermodernidad, carente de los apoyos simbólicos relacionados con el Nombre-del-Padre tal como los concibió la modernidad, ofrece un panorama infinito de masas agrupadas en torno al objeto (a) y a sus diversas maneras de mostrarse. En estos casos puede decirse que comanda un goce orientado por lo femenino, que parece sostener algunos de los fundamentalismos actuales.

Nos ha llamado la atención el surgimiento de movimientos de masas efímeros de todo tipo, por ejemplo aquellos ligados a situaciones políticas o sociales transitorias como el movimiento de los indignados, la Primavera Árabe, los acontecimientos de Ucrania así como las manifestaciones y guarimbas que se han presentado en Venezuela o en Brasil. Estos fenómenos carecen de un concepto orientador claro y de una ideología determinada que no fuera una reacción contra una cierta hegemonía dominante. Se constituyen como evento de masa en el cual muchos individuos en determinado momento se unen por una convocatoria dada en los medios virtuales. Encontramos en ellos efectos políticos reales.

También ubicamos las ‘micromasas’ que se manifiestan en algunas redes sociales la cuales son fácilmente adoptadas por los adolescentes, como los grupos fanáticos de algún personaje del espectáculo, un equipo de futbol; y agrupamientos transitorios que tienen la violencia como modo de expresión: formas de linchamiento, segregación, o de defensa de la  territorialidad. Por las redes se convoca a participar en comunidades que se denominan “las maras sin control”, “los chicos sin  miedo”, “los caníbales”.

De igual manera sucede con las masas de consumidores que ayunan a las puertas de las tiendas electrónicas esperando la puesta en venta del último i-pad, play-station, o cualquier gadget que ofrece el mercado. Se trata de objetos costume-made, siempre actualizables que ofrecen la satisfacción inmediata, gozar sin mediación del Otro, sin que lo heterogéneo se presentifique y angustie.

Entre adolescentes son típicos los grupos que se conectan a los juegos por red, las conversaciones que privilegian el medio virtual. Son millares quienes están conectados por redes sociales como facebook y WhatsAp los seguidores de cuentas de Twitter. En algunos restaurantes se hace ya límite a esto: “Al entrar por favor apague su celular para que podamos conversar”.

Es llamativo como el cuerpo se anima como punto de identificación de estas micromasas: fisicoculturistas, anoréxicos, body-health, a-sexuales, tatuados, adictos a tal o cual sustancia, etc. Es interesante señalar cómo en la actualidad diversas manifestaciones artísticas contemporáneas toman como principal medio de expresión la intervención sobre el cuerpo del propio artista.

En estas masas amorfas, abiertas, cambiantes, parece manifestarse tres características adicionales a aquella subrayada por J. A. Miller sobre el objeto a. 1) Un goce no-todo es tratado por vías alternas a las del significante que remite a otro significante, pero que hacen uso de él solo para nominarse. 2) En estas manifestaciones, el capricho opera como  imperativo superyoico de goce, que se dirige a un imposible de negativizar, aunque en apariencia se presente bajo el efecto de la vivificación. Y 3) el común denominador de todos estos fenómenos de masa sería: aun compartiendo, cada uno está con su soledad. En estas manifestaciones parecería que estamos en presencia de ‘hablenteseres’ donde el Otro está al margen. No existe un consentimiento a la implicación con el Otro, como sucede en el autismo. Este goce se muestra cada vez más resistente al lazo social y al sentido.

Si bien es cierto que el goce femenino se caracteriza por no amoldarse en la horma fálica, y se  adjetiva como exceso, sin límite, no-todo, evanescente, también se puede decir que lo femenino implica multiplicidad, apertura, ruptura, partición, invención. Silvia Salman postula una doble perspectiva del No-todo[5] que permite pensar dos horizontes de lo femenino: Por un lado, lo ilimitado, lo desmedido, la “aspiración a lo femenino” o “feminización del mundo”, ligado a las manifestaciones del goce sin medida, a los “excesos” que caracterizan la época actual. Y por otro lado, está lo femenino, que tiene una gran implicación en el sinthome, es decir, con un “saber arreglárselas con”.
 
