28 de agosto de 2015

Boletín 20 Letras en Línea - I Conversación Clínica de la NEL

I Conversación Clínica de la NEL

 El analista y su práctica
 

São Paulo - 3 de septiembre de 2015

Quino


                        Letras en línea

Boletín Nº 20

 Con este boletín 20 finalizamos el recorrido que iniciamos en mayo para prepararnos para la I Conversación Clínica de la NEL.

Hemos extraído unos párrafos del libro Lecturas de la página en blanco. La letra y el objeto de Miquel Bassols quien responde a una entrevista que le hiciéramos sobre la página en blanco.

Y Clara María Holguin tiene a su cargo el cierre del boletín ubicando a la Conversación alrededor de un vacío.

Agradecemos a todos los que contribuyeron con sus textos y animaron el boletín; al final hallarán la lista de los que participaron.

Nos despedimos aquí para encontrarnos en breve en la Conversación.

María Hortensia Cárdenas

Ana Viganó 


“¿Cómo operar con este extraño objeto que hemos visto construirse a través de las lenguas como un artificio del lenguaje, un artificio de efectos tan reales que causa la división más íntima del sujeto en el deseo, en el goce y en el amor? Extraer de la experiencia de un saber hacer con él no es la  menor de las consecuencias del psicoanálisis. El único medio del que disponemos para formar y transmitir el saber hacer con este objeto es la experiencia de la palabra llevada hasta cierto límite en los efectos de su poder, ya sea en el propio psicoanálisis, en lo que Lacan inventó para su Escuela con la experiencia del pase, o también en lo que conocemos como la experiencia de la Conversación.

Jacques Alain Miller ha impulsado en el movimiento psicoanalítico y en lo que llamamos “la política del síntoma” una conversación de este orden que atraviesa lenguas y países diferentes. En ella, no ha sido colateral la lectura de este objeto singular que es la página en blanco.”

Tomado de Lecturas de la página en blanco. La letra y el objeto. Miquel Bassols.
 


Letras en línea pregunta a Miquel Bassols

 
— ¿Cómo es que la página en blanco hace de operador en la experiencia de la Conversación?

Deberíamos precisar en primer lugar la singularidad de la experiencia de la Conversación tal como Jacques-Alain Miller la introdujo en nuestro campo, como una disciplina de trabajo colectivo del que se espera la producción de un saber, más o menos inédito. Generalmente, una conversación se mantiene entre pocos y, cuando tiene éxito, permite salir de la simple suma de monólogos en la que consiste habitualmente la comunicación llamada humana.

Cuando eso sucede entre dos, es ya todo un éxito, cada uno puede atrapar entonces algo del discurso del otro más allá del malentendido estructural inherente a cualquier diálogo, algo que tiene un efecto de revelación. Producir este efecto con una asistencia de doscientas, trescientas, mil personas, es algo bastante inédito y no tiene nada que ver con lo que suele suceder en los Congresos científicos. En ocasión de una Conversación Clínica en Barcelona, Jacques-Alain Miller pudo definirla como “una suerte de asociación libre [que] puede ser colectivizada en la medida en que no somos dueños de los significantes”. No se trata de producir una enunciación colectiva en la que supuestamente todos llegarían a una misma comprensión común. Más bien suele ocurrir lo contrario: se pasa por momentos de incomprensión, incluso de extrañeza, para hacer aparecer finalmente la chispa que enciende para cada uno la llama de una invención de saber. Aparecen así perspectivas inéditas, nunca preparadas de antemano, fruto de esta asociación libre colectivizada.

Pues bien, fue precisamente en una de estas Conversaciones, sucedida en 1997 y conocida como Conversación de Arcachon, donde a partir del comentario de una serie de casos clínicos apareció la función eminente de la página en blanco como aquello que no cesa de no escribirse, fórmula que intenta atrapar el famoso axioma lacaniano “no hay relación sexual”. J.-A. Miller distinguía así “la negación de una proposición escrita, de la no escritura de esta proposición”. Es distinto negar una proposición ya escrita que apuntar a aquello que no cesa de no escribirse en toda proposición. Para mostrar lo que intenta escribir la fórmula lacaniana “no hay relación sexual”, J.-A. Miller no encontró entonces mejor forma que mostrar una página en blanco, tal cual. Esa página en blanco, fruto de una paciente y fecunda elaboración colectiva, es lo que está finalmente como causa de toda Conversación que se precie. Dicho de otra manera: toda verdadera Conversación hace aparecer para cada uno aquello que no cesa de no escribirse en ella, lo más real en realidad, como el lugar más propicio para una invención de saber no programada. Es algo realmente inédito, dicho sea literalmente.

— 
¿Qué consecuencias puede tener para la Conversación anudar la política del síntoma con la página en blanco?
 
