15 de abril de 2014

Testimonios en la plenaria "A cada uno su real" - Congreso AMP 2014

Estas son imágenes de lo que se viene las presentaciones que se vienen leyendo y escribiendo en el Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) -2014, en Paris, titulado "Un real para el siglo XXI". Martes 15 de abril.

Pierre-Gilles Gueguen preside la Mesa
Preside la mesa Silvia Salman
Hélenè Bonnaud (ECF): "Double peine"
Ma. Laura Tkach (SLP) "La palabra liberada"
Araceli Fuentes (ELP): "El relieve de la voz" 

Rómulo Ferreira da Silva (EBP): "Tocar o real pelo real"

La Gran Conversación de la Escuela Una - Enric Berenguer

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De affectio...               
Enric Berenguer
Dándole vueltas a lo que me sugería el tema del control, pensé que el término mismo, con sus resonancias más comunes, no traduce bien lo que para mí es predominante en la experiencia.
Lacan, en “Función y campo de la palabra” (Écrits, pág. 253) apunta a algo que no tiene nada que ver con una posición de dominio: “Si el controlado pudiera ser puesto por el controlador en una posición subjetiva diferente de aquella que implica el término siniestro de control […], el mejor fruto que obtendría de este ejercicio sería aprender a mantenerse él mismo en la posición de subjetividad segunda en la que la situación pone de entrada al controlador”. Se describe el control, pues, como un verdadero dispositivo, en el que cada cual pone lo suyo y algo se produce con el concurso de los dos.
En su práctica concreta entre nosotros, al menos tal como yo la he conocido, el control tiene que ver con una modalidad de affectio, en el sentido en que en su día Jacques-Alain Miller planteó: “Para que haya una Escuela, ante todo es cuestión de que haya affectio societatis” (Elucidación de Lacan: charlas Brasileñas, EOL, Paidós, 1998)
Entiendo que la cuestión del control es en gran medida una expresión y una práctica de dicha affectio, bajo una modalidad particular. Sí, el control es una práctica agradable, en la que se genera un vínculo que participa de la transferencia de trabajo.
Podemos considerar el control como un dispositivo de Escuela, en el que cierta modalidad de transmisión está en juego. Y, si acordamos que es un dispositivo de transmisión, nos podemos preguntar qué es lo que en él pasa. Algo, en efecto, pasa, aunque no se trate del pase.
Para responder a esta pregunta, daré un rodeo. Se me ocurre plantearlo por el lado del reconocimiento, pero no en el sentido que podríamos pensarlo como obvio. Elegir a un colega para controlar con él supone un reconocimiento, de eso no hay duda. Supone también abandonar el lugar del psicoanalista amo y ponerse a trabajar con otro a quien se le reconoce una formación. Sin embargo, lo grato es comprobar que en una experiencia regular de control (que supone, como tal, la admisión en el dispositivo: no cualquiera es admitido), el que ocupa el lugar de controlado es reconocido.
Y esto en dos aspectos que se pueden distinguir. En primer lugar, porque el control permite situar el real en juego, de tal manera que aquello que a veces puede ser vivido en la práctica en el plano de la impotencia adquiere otra dignidad, la de un imposible circunscrito. En segundo lugar, porque la práctica continuada del control permite el reconocimiento de un estilo propio, dar forma a aquello de uno, de su singularidad, que desempeña un papel crucial en su práctica, permitiendo incluso que lo que de entrada se manifestaba como obstáculo pueda ser asumido como irrenunciable, como causa de la transferencia en la forma que ésta toma en cada cura, con un analista que es siempre único.
Me hubiera divertido poder acuñar una fórmula semejante a la de affectio societatis, poniendo en vez de “societatis” el genitivo de la palabra equivalente a control... pero resulta imposible. Porque la palabra latina para lo que se suele entender por control no es nada menos que.... ¡imperium! Affectio imperii hubiera sonado francamente mal.
Lo que ocurre es que la palabra control viene, al parecer, del latín tardo-medieval contra rotulus, que pasó al francés contreroule y de ahí al inglés countrollen. Rotulus, roule, es el rollo de pergamino en el que se guardaban textos escritos. Y, en particular, contreroule se refiere a un sistema por el que, a modo de comprobación, se inscribían en un segundo rollo las anotaciones, sobre todo contables, previamente anotadas en un primer rollo.
¿Podríamos jugar un poco con esa metáfora? Quizás se pueda decir que, en efecto, en ese dispositivo de transmisión que es el control, alguien se dirige a un colega de la Escuela para que algo de su práctica se inscriba en ese Otro peculiar que sólo se hace existir mediante alguna modalidad de transferencia de trabajo, con su carga necesaria de afecto. En esa inscripción, la práctica de cada uno es admitida, reconocida, además de orientada; y al mismo tiempo se va escribiendo la historia del psicoanálisis en una época determinada, que siempre se hace caso por caso, incluso sesión a sesión.
Por eso el control hace Escuela, como de modos muy distintos la hacen el cartel y el pase.