Así es que la fórmula “feminización del mundo” no puede entenderse como la idea de  reconfiguración de la política y función de los sexos, sino la de una modificación de la lógica del Otro social, un pasaje de la lógica del todo y la excepción, a la lógica del no-todo, y en ese no-todo es que caben estas manifestaciones sociales variadas, múltiples, versátiles, episódicas, contestatarias, etc., como una forma de hacer inexistente, de tachar al Otro que funda el nto y que se presenta como garante de la ley.

 


Podría decirse que lo femenino en sus diversas manifestaciones participa ahora de un modo más activo en el moldeamiento de la subjetividad, que no solo ha hecho su aparición para mostrar su participación y su importancia en lo social, aprovechando su nueva ubicación social, desde donde lo público no es solo masculino y lo privado no tiene que ver más con lo femenino. Lo femenino asume también otra vertiente que acude y encarna el semblante que viene al lugar de la falta de relación sexual. Miquel Bassols nos dice: “El hecho que este semblante tome cada vez más el rasgo de lo femenino implica, en efecto, una feminización generalizada en la medida que se desliga de la función paterna" (Bassols, 2014).

Frente a esta presencia de lo femenino en el lazo social la primera respuesta es el espanto. Por ejemplo el Estado ante ello no tiene modo de ubicarse. Por un lado consiente con la lógica del mercado y en este sentido aprueba todo estos fenómenos de masas que se aglutinan en torno al consumo. No aprueba sin embargo, cuando este goce sin sentido, sin identificación, cuestiona su propia existencia. En este caso como sostiene Agamben la reacción de cualquier Estado, antes o después, es responder con los carros blindados, como en Tiananmen.

* Trabajo Expuesto en las VIII Jornadas de la NEL

Bibliografía:

Nota: se citan los títulos más comentados en las discusiones del grupo
-. Agamben, Georgio. 1996. La comunidad que viene.  Madrid: Pre-textos.
-. Assef, Jorge. 2013. La subjetividad hipermoderna. Una lectura de la época desde el cine, la semiótica y el psicoanálisis.
-. Bassols, Miquel. 2014. Entrevista a Boletín 1 Eva Lilith, agosto 2 de 2014. NEL, Jornadas Lima.
-. Canettti, Elías. 1981. Masas y poder. Barcelona: Muchnik Editores.
-. Coccoz, Vilma. 2006. El cuerpo mártir en el Barroco y en el Body-Art en  Las tres estéticas de lacan (psicoanálisis y arte). Buenos Aires:  Ediciones del Cifrado.  Págs. 115-135.
-. Durand Isabelle. 2008. Las afinidades entre el superyó y el goce femenino”, Buenos Aires: ed. tres haches.
-. Freud, Sigmund. 1976.  Psicología de las masas y análisis del yo en  Obras Completas, vln.  xviii. Buenos Aires: Amorrortu.
-. Freud, Sigmund. 1976. El malestar en la cultura en Obras Completas, vln. xxi. Buenos Aires: Amorrortu.
-. Gorostiza, Leonardo. “El goce femenino en el siglo xxi” en El caldero de la escuela (EOL) n° 17, año 2012.  Buenos Aires, 15 de junio de 2013.
-. González Pedraza, Manuel. Reseña de la conferencia de Marie-Hélène Brousse, "Nuevas formas de lo femenino hoy”. málaga: blog elp.
-. Gaviria Luz elena y otros. 2013. Entrevista a Orlan en Colofón 33 “Cuerpos que hablan”. Buenos Aires: Grama. Págs. 45-48.
-. Giraldo, María Cristina. 2013. “Orlan: lo que se repite y lo que se re-inventa” en Colofón 33 “Cuerpos que hablan”. Buenos Aires: Grama. Págs. 104-105.
-. Lacan. Jacques. 2006. Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
-. Lacan. Jacques. 2012. Seminario 19...O peor 1971-1972. Buenos Aires: Paidós.
-. Lacan. Jacques. 2004. Seminario 20, Aun 1972-1973. Buenos Aires: Paidós.
-. Lacan. Jacques. 2012. Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos en Otros Escritos. Paidós: Buenos Aires. Págs 579-586
-. Lutterbach H., Ana Lucía. 2008. El rapto y la mujer escrita, en Golden, Mario (compilador),  De astucias y estragos femeninos. Buenos Aires: Grama. Págs. 25-35.
-. Miller, Jacques-Alain y Laurent Eric. 2005. El otro que no existe y sus comités de ética. 2005. Buenos Aires: Paidós.
-. Miller, Jacques-Alain. Cartas a la opinión ilustrada.
-. Miller, Jacques- Alain. 1999. Los signos del goce. Buenos Aires: Paidós.
-. Miller, Jacques-Alain. 2011. Los divinos detalles. Buenos Aires: Paidós.
-. Miller, Jacques-Alain. 2011. El ser y el uno. Versión Online. lección 5.
-. Miller, Jacques –Alain. 2002. Biología Lacaniana. Acontecimiento del cuerpo.  Buenos Aires: Paidós.
-. Miller, Jacques-Alain. 2012. Una fantasía. en Punto cénit. política, religión y el psicoanálisis. Buenos Aires: Colección Diva, págs. 37-54.
-. Salman, Silvia. 2013. Encuentros con lo femenino en el discurso analítico en Bitácora  Lacaniana, no 2. NEL, noviembre 2013. Págs: 245-255.