Cuando se trata de lo que llamamos una Conversación Clínica, la primera consecuencia es hacer aparecer en cada caso la singularidad de un síntoma llevada hasta su último grado, mostrar aquello que hace que un síntoma sea absolutamente incomparable a otro. Es una enseñanza clínica de lo que la última enseñanza de Lacan abordó con el término de sinthome, es decir, la reducción del síntoma a su mayor singularidad, una singularidad elevada a su última potencia. Lo que encontramos entonces, lejos de una descripción transparente del sentido de ese síntoma, es su opacidad de goce, su función de “satisfacción substitutiva”, si tomamos la expresión freudiana. Sólo que allí el síntoma no es ya substitución de nada, ha dejado de tener la función metafórica que había podido motivar toda suerte de interpretaciones.

De una página en blanco podemos decir, en efecto, que es algo imposible de interpretar, pero también que ha sido la causa de todas las interpretaciones posibles. Si dediqué todo un libro, y algo más, a este tema fue para mostrar las interpretaciones que una serie de autores habían podido hacer de esta famosa página en blanco: desde el propio Freud en su sueño inaugural de “La inyección de Irma”, hasta el precioso cuento de Isak Dinesen que lleva su título, pasando también por mi propio caso. Es una suerte de Conversación con la escritura de aquello que no cesa de no escribirse en cada uno. Pero es también un modo de abordar lo más real del síntoma, lo más singular, como la brújula principal para una política del psicoanálisis. De hecho, encontramos ya esta política en la primera idea freudiana de poner en suspenso el saber previo obtenido en casos anteriores al abordar un caso nuevo. Era también un modo de poner a la página en blanco del saber del analista como agente de su discurso. Una posición así, cercana como señaló Lacan a la “docta ignorancia” de Nicolás de Cusa, es la que parece más propicia para introducirse en una buena Conversación, ya sea clínica o no.

Miquel Bassols
2 de Agosto de 2015


La Conversación: Hablar con otro alrededor de un vacío


El excelente trabajo desarrollado por mis colegas, María Hortensia Cárdenas y Ana Viganó, que dieron vida a la Conversación a través del Boletín Letras en Línea, ofreció una primera aproximación a la idea de lo que es una Conversación así como al tema que nos convoca, “la práctica analítica”.

Durante cinco meses, semana a semana los miembros de la NEL hicieron su aporte constituyendo un excelente material de trabajo, que se complementó con una extensa bibliografía sobre el tema, orientada y recogida por Piedad de Spurrier. A esto se sumó la presencia en la comisión de Cristina González de Garroni, quien interrogó en cada ocasión la puesta en forma del trabajo que dio fruto al tema escogido para la Conversación. Tema que pretende dar a la experiencia del analista y su práctica, su justo lugar en la Escuela.

Ha llegado el momento de hacer un cierre a la serie de Letras en línea y abrir nuestra Conversación, ya no “online”, sino en cuerpo. Encuentro cuerpo a cuerpo que me evoca  la reciente experiencia de Conversación realizada en el marco de la III Semana del autismo en Bogotá. Una Conversación que si bien no es estrictamente clínica, puede decirse, es la  Conversación en tanto que “práctica analítica”.

¿Qué hace a una experiencia de Conversación un dispositivo propicio para la formación de los analistas? “Cada cual se encuentra en la situación de hablar desde algo real, de hablar con el cuerpo, sin Otro”. [1] Puedo asegurar, y esto lo que extraigo y quiero transmitir,  que no se habló refiriéndose a un discurso o como portavoz de éste, lo que aquí se mostró fue como cada uno había sido alcanzado por el no-todo.

La Conversación es “encontrarnos directamente con el otro para hablar alrededor de un vacío y de ese modo favorecer la enunciación”. En la Conversación (con maestros, niños, periodistas, profesionales de la salud, analistas), Lacadée puso en acto un principio fundamental de la dirección de la cura: “el analista actúa como su propio ser”. El analista en su acción “habla a partir de aquello que ha podido extraer de su existencia, es decir, habla a partir de la vida que ha podido extraer de los efectos de la lalengua sobre el cuerpo, eso que es irrepresentable, inasimilable, y sin sentido pero que está en la causa de lo que nos hace hablar.

La mancha negra de Juanito o la mancha blanca de Irma (imágenes sin representación, que son para no leer) dan cuenta de eso que es lo más real, esa página en blanco, que Bassols señala, como causa de toda Conversación. Se trata de eso: “hacer aparecer esa página en blanco, como el lugar más propicio para una invención de saber no programada”. [3]   Sin saber, se arriba a un saber.

Es por ello que tendremos que cuidarnos de comprender demasiado rápido, para oír (“entendre”) la relación que cada uno tiene con su propio significante y poder escuchar(se) los significantes primordiales de la relación con el Otro. Para esto será necesario, como bien se mostró, no ocupar la posición de saber sino de vacío, posición de agujero para que cada uno encuentre su lengua. Una Conversación no es la lectura de un texto o la repetición de conceptos, sino la posibilidad de un encuentro donde se buscará la mejor “manera de decir”, de crear una lengua viviente.