La Gran Conversación de la Escuela Una - Carmen González Táboas

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                 "LA EPOCA" EN LA GRAN CONVERSACIÓN (AMP, 2014)

Carmen González Táboas 

Veo la importancia del “legislador” y la gravedad de los intentos de exclusión que amenazan  al  psicoanálisis en Europa. Después me pregunto ¿cómo se presenta hoy en esta América el “real sin ley”? El desquicio del orden simbólico, y su consecuencia, los fenómenos sociales arrasantes, que agitan también  a las megaciudades sudamericanas, donde se los convoca y se los exaspera, pero  me parece que sucede de diferente manera. La América indo luso hispana, varias veces milenaria -precolombina-, y nueva -descubierta, conquistada, colonizada y mestizada en el siglo XVI por la España católica y medieval,- vivió y trasmutó esa cultura durante más de cuatro siglos, casi hasta ayer. No podríamos referirla a las coordenadas hegeliano-marxistas.
“La lengua es cuerpo sutil pero cuerpo” [1. Pensaba en un hecho religioso: el desgarro luterano y calvinista que, en el siglo XVI, separó las dos ideas de la salvación del alma que cambiaron el mapa político de Europa y el sentido de la vida terrestre; de la culpa, del sexo, del amor, del dinero. En el siglo XVII, el alma barroca de la Contrarreforma se volcó en la América hispana[2 y perdura una rara alquimia con las culturas nativas.  
 Mucho desearía conversar con mis colegas de la NEL. Tengo la impresión de que en esta América “el legislador” suele ser parte de una trama política intrincada e inestable; el debate entre posiciones más o menos conductistas y el psicoanálisis, institucionalmente diverso, sucede. La Iglesia convive con el difuso catolicismo popular, vivísima mezcolanza de creencias y de ritos.  Crecen las sectas cristianas no católicas. Los dioses oscuros aún piden sacrificios. El Padre imaginario vuelve a ser sin cesar restituido en algún Sujeto supuesto Saber. El neocapitalismo recubre mal el sedimento religioso; recurren las violencias de todo tipo y los feminicidios.  Las democracias vuelven a estar en la cuerda floja. Al “psicoanálisis lacaniano”, como escribió Antonio di Ciaccia, “nos corresponde a nosotros volverlo tal, en acto”.

[1 Lacan, Jacques, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1985, p.289.
[2 Mi trabajo, Aproximación al barroco indo hispano americano, con el capítulo     IX     deAún, en  Dispar, número 10, Buenos Aires, Grama, 2014.

La Gran Conversación de la Escuela Una - Mercedes Iglesias

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Estado actual de las legislaciones sobre prácticas psicoterapeúticas en Venezuela

                                                             Mercedes Iglesias

Hace algunos años se han hecho intentos de impulsar una nueva ley de salud mental y una nueva ley orgánica de salud que aún no se ha concretado. Al respecto la NEL-Maracay considera que si bien en este proyecto se constata un interés por la inclusión y por el respeto a los derechos del paciente mental, su redacción muestra una débil coherencia teórica interna y contradicciones en el enfoque político de la materia lo cual impide definir una estructura integrada de atención pública.