* *Trabajo expuesto en las VIII Jornadas de la NEL
 
[1] Miller, J. A. Cartas a la opinión Ilustrada,
[2] Ibid.
[3]. Lacan, Jacques.  Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos en Otros Escritos (2012).
[4]. Miller, J-a. Una Fantasía (2011).
[5] Salman Silvia, En: Bitácora Lacaniana Nº2 NEL, 2013, Pág. 249.

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Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith 
Raquel Cors Ulloa 
María Hortensia Cárdenas 
José Fernando Velásquez

25 de noviembre de 2014

Maestría en Clínica Psicoanalítica - Idaes - UNSAM


Maestría en Clínica Psicoanalítica-Idaes-UNSAM



Estimados colegas,

Los invitamos a suscribir y compartir la recientemente inaugurada página de Facebook de la Maestria en Clínica Psicoanálitica de Ia UNSAM.
Ésta instancia académica cuenta ya con cuatro cohortes de participantes que están completando la Maestría y prestigiosos enseñantes, entre los cuales se encuentran miembros de la EOL/AMP

Encontrarán información y  todas las novedades en:


Cordialmente
Graciela Brodsky
Inés Sotelo

21 de noviembre de 2014

Eva-Lilith Nº 41

Boletín de las VIII Jornadas de la NEL      
Eva-Lilith    
No. 41
21 de noviembre de 2014

Lo femenino y el cartel


Ana Viganó 


Introducción
Damos inicio a esta Plenaria sobre Lo femenino y el cartel, dando la bienvenida a las integrantes de la Comisión de Carteles que en estos días concluye su labor, comisión que a su vez se ha constituido en cartel en estos 2 años: Mayra de Hanze, Mercedes Iglesias, Mónica Pelliza aquí presentes, y Claudia Velásquez que lamentablemente no ha podido venir.


Agradecemos tanto a la Comisión Científica y organizadora de las Jornadas como al Comité Ejecutivo de la NEL, este espacio inaugural para los carteles -como tema de reflexión-, en esta mesa.


Esta iniciativa que saludamos con alegría tiene su pequeña anécdota de origen, nacida del intercambio con los responsables de carteles de las distintas Escuelas, en el último Congreso de la AMP. Una sugerencia de Eric Laurent dada a otros colegas tuvo una especial resonancia para nosotros y nos dejamos trabajar por ese efecto. La sugerencia: “Hay que darle una presencia real a los carteles en las Jornadas de la Escuela”


No se trata solamente, claro está, de que esa presencia real tenga que ver con nuestra presencia en la realidad de esta sala... aunque ésta sea una buena consecuencia! ¿De qué se trata esa presencia real del cartel que habría que propiciar? ¿Y qué relación podríamos proponerle con lo femenino?

1.- Lo femenino y el cartel


La convocatoria a trabajar lo femenino y el cartel -a pesar de haberla propiciado- nos sumió en un estado de sorpresa. Alguien decía que fue como “poner un signo de interrogación sobre un vacío.” ¿El cartel y el goce femenino? ¿El cartel y la posición femenina? Nos llevó un tiempo y muchos rodeos poder decir algo, confirmando una vez más en acto que el saber requiere tiempo, y que sus escansiones son necesarias no tanto para obtener una respuesta última -que no tenemos... por suerte-..., sino para ir mutando el problema inicial.