Nuestra apuesta, durante esta Conversación o cualquier otra, será poner en acto la acción fundamental del psicoanálisis, hablar; encontrar el gusto por la palabra y hacerla viva. Quizá de ese modo, la palabra encuentre su destinatario.

Muchas gracias a todos y ¡¡¡hasta São Paulo!!!

Clara María Holguin
 __________________________________
[1] Indart, J. C., Cuaderno N°7 del CIEN “Me incluyo desde afuera”, Buenos Aires, 2014.
[2] Lacadée, Ph., III Semana del autismo en Bogotá.
[3] Cf. Bassols, M., en este boletín. 


Un especial reconocimiento a los que contribuyeron con sus textos y animaron el boletín Letras en línea
 
 
  Clara María Holguin
  José Fernando Velásquez
  María Hortensia Cárdenas
  Lizbeth Ahumada Yanet
  Mónica Febres Cordero
  Juan Fernando Pérez
  Alicia Arenas
  Gabriela Urriolagoitia
  Susana Dicker
  Juan Javier Peláez
  Raquel Cors
  Fernando Gómez Smith
  María Elena Lora
  Viviana Berger
  Julieta Ravard
  Ana Viganó
  Alba Alfaro
  Noemí Cinader
  Ángel Sanabria
  Luis Tudanca
  María Eugenia Cardona
  Mayra de Hanze
  María Cristina Giraldo
  Gustavo Zapata
  Ángela Fischer
  Gloria González
  Cristina González de Garroni
  Piedad Ortega de Spurrier
  Luz Elena Gaviria
  Miquel Bassols

    Agradecemos a Miguel Lopera, asociado a la NEL-Medellín, quien generosamente compartió con nosotros su archivo de fotografías.

Responsables del Boletín Letras en línea:
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó 


Primeras Jornadas de la NEL en Lima - 2001













20 de agosto de 2015

Boletín 19 Letras en línea - I Conversación clínica de la NEL

I Conversación Clínica de la NEL

 El analista y su práctica
 

São Paulo - 3 de septiembre de 2015


Tute

Letras en línea

Boletín Nº 19

 ¿Ya enviaste tu ficha de inscripción? 
¡¡¡No esperes más!!!

Estamos enviando ya los materiales clínicos que serán trabajados en la Conversación, solo a los que hayan completado su ficha de inscripción.

 Inscríbete en línea:

Letras en línea entrevista a Luz Elena Gaviria quien nos hace una comparación entre los sujetos de antes y los de ahora tomando con gracia la idea de que en la era de los botones y la tecnología, carecemos justamente de los botones que serían necesarios para activar-desactivar la transferencia, la entrada en análisis, el fin de análisis.¿Qué hacer entonces sin esos botones? Es el camino que intenta plantear la primera de sus respuestas. En la segunda, más concisa y compleja, Luz Elena nos advierte de la perspectiva de lo que hablar quiere decir, en tanto “un decir es un modo de la palabra que se distingue por constituir un acontecimiento”. Esto pone sobre el tapete la cuestión del decir analizante y por supuesto también la del analista, situando toda una línea de trabajo respecto de la interpretación.

La tensión entre el significante y el goce son la referencia de las primeras citas bibliográficas que hoy recomendamos, advertidos de que nuestra práctica es una práctica fundamentalmente de la palabra, en su articulación hablar-decir. De ahí que enseguida le siguen unas referencias a la posición del analista en relación a la cura, cruciales para poder conducir orientadamente esa cura.

Los casos clínicos ya han sido enviados a todos los inscriptos a la Conversación Clínica, para que puedan trabajarlos con anticipación. Recordamos que los mismos no serán leídos en el momento, por lo cual la lectura previa es fundamental para el buen ejercicio de la conversación. Si aún no se han inscripto, pueden hacerlo siguiendo el link que antecede a este texto.

¡Disfruten la lectura!

Ana Viganó 

Letras en línea pregunta a Luz Elena Gaviria

—    ¿De qué manera construye cada analista una entrada en análisis?
 
 
El sujeto de la civilización actual no es el mismo de la época anterior, orientado por la civilización del Otro que existe, en donde el sujeto “creía” en el Otro,  era incauto, y su palabra, su decir de quejoso, derivaba en el sujeto supuesto saber, lo que provocaba diálogo, respuestas transferenciales, que mostraban que el Uno solo autista que no habla respondía haciendo lazo social. En el sujeto hipermoderno, “el parlêtre que analizamos hoy” en donde el Otro no existe, o al menos no es incauto pues sabe que el orden simbólico no es más que semblante, “la creencia” en el sujeto supuesto saber y en el amor, está debilitada y no se cuenta con la ficción para enlazar ese Uno solo autista que permita la transferencia y abra la posibilidad de la entrada en análisis, ante lo cual dice Miller en una “Una fantasía”: “Y es precisamente porque no comprendemos cómo funciona, porque no se tiene éxito apretando botones, cualquiera sea la perfección de los diagnósticos o la experiencia clínica, etc., es precisamente por esto que pasamos nuestro tiempo explicándonos unos a otros, intentando explicarnos lo que ocurrió los unos a los otros y a dar testimonio de ello”.