Por otra parte, si bien la Federación de Psicólogos ha comenzado un proceso de revisión de la ley de ejercicio de la psicología con el fin de “acabar con el intrusismo en nuestro profesión que proviene de institutos y centros de todo tipo y de dudosa legitimidad, que ofrecen formación en el área de ingenieros, contables u otros profesionales”, esta propuesta, sin embargo, no ha prosperado y se encuentra en punto muerto. Todo lo anterior hasta ahora son proyectos que no han arraigado en las prácticas legislativas. En este sentido el único criterio legal hasta los momentos es que CADIVI (organismo encargado de establecer el otorgamiento de divisas en moneda extranjera, debido al control de cambio) ha determinado desde el año 2012 que las divisas no se otorgarán para ningún gremio de la salud mental. Esto implica que este mecanismo no aplica ni para becas ni para asistencia a congresos.  

No obstante, hay una situación inquietante ya que desde 2010-2011 fue desmantelada la División de Salud Mental del Ministerio de Salud; lo que se hizo desde el Gobierno fue redefinir el concepto de salud mental y subsumirlo en el principio del buen vivir, una consigna lanzada por el presidente Chávez, devenida concepto y luego principio de acción gubernamental.

Este principio engloba estrategias orientadas a proveer desde el Estado, todas las condiciones óptimas de vida para las personas, siendo óptimo lo que el Gobierno define como tal a partir de los principios de la doctrina del “socialismo del siglo XXI”.

La División de Salud Mental consecuentemente fue subsumida en la Coordinación del Programa Nacional de Comunidad Segura y Vida Plena, que integra los programas de Salud Mental y el Sistema Nacional de Tratamiento del Ministerio del Poder Popular para la Salud a cargo por los momentos del psiquiatra Ángel Riera, director del Hospital Psiquiátrico de Caracas. Gustavo Zapata, colega de la NEL AP, quien ha estado ocupado de las discusiones en torno a la legislación y programas relativos a la salud mental, sostiene lo siguiente: “Mi apreciación es que un gobierno que está tomado por la necesidad de sostenerse en el poder, al menos por un tiempo, no va a ocuparse aún de aspectos que si bien son sustantivos, no son urgentes. Sin embargo, ya ha posicionado claramente la politización de la salud mental, y obviamente en el mediano plazo emprenderá un aggiornamento de la normativa legal vigente para ajustarlo a sus principios de acción.” 

La Gran Conversación de la Escuela Una - Claudia Pollak

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   El control una experiencia vivificante

 Claudia Pollak

El primero en mis inicios.  Esta época estuvo signada por la gran afluencia de pacientes, promovidos por el Coordinador de la Institución para la cual trabajaba, el cual parece me suponía un saber hacer. El deseo de “ver pacientes” era lo que nos orientaba a los jóvenes profesionales, sobre todo formados en la Universidad de Buenos Aires, quienes lamentablemente carecíamos de práctica clínica. O sea, recién recibida, atendiendo muchos pacientes, …parecía la Panacea. Sin embargo yo no estaba contenta, sino más bien preocupada y con temor a equivocarme. Una sensación se apoderaba de mí , a modo de “fenómeno elemental”: Sentía que debería estar conectada a través de un micrófono con aquel que era mi supervisor para poder preguntarle permanentemente:  “… y ahora qué hago” “… y ahora qué digo”  “…y esto con qué tiene que ver?...”  El A era sostenido en un lugar de sabelotodo, era yo la que no sabía pero  había al menos uno que sabía todo lo que había que saber. En este momento la supervisión (asi llamada) era como un bastón, un apoyo para recorrer el camino. Esto duró un tiempo relativamente corto, luego se fue espaciando., a medida que me dí cuenta que se trataba de escuchar al paciente.