Encontramos que hay por un lado, cierto rechazo al saber que se inmiscuye en toda pretensión de saber. Por otro, hay algo que se resiste a entrar en la maquinaria de saber. “Rechazo a” y “resistencia de” lo heterogéneo, que habita el corazón del saber, su agujero. Lo femenino es en Lacan un nombre para este agujero que, bordeado para cada uno por las marcas de lalengua, es en sí mismo indecible, pero está habitado por un goce, llamado femenino. Así este goce femenino es uno de los nombres posibles para cierto real que nos agita.


¿En qué cartel pensamos cuando pretendimos articularlo con lo femenino? No en cualquiera, aunque cualquiera podría servir a tal efecto. Hablaré aquí del cartel como dispositivo de Escuela, de formación de los analistas. Llamaré a esto “los carteles que duran”, tomando como analogía la expresión que solemos usar últimamente para referirnos a los análisis que implican recorridos considerables.

Se trata del cartel que dura en las Escuelas -es una perspectiva-. Pero también del cartel que dura para los practicantes mismos, tomando la noción de puerta de entrada como un ejercicio que no está solamente al inicio, sino que es el devenir mismo de la formación para los analistas: entrar, es pasar y hacer pasar algo cada vez. Este es uno de los resortes y consecuencias que, entiendo, implica una Escuela del pase.


Los “carteles que duran” dan cuenta de que en la formación hay un punto de fuga y que esto complicaría pensar en un “final de carteles” como dispositivo. Un cartel, cada cartel, se termina. Los carteles que duran son un dispositivo de formación que se sostiene en el tiempo.

2.- Sobre el saber y su agujero


Miller dice que uno de los usos del cartel -no el único sino el que él hace-, está en relación con el saber: “El cartel no me ha interesado nunca más que con propósitos de saber” ¿De qué saber se trata? Encontramos al menos 2 modos del saber que nos interesan.


Tenemos la vertiente de saber que articula el S1 y el S2, es decir el saber que da sentido, cuya temporalidad característica es la retroacción. El efecto es el de encontrar un saber que, aunque no sabido, aparece como ya escrito, y para el cual el lugar del Otro es fundamental para obtenerlo. Un saber que está y que hay que alcanzar; un saber que hace carrera. Una gran parte del trabajo en carteles puede -es esperable, incluso necesario-, situarse en esta perspectiva que supone un cierto progreso.

Pero, en la propuesta misma sobre el cartel, Lacan objeta esta dimensión: “No hay que esperar ningún progreso, a no ser el poner a cielo abierto periódicamente tanto los resultados como las crisis de trabajo.”  En el cartel se tratará de un saber que no progresa sino que se expone, se demuestra, periódicamente. En todo caso, ése es su modo de progreso.



Esta perspectiva nos orienta hacia esa otra definición de saber que en Lacan es clave al final de su enseñanza. Un saber “que no pasa por esta aportación de sentido”; un saber, “como pura iteración del S1”, es decir, una identidad de sí mismo que se mantiene y constituye el fundamento mismo de la existencia.”  Saber que sería no dialéctico -se trata del S1 solo- pero aún así es significante dando cuenta de una alteridad misma del orden significante.



¿Puede el cartel dar lugar a alguna elaboración de este tipo de saber, más propia de un recorrido analítico?

Si pensamos en los carteles que duran en el tiempo podemos -no está garantizado- hacer del dispositivo una serie cuya seriedad radique en situar el punto de interrogación que, bajo distintas formas, insiste en los recorridos de cada uno de los cartelizantes.



¿Qué anima en todo caso esta serie cuándo en términos de formación, los  carteles se proponen abordar el saber de la teoría psicoanalítica y sus puntos opacos?



Le anima el agujero en el saber alrededor del cual se organiza la Escuela: la pregunta ¿qué es un analista?, tomada desde cualquiera de sus perspectivas posibles. No hay El analista es un nombre para el agujero en el saber del psicoanálisis. Es un nombre entonces, para cierta perspectiva de lo femenino en el psicoanálisis mismo.