Con el sujeto anterior el matema de la transferencia hacía pensar al analista que un botón se apretaba y el asunto funcionaba estableciendo la entrada en análisis; con el parlêtre hipermoderno no hay botones y tanto el matema de la transferencia como la suposición de saber ya no son un botón. “Entonces las consideraciones que he debido saltear conducían a una inversión de lo que decimos tradicionalmente: el sujeto supuesto saber es pivote de la transferencia. Me parece que el último Lacan dice otra cosa, si puedo decirlo, dice más bien: la transferencia soporte del sujeto supuesto saber. Para decirlo de otro modo, dice más bien que lo que hace existir el inconsciente como saber, es el amor. Por otra parte, la cuestión del amor, a partir del Seminario Aún conoce una promoción muy especial, porque el amor es lo que puede hacer mediación entre los unos solos. Por lo tanto, decir que es imaginario, en fin, produce una dificultad. Es decir que el inconsciente no existe. El inconsciente primario no existe como saber. Para que devenga un saber, para hacerlo existir como saber, hace falta el amor. Y es por lo cual Lacan podía decir al final de su Seminario “Los nombres del Padre”: “un psicoanálisis, demanda amar a su inconsciente. Es el único medio de hacer, de establecer una relación entre S1 y S2”.

“Porque en el estado primario tenemos «unos» separados, en disyunción. Entonces, un psicoanálisis demanda amar a su inconsciente, para hacer existir no la relación sexual, sino la relación simbólica”.

La gran dificultad para el analista de hoy es enlazar el Uno solo separado con la alienación del amor, de manera que posibilite la experiencia analítica. La entrada en análisis se da cuando el modo de gozar se introduce en la transferencia como respuesta de lo real autista para el analista, es lo que el ultimísimo Lacan llamó magia; es ahí que el analista hace de partenaire del rasgo sinthomático que se presenta, hace hablar ese modo de gozar del analizante, es decir: sabe qué goce le habla, y a qué goce se le habla.

Pero esa dificultad es precisamente lo que hace del psicoanálisis una profesión imposible. “La única vía que se abre más allá es, para el parlêtre, hacerse incauto de un real, es decir, montar un discurso en el que los semblantes atrapen un real, un real en el que creer sin comulgar con él, un real que no tiene sentido, indiferente al sentido y que no puede ser distinto de lo que es. La debilidad, por el contrario, es el embaucamiento de lo posible. Ser incauto de un real – lo que yo alabo – es la única lucidez que le está abierta al cuerpo hablante para orientarse”, afirma  J.-A. Miller en el último congreso de la AMP.

    ¿En qué forma se juega en ello el análisis y la práctica de control del analista?

La nueva interpretación sería aquella que según Lacan “asegura lo real”, hace que el analizante “adhiera a él”, se vuelva incauto de su real, y esto se logra si el decir interpretativo del analista adquiere la estructura de “Un decir” que hace eco en el cuerpo: “Un decir es un modo de la palabra que se distingue por constituir un acontecimiento”. Es lo que a partir del último Congreso se llama el analista sinthome.

El analista debe saber por su formación que su modo de gozar produce eco en el cuerpo del analizante,  el “Un decir” del analista; sabe que hace síntoma de síntoma, acontecimiento de cuerpo. Es lo que la historia del  psicoanálisis nos ilustra por ejemplo con el caso de  Ana O. la cual se embaraza en respuesta al síntoma que lee en su analista Breuer: querer ser padre. Es lo que podemos llamar efecto del inconsciente transferencial, que se abre, no por el oído, sino por el eco en el cuerpo. El analista reconoce ese eco que produce en cada caso y por eso va a control a ver cómo tiene efecto en el analizante su modo de gozar.
 

Referencias bibliográficas sobre la práctica clínica

Significante y goce. La posición del analista.

Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires.

