3 de diciembre de 2016

Entrevista a Araceli Fuentes

Estimados amigos:
Iniciamos un nuevo ciclo de entrevistas para el blog del CID-Lima.
Queremos agradecer a Araceli Fuentes por aceptar participar en la entrevista, por su afable presencia y generosa transmisión.


 















Por:
Angélica Ballón Sánchez
Roberto Carlos Galván Sánchez


Con relación al Seminario que has dictado hemos visto con mucho interés algo nuevo en lo que has formulado como, lo creemos así, una clínica más centrada en el objeto. Y la hemos diferenciado de otras concepciones más ligadas a la vía del significante. En primer lugar sorprendió que no esté el tema del deseo, cuando para nosotros el deseo ha sido un punto gravitante en la orientación. Y en segundo, sorprende el tema de la demanda, hay un énfasis en el tema de la demanda cuando a veces se ha pensado como presente al inicio a las entrevistas, luego surge el deseo del lado del analizante.



Los analistas operamos con la interpretación, es decir que nos servimos de la palabra del analizante para interpretarlo, fundamentalmente nos servimos del equívoco significante. Por ejemplo, a una analizante cuyo síntoma consiste en no estar, en borrarse de la escena en la que sólo se sitúa como voyeur pero en la que no quiere participar, la excusa de me acosté para no molestar, incluye me acosté para no (mol)-estar. El analista se sirve de los equívocos de la lengua del analizante para la interpretación. Pero no sólo eso, también hace uso del corte, el corte de la sesión en determinado punto puede ser usado con diferentes fines, también hace uso del dinero, subir los honorarios a un analizante cuyo síntoma es no poder soltar nada, toca la pulsión, etc.



Efectivamente la demanda está al comienzo del análisis, el sujeto se dirige al analista para pedirle algo, recuerdo una vez un hombre que se presentó diciéndome que él quería separar el yo del superyó, sin duda que este hombre tenía problemas con el superyó, pero una demanda enunciada de este modo dio lugar a que yo le dijera, “entonces usted tiene un problema teórico”. La modalidad de la demanda de análisis es importante y para eso están las entrevistas preliminares, para ponerla en forma, de forma que el análisis pueda comenzar.

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Lo que dice Lacan es que todo lo que dice el analizante es demanda. Mientras que el decir del analista, o sea, la intervención del analista es del orden de la interpretación, no de la demanda y cuando dice que el analista no responde a la demanda eso significa que no responde ni para frustrarla ni para gratificarla. No responde a la demanda para que pueda surgir el deseo, para dejar vacío el lugar que permite surgir el deseo.   

Empieza el Prefacio de su libro El misterio del cuerpo hablante diciendo: “He podido escribir el libro, porque mi cuerpo está incluido en él”. ¿Nos podría hablar un poco sobre esa autorización a decir y a escribir en su relación con el cuerpo?
      
Se trata de una autorización surgida de mi análisis y también de la experiencia del pase. Mi libro no es un libro universitario porque incluye los testimonios que he hecho, o sea, mi análisis, en el cual mi cuerpo ha estado muy presente, en el fenómeno psicosomático, en el síntoma, en el fantasma. Digamos que he podido escribir un libro porque yo estaba incluida en él, pero a partir de mi cuerpo y de lo que lo atraviesa de distintas maneras, es decir del saber que he podido extraer de la experiencia de mi análisis relativa en gran medida a mi cuerpo. 

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Esa experiencia hecha en el análisis, un análisis que duró 19 años, me permitió autorizarme a mí misma a escribirla, en la medida en que ya no esperaba la autorización del Otro y descubrí que en esa escritura encontraba una satisfacción nueva que es muy distinta de cuando uno escribe un texto universitario y se autoriza en lo que han dicho otros.

Lo interesante de concluir el análisis es encontrarse con que no hay garantías. Como no hay garantías uno se autoriza a ser el intérprete de su propia experiencia. Eso no significa que a veces no me haya dirigido a lo que han escrito otros tratando de decir mi experiencia, pero el punto fundamental era esta experiencia. El análisis permite una separación inédita del Otro y una soledad nueva, es algo así como estoy solo con mi síntoma que es mi única brújula.


Un poco conversando con Laura Benetti, nos evoca esta pregunta. ¿Cómo se posiciona el analista frente a la demanda del sujeto contemporáneo?, siendo que la época marca cierto desapego del inconsciente. 

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Hace poco recibí a una joven que lloraba mucho y su sufrimiento no estaba relacionado con ella sino con lo que le sucedía a su familia. Con lo que ella veía que le pasaba sobre todo a su madre. Es decir que se presentaba queriendo cambiar al Otro familiar.

Con el paso del tiempo pudimos descubrir que veía en el otro algo de lo que a ella le pasaba y así pudo subjetivar su síntoma. Pero en un primer tiempo mientras sufría por la familia preparaba en acto una huida que ponía en juego su satisfacción sintomática que todavía no había podido subjetivar como tal.

Con esto quiero decir que para analizarse hace falta tiempo, hace falta que el que viene se dé tiempo y que el analista también sepa maniobrar con el tiempo y pueda darle su tiempo al analizante. La relación con el tiempo se pone en juego en la transferencia y la transferencia misma pone es el tiempo y su manejo, según Lacan en “Posición del inconsciente”.

Creo que hay diferentes modalidades, y lo que hay que entender es qué causa eso, qué está causando la prisa del sujeto moderno. Porque fíjate esta chica llega urgida, que no puede más, le das una cita al día siguiente y no viene.

Para iniciar un psicoanálisis algo hay que querer saber. El psicoanálisis implica querer saber algo de uno mismo. Si no se quiere saber nada entonces no hay opción, lo que no significa que el analista no pueda maniobrar para poner a prueba la consistencia de lo que en un principio se presenta como un rechazo. Pero cuando el sujeto está muy decidido a no querer saber no hay nada que hacer.
No hay clínica sin ética, lo que significa que sin el consentimiento del sujeto a poner en juego su goce en el análisis nada se puede hacer. El analista tiene el deseo del analista que le puede permitir operar pero lo real a veces tiene formas intratables, es necesario saberlo y sobre todo aceptarlo.