Pero el cartel solo comporta un instrumento de formación si está implicada en él la disposición singular al tratamiento de esa pregunta situada sobre un vacío. Si tomamos en serio/en serie esta cuestión, es posible argumentar que tal disposición singular no puede ser sino sintomática, articulada al modo en que cada quien responde al no-todo con el que, en los azares de su historia, se confrontó y se confronta. No es un saber que se descubre, es un saber que se produce, de ahí la lógica precisa del producto que se espera al final de cada cartel y de lo que se produce en el transcurso de la experiencia misma. Tomado en serio/en serie, el cartel es un recurso exquisito para sostener la posición analizante como deseo de saber sobre aquello que se resiste al saber: el de cada uno, el de la propia práctica, pero más aun el del psicoanálisis mismo. Y podríamos decir la serie al revés. No sin cada uno. No sin los otros.

 

 


 


3.- El más-o-menos-uno (como lo llama Miller)



Si avanzamos en esta lógica, este saber -que no se encuentra sino que se  produce-, requiere de un orden temporal diferente: el de la contingencia. ¿Es posible introducir la contingencia? Ciertamente no. Es un problema clínico y también es un problema para el cartel. Sin embargo, es posible estar en posición de rechazarla. En este punto para el cartel es crucial la función más-uno. Cito a Miller “El trabajo es suscitado siempre por una llamada, una llamada de provocadores que va a buscar lo que es latente y que llamando revela, véase crea.”  No el mandato, ni la demanda  sino el llamado con el cual se evoca y provoca un sesgo pulsional en juego en toda pretensión de saber.



Consideramos esencial -y lo proponemos como un trabajo a seguir-, revisar a la luz de la última enseñanza de Lacan lo que llamamos la función más-uno. Heredera en cierta medida -Miller ha destacado cómo su  nombre evoca esta herencia- de la lógica del todo y la excepción, el desafío es producir un viraje de esta función, un desplazamiento de una lógica a otra en la que “el más-uno no se añade al cartel más que descompletándolo.” Miller ha llamado a esto la ascesis del más-uno, aquel que tomando a su cargo la división subjetiva inserta el efecto de sujeto en el cartel pero ¿para qué? Para obtener que “los miembros de ese cartel tengan estatuto de S1 (...) que cada miembro del cartel tenga su propio rasgo, puesto en valor como tal.”



Entre tener un rasgo de trabajo y tener el estatuto de S1 -de ese rasgo puesto en valor como tal en la Escuela-, se juega la sutil diferencia entre lo que distinguimos como el automatón del cartel y su contingencia.



4.- Despegue del cartel



Tomaré para terminar una famosa frase de Lacan que permite otra luz sobre la cuestión de pasar de una lógica a otra: “Para prevenir el efecto de cola debe hacerse una permutación, un año, máximo dos.”  Se ha trabajado muchísimo la perspectiva del efecto de grupo y de cómo contrarrestarlo; también sobre la transferencia en el cartel y la posibilidad de volverla transferencia de trabajo, cuestiones sin duda importantísimas.

Sin embargo me parece que estamos en condiciones de considerar que la  introducción de esta cierta prescripción normativa puede responder a otra lógica. Con el tiempo y la permutación no se trata únicamente de evitar el pegoteo con los otros. Se trata de que el dispositivo del cartel introduzca una perspectiva de lo real que permita a los cartelizantes ir despegando el S1 del S2, despejando así la causa que anima su articulación del saber. Despegue que se orienta así por la lógica no de la falta sino del no-todo, descompletando en este movimiento tanto al cartelizante como a la Escuela misma.

Son necesarias unas cuantas vueltas de cartel para que esta dimensión Otra (hétera) se presentifique. Pero aquí estamos y como dije al principio, éste podría ser un momento inaugural. Como retomaba Miller del poeta: “Sepamos qué hora es...”



En estas Jornadas en las que lo femenino en la formación de los analistas es asunto de la Escuela, decimos que es también asunto del cartel en su hora: La hora de que el cartel haga de su real, su causa y la heterogeneidad que le habita, una presencia en la Escuela.




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Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith 
Raquel Cors Ulloa 
María Hortensia Cárdenas 
José Fernando Velásquez