Clase 4: “Porque lo que impacta en lo que resulta de esta institución del discurso analítico y lo que es el resorte de la transferencia, no es como algunos han creído entender, y de mí, que el analista sea el que está ubicado en función del sujeto supuesto saber. Si la palabra es entregada tan libremente al, psicoanalizante, es precisamente así como recibe esta libertad: es que se le reconoce que puede hablar como un amo, es decir como un chorlito y que eso dará tan buenos resultados como en el caso de un verdadero amo, que es supuesto conducir a un saber, a un saber del que se hace prenda el rehén, el que acepta de antemano ser el producto de las cavilaciones del psicoanalizante, o sea precisamente el psicoanalista en tanto que, como ese producto, está destinado al fin a la pérdida, a la eliminación del proceso, en tanto que pueda asumir este lugar.” (p. 37)

Clase 5: “El significante pues se articula por representar un sujeto ante otro significante. De aquí partimos para dar sentido a esta representación inaugural en tanto que ella es repetición apuntando al goce, lo que nos permite concebir que, si el saber en un cierto nivel está dominado, articulado por necesidades puramente formales necesidades de la escritura, lo que desemboca actualmente en un cierto tipo de lógica que es en sí manejo y antes que nada manejo de la escritura, que, si este saber, es el que está en el soporte de una experiencia que es la de la lógica moderna, que este tipo de saber, es el que está en juego cuando se trata de medir, en la clínica analítica, la incidencia de la repetición. En otras palabras el saber que nos parece el más depurado, aun cuando esté bien claro que no podemos extraer lo de ningún modo del empirismo por depuración, es el mismo saber que está presente desde el origen, que muestra su raíz en lo que, en la repetición y bajo la forma de rasgo unario para comenzar, ese saber es el medio del goce, del goce precisamente en tanto supera los límites impuestos bajo el término de "placer" a las tensiones habituales de la vida.” (p. 46)

Clase 5: “Logro articularlo de la siguiente forma: que substancialmente está hecha del objeto a, del objeto a en tanto que, en la articulación, que hago de lo que es la estructura del discurso, estructura del discurso en tanto que esta nos interesa, digamos, tomada al nivel radical a donde es llevada por el discurso analítico, es substancialmente la del objeto a en tanto que este objeto a designa precisamente lo que de los efectos dé discurso se presenta como lo más opaco y a decir verdad, desde hace mucho tiempo, desconocido, por lo tanto esencial. Se trata del efecto del discurso que es el efecto de desecho, efecto de desecho del que voy a tratar ahora de puntualizar el lugar y la función. He aquí pues lo que substancialmente es la posición del psicoanalista y ese objeto se distingue de otra manera, al venir a ocupar el lugar desde donde se ordena el discurso, porque es desde ahí que se pone en circulación la dominante.”
(p. 41)

Clase 7: “Es esencial recordar esto cuando hablando del "revés del psicoanálisis", se plantea el problema del lugar del psicoanalista en la política. La intrusión en la política sólo puede hacerse reconociendo que no hay otro discurso solamente el analítico, no hay otro discurso que el del goce, al menos cuando se espera el trabajo de la verdad.” (p. 77) 

Responsables del Boletín Letras en línea:
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó 

10 de agosto de 2015

Curso: El cuerpo en la experiencia y en la clínica psicoanalítica.

Invitamos a todos los interesados a inscribirse en el curso:

El cuerpo en la experiencia y en la clínica psicoanalítica.


Aunque pueda pensarse que el psicoanálisis se limita a ser un “tratamiento del alma” –como el propio Freud lo definió en un momento - el cuerpo estuvo presente en la experiencia psicoanalítica desde los inicios del psicoanálisis, cuando Freud interrogó y supo escuchar los síntomas conversivos de la histeria. Recordemos que el propio Freud definió la pulsión como el “representante de lo somático en lo psíquico”, poniendo de relieve el hecho fundamental de que lo que acontece con el “soma”, debe inscribirse en el psiquismo. De ahí que sus primeros esfuerzos epistémicos intentaran formalizar cómo acontece dicha inscripción.

Por lo demás, el cuerpo es la sede de nuestros afectos y afecciones: la angustia, el temor, la alegría, la pena, pero también la sexualidad y el amor –para nombrar sólo algunos- tienen asiento en el cuerpo, incluso lo atraviesan.

Una segunda cuestión a tomar en cuenta para una adecuada comprensión de la cura analítica es el hecho de que esta tiene como condición de posibilidad que la palabra pueda tocar el cuerpo, incidir sobre él, y producir efectos sobre los síntomas, entendidos como modos en los que se tramita el anudamiento del cuerpo y el psiquismo en el ser humano.

A lo largo del curso exploraremos esta temática, recorriendo algunos hitos de la episteme psicoanalítica de Freud a Lacan en lo concerniente al cuerpo y a la especifidad del tratamiento analítico.
Programa:
1. Introducción
2. Pulsión, cuerpo, y libido
3. El cuerpo en Freud (1): el trauma
4. El cuerpo en Freud (2): la problemática de la satisfacción y la perspectiva económica
5. El cuerpo en Lacan (1): la incidencia de la imagen del propio cuerpo en la constitución subjetiva
6. El cuerpo en Lacan (2): el cuerpo como acontecimiento
7. El cuerpo en Lacan (3): trauma y sinthome
8. Clínicas del cuerpo: enganches y desenganches

Docente: Patricia Tagle

Fecha de inicio: Martes 11 de agosto 2015

Horario: 7:30 p.m. a 9:30 p.m.