Otro problema sobre todo al inicio: ¿qué es “escuchar”?
En un segundo momento años después., la supervisión pasó a ser una de las patas en la que se sostenía la Formación del Analista tal como se los transmitía a los alumnos y pasantes. En mi práctica se convertía en un trámite un poco burocrático (había que hacerlo) clasificatorio, donde se me “esclarecía “sobre el diagnóstico y posible tratamiento del paciente en cuestión. No era una práctica tan frecuente. El A con quien supervisaba era “el esclarecido”

El tercer momento está signado por mi último análisis en donde me vi firmemente “invitada” a controlar permanentemente, Me preguntaba por qué, tan seguido, para qué? Luego de un tiempo considerable entiendo a este espacio diferente ya que se sostiene desde una lógica distinta. Lo que allí acontece, en ese universo discursivo, tiene efectos tales en mi análisis que –concluyo- forma parte de él.

Esta práctica inédita de control,  semanal, anudado indefectiblemente a mi análisis ha modificado –entre otras cosas- mi práctica como analista, no faltó oportunidad en que luego de un Control acudí a un texto. Imborrable abrochamiento, de la Clínica a la Teoría.

Entiendo que el Control así llevado a cabo está sostenido en una posición ética, no sólo clínica, epistémica, o política

Espero haber podido transmitir algo de mi deseo en relación a la práctica del control, que se ha convertido para mí, en una práctica vivificante.

La Gran Conversación de la Escuela Una - Mirta Vázquez de Teitelbaum

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                                                                  Sobre los grupos

                                                          Mirta Vázquez de Teitelbaum

Soy miembro de la EOL y me preocupan los "grupos" ya que considero que hay en ellos algo inercial que termina parasitando a las instituciones.

En la Argentina toma la forma del "amiguismo" y/o la "ley del acomodo". Quizás por eso damos dos sentidos a la palabra grupo: conjunto y mentira. De allí el chiste acerca de las “terapias de grupo" que proliferaron en los años 70.

Hace un tiempo que entiendo a la Escuela como una institución que “no es como las otras”. Es decir que,  más allá del pase, su funcionamiento depende de quienes trabajan en diversas tareas.  Sabemos,  desde Freud, que la estructura grupal corresponde a la psicología de las masas. Se basa en la identificación horizontal entre sus miembros y vertical con quien se ubique como el ideal.   

En algún momento se discutió el tema en la EOL, y se pensó en lo inevitable de los efectos de grupo oponiéndolos a fenómenos de grupo. Lo que es cierto. Pero también es real que el tiempo puede  cristalizar esos efectos durante  lapsos prolongados.  

Por eso considero que es bienvenida la idea de trabajar sobre la instalación y permanencia de los grupos en las Escuelas. 

Tomo dos referencias de Lacan, interesado en disolver este fenómeno: la creación del cartel (“pequeño grupo de investigación... renovación cada dos años para que "no se pegoteen") y  "la obscenidad del grupo".

Interpreto que el “pegoteo”  remite a cierta adhesividad libidinal que no permite que circule libremente la transferencia de trabajo en una Escuela. 

Por eso me parece que  una Escuela debe abrir, cada tanto, la discusión y el debate acerca de la conveniencia de que haya o no grupos constituidos sin límite de tiempo. 

Lo considero, también,  un asunto de política de escuela en tanto se desee realizarla en sintonía con el discurso que la habita. 

10 de abril de 2014

La Gran Conversación de la Escuela Una - Lucía D`Angelo

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El principio del control

Lucia D’Angelo

Elevar el control a la condición de principio, implica que la Escuela no declina de la responsabilidad de llevar adelante una política para contrarrestar los efectos desegregativos introducidos por la desregulación – o exceso de regulación – de la práctica. Para Lacan: “La Escuela, desde el momento en que el sujeto entra en análisis pone en juego la responsabilidad que no puede declinar de sus consecuencias”.

Lo cual platea una paradoja, porque si la Escuela no reglamenta ninguna regulación sobre la práctica del control, por otra parte, puede y por ende debe, tener una orientación política. Porque la orientación política de la Escuela, implica que