Frecuencia: Quincenal

CIDLima

Av. Ricardo Palma 734, Miraflores
243 2831
CID-Lima@nel-lima.org

9 de agosto de 2015

Boletín 18 Letras en línea - I Conversación clínica de la NEL

I Conversación Clínica de la NEL
 El analista y su práctica 
São Paulo - 3 de septiembre de 2015
Tute
Letras en línea
Boletín Nº 18

A pocas semanas de nuestra I Conversación Clínica de la NEL presentamos hoy unas citas de Jacques Lacan extraídas de la “Apertura de la Sección Clínica” pronunciada en 1976. Lacan comienza la Apertura preguntando qué es la clínica psicoanalítica y, aunque da algunos derroteros muy esclarecedores, deja abierta la pregunta y apremia al analista a que dé sus razones. Es justamente lo que buscamos hacer en la Conversación, interrogar como dice Lacan no solo al psicoanálisis sino también a los analistas para que muestren y hagan saber lo que su práctica tiene de azarosa, y que justifique a Freud el haber existido.

En las Referencias Bibliográficas unas citas del 
Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis ubican con precisión el problema del deseo, de lo real traumático y la degradación de la práctica.

Los tres casos clínicos que se presentarán en la Conversación están listos. Agradecemos a Marcela Almanza, Jimena Contreras y Elida Ganoza haber aceptado participar en esta Conversación sobre 
El analista y su práctica que será animada por Miquel Bassols y todos nosotros.

Clara María Holguin enviará los casos a cada uno de los inscritos; quienes no los reciban y estén inscritos solicitarlos a   
clara.maria.holguin@gmail.com

Y los que todavía no están inscritos: ¡háganlo ahora! 

Envíen la ficha de inscripción a Clara María Holguín y recibirán los casos clínicos:

Ficha de inscripción

Programa

Jueves 3 de septiembre

8:30 – 9:15
Inscripciones
9:30 *
Apertura de la I Conversación Clínica de la NEL
Clara María Holguín
9:45 – 11:15
Primer caso clínico ** 
11:15 – 12:45
Segundo caso clínico 
12:45
Descanso
13:00 – 14:30
Tercer caso clínico

* Empezaremos puntualmente, tomen sus precauciones para llegar a tiempo.
** En breve anunciaremos el orden de los casos.

Recordamos que la Conversación se realizará en la sede de la EBP en São Paulo. Tomen nota de la dirección (vean el mapa abajo) y teléfono:
Rua João Moura, 647 – mezanino
Barrio: Pinheiros
São Paulo, SP
Teléfono: 55 011 30818947

¡Los esperamos!

María Hortensia Cárdenas 

Apertura de la Sección Clínica  
Jacques Lacan, 1976

¿Qué es la clínica psicoanalítica? No es complicado, la clínica tiene una base: es lo que se dice en un psicoanálisis.

[…] Por lo tanto, hay que 
clinicar. Es decir, acostarse. La clínica está siempre ligada a la cama: se va a ver a alguien acostado. Y no se encontró nada mejor que hacer acostarse a aquellos que se ofrecen al psicoanálisis, con la esperanza de sacar de eso un beneficio, el cual no está previsto de antemano, hay que decirlo. Es indudable que el hombre no piensa del mismo modo acostado o de pie, aunque sólo fuera por el hecho de que en posición acostada hace muchas cosas, en particular el amor, y el amor lo arrastra a toda suerte de declaraciones. En la posición acostada, el hombre tiene la ilusión de decir algo que sea decir, es decir, que importe en lo real.

La clínica psicoanalítica consiste en el discernimiento de cosas que importan y que cuando se haya tomado conciencia de ellas serán de gran envergadura. La inconsciencia en que se ha caído respecto a esas cosas que importan no tiene absolutamente nada que hacer con el inconsciente, que con el tiempo creí mi deber designar como una-equivocación (
de l'une-bévue). No es de ningún modo suficiente con que uno sospeche de su inconsciente para que éste retroceda, sería demasiado fácil. Lo cual no quiere decir que el inconsciente nos guíe bien.
¿Una equivocación, necesita ser explicada? Con seguridad que no. Simplemente, el psicoanálisis supone que estamos avisados del hecho de que una equivocación siempre es de orden significante. Hay una equivocación cuando uno se confunde de significante. Un significante pertenece siempre a un orden más complicado que un simple signo. No por escribirse en signo es un significante menos verdadero. Por ejemplo, una flecha que indica la orientación es un signo, pero no es un significante. Al escribirse, un significante se reduce en el alcance de lo que significa. Lo que significa posee, en efecto, poco más o menos, cualquier sentido en una lengua dada. Para evaluar la cuestión tomen, por ejemplo, el sentido de la palabra 
devoir (deber) en francés: debe y haber, el deber entendido en el sentido de las costumbres, lo debido...¿Qué sentido dar a lo que Freud introdujo en su Traumdeutung, donde amasó su inconsciente, sino que hay palabras que se representan ahí como pueden?

[…]Propongo que la sección que en Vincennes se intitula "de la clínica psicoanalítica" sea una manera de interrogar al psicoanalista, de apremiarlo para que declare sus razones.

[…] El psicoanálisis es una práctica delirante, pero es lo mejor de que se dispone actualmente para hacerle tener paciencia a esa incómoda situación de ser hombre. En todo caso, es lo mejor que encontró Freud. Y él sostuvo que el psicoanalista nunca debe vacilar en delirar.

[…] La clínica psicoanalítica debe consistir no sólo en interrogar al análisis, sino en interrogar a los analistas, de modo que éstos hagan saber lo que su práctica tiene de azarosa, y que justifique a Freud el haber existido. La clínica psicoanalítica debe ayudarnos a relativizar la experiencia freudiana. Es una elucubración de Freud. He colaborado en ella pero ésta no es razón para que me apetezca. Con todo, hay que darse cuenta de que el psicoanálisis no es una ciencia, no es una ciencia exacta.

Texto establecido por J.-A. Miller, publicado en Ornicar? N° 9, abril de 1977 

Referencias bibliográficas sobre la práctica analítica

El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis

•   Clase 1: “Dije que el campo freudiano de la práctica analítica seguía dependiendo de cierto deseo original que desempeña siempre un papel ambiguo pero prevaleciente, en la transmisión del psicoanálisis. El problema de este deseo no es psicológico, como tampoco lo es el problema no resuelto del deseo de Sócrates. Hay toda una temática que tiene que ver con el status del sujeto, cuando Sócrates postula no saber nada aparte de lo que toca al deseo. Sócrates no coloca al deseo en posición de subjetividad original, sino en posición de objeto. Pues bien, también en Freud se trata del deseo como objeto.”
•   Clase 5: “¿No les parece notable que, en el origen de la experiencia analítica, lo real se haya presentado bajo la forma de lo que tiene de inasimilable -bajo la forma del trauma, que determina todo lo que sigue, y le impone un origen al parecer accidental?
•   Clase 11: “En la práctica analítica, localizar al sujeto con respecto a la realidad, tal como se la supone constituyéndolos, y no con respecto al significante, significa ya caer en la degradación de la constitución psicológica del sujeto.”
 

Responsables del Boletín Letras en línea:
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó


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Boletín 17 Letras en línea - I Conversación clínica de la NEL

I Conversación Clínica de la NEL

 El analista y su práctica 

São Paulo - 3 de septiembre de 2015

Tute

Letras en línea
Boletín Nº 17

¿Ya enviaste tu ficha de inscripción? 
¡¡¡No esperes más!!!
En breve estaremos enviando los materiales clínicos que serán trabajados en la Conversación, solo a los que hayan completado su ficha de inscripción


Inscríbete en línea:    
 



En esta ocasión Letras en línea entrevista a María Cristina Giraldo, quien en brevísimos términos anuda cuestiones cruciales alrededor de la manera en la que concibe la entrada en análisis como experiencia como tal siempre singular e incluso como una experiencia que puede pluralizarse sin abandonar su perspectiva singular, única e irrepetible en tanto ubica posibles entradas en un mismo análisis siguiendo una lógica precisa, la del final.

Respecto del anudamiento entre el análisis personal, la práctica y el control de la misma María Cristina no nos ahorra el trabajo de una pregunta clave: “Conviene preguntarse por las condiciones que cada practicante crea para llevar su propio análisis hasta el final, así como si la práctica del control es permanente o si hace de ello una cantinela normativa según la cual hay que controlar y analizarse.” Y arriesga una respuesta que nos permite avanzar hacia nuestra Conversación con nuevos elementos a considerar en la medida que tomemos el guante del desafío.

La ética del psicoanálisis, lo real, el trauma y su insistencia son las coordenadas que guían la selección de referencias bibliográficas sobre la práctica analítica, mismas que podremos retomar al leer los casos clínicos que prontamente llegarán a quienes hayan enviado sus fichas de inscripción.

¡Disfruten la lectura!
 
Ana Viganó 

Letras en línea pregunta a María Cristina Giraldo


— ¿De qué manera construye cada analista una entrada en análisis? 

Si bien tenemos una misma orientación, no existen universales sobre la construcción de las entradas en análisis, en tanto cada entrada en análisis para un analizante es única e irrepetible, así como lo es la formación de cada analista. Apelo a Miller en “El ser y el Uno”: “el término experiencia designa precisamente eso: califica un proceso único”, [1] por tanto, es una experiencia singular.

Están los principios clásicos, que en modo alguno constituyen un estándar cronológico. Ellos nos orientan sobre la entrada en las entrevistas preliminares, si bien no es la única entrada; unos principios van del lado del analista y otros del lado del analizante. Una primera localización del parlêtre sobre su posición en lo real desplaza los dichos de la referencia, es decir, de las determinaciones de su historia y de las circunstancias de su vida, a un primer atisbo de su modo de gozar. La introducción al inconsciente transferencial permite el paso del enunciado a la enunciación y a los S1 en juego en su decir. Es necesaria una primera lectura, por parte del analista, de la demanda, del momento en que la misma se presenta, de cómo la construye el paciente, así como lo que sostiene el SSS en la transferencia. Sin duda, la pregunta por la psicosis y la decisión que tome el analista al respecto, si bien no es un punto de partida en la construcción del sujeto, es una condición a ser verificada durante el curso del análisis que sirve de orientación.

Yo construyo una entrada en análisis orientada por la clínica del fin de análisis, que es su horizonte. En esta perspectiva, se presentan otras entradas en un mismo análisis, que constituyen consecuencias lógicas. Estos pasos lógicos son localizables, como el paso del inconsciente transferencial al inconsciente real y con ello a la experiencia de la fuga de sentido. La construcción del fantasma que recubre el goce y que hace así pantalla de lo real, está orientada por su atravesamiento. Estoy advertida de que la consistencia lógica del fantasma hace de pantalla a la inconsistencia del Otro. ¿Qué hace el analizante con ello? La localización del síntoma fundamental en su cara mortificante, del significante amo en juego y del objeto pulsional, está orientada por la construcción del sinthome y por la posibilidad de cernir el plus de goce y de invención que lo implica.

 
— ¿En qué forma se juega en ello el análisis y la práctica de control del analista? 

Hay un anudamiento en mí como analista entre la propia experiencia en mi análisis, la práctica y el control de la misma, que sirve a la rectificación de mi acto y que, en modo alguno, se da por la vía de la identificación a mi analista. Mauricio Tarrab dice al respecto: “…la experiencia de su propio análisis incide en la práctica que el analista realiza y esa práctica marca la experiencia del analizante”. [2] Conviene preguntarse por las condiciones que cada practicante crea para llevar su propio análisis hasta el final, así como si la práctica del control es permanente o si hace de ello una cantinela normativa según la cual hay que controlar y analizarse. Vicente Palomera lo dice con todas sus letras: “El analista opera a la medida del análisis que ha hecho”. [3]
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[1] Miller, J.-A., Curso de la Orientación Lacaniana III “El ser y el Uno”, clase del 2 de febrero de 2011, inédito.
[2] Tarrab, M., La experiencia analítica: entradas y salidas, Primer Coloquio-Seminario de la Orientación Lacaniana en la ciudad de La Plata (Argentina), La Plata, 2012, p. 25.
[3] Palomera, V., “Reflexiones sobre la enseñanza y el control”, Palabra y silencio en psicoanálisis, Conversación "La formación analítica hoy", Coordinada por Éric Laurent, Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano, ELP, Madrid, 2001, p. 30.

Referencias bibliográficas sobre la práctica clínica

La orientación por lo real. Referencias en relación a la ética del psicoanálisis.

De: Lacan, J., El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires.

Clase 1: “Hay una ética del análisis. Es el borramiento, la puesta en la sombra, el retroceso, hasta la ausencia de una dimensión de la cual basta decir el término, para darse cuenta, que lo que nos separa, lo que nos divide de toda la articulación ética anterior a nosotros, "es el hábito". El buen o mal hábito. He aquí algo en sí, a lo cual nos referimos ya, que el registro, la articulación del análisis se inscribe en términos completamente diferentes, en términos de trauma y en términos de su persistencia. (p. 12)

Clase 1: “¿Cuáles son estas categorías? Es cierto que más de una vez algunos de ustedes se han preguntado, en el tiempo en que yo hablaba de lo Simbólico, lo Imaginario y de su interacción recíproca, qué era al fin de cuentas lo Real. Y bien, cosa curiosa, al contrario de una suerte de pensamiento sumario que pensaría que toda exploración de la ética debe apuntar hacia un dominio digamos de lo ideal, sino de lo irreal, verán que es correlativamente al sentido de una profundización de esta noción de Real, e inversamente en tanto se trata de una orientación, de una ubicación del hombre en relación a lo real, que la cuestión ética, en tanto que la posición de Freud nos permite hacer un progreso, se orienta y se articula. Y para concebirlo es necesario ver lo que ha pasado en el intervalo”. (p. 14)

Clase 1: “La felicidad es algo que no se le escapa a Freud como algo que debe ser propuesto para nosotros como término de toda investigación, por ética que ésta sea. Pero lo que corta, y cuya importancia no se ve lo suficiente, con el pretexto de que uno deja de escuchar a un hombre a partir del momento en el cual parece salir de su dominio propiamente técnico, lo que quisiera leer de “El malestar en la cultura”: que, nos dice, para esa felicidad no hay absolutamente nada preparado en el macrocosmos ni en el microcosmos. Este es el punto enteramente nuevo". (p. 16)
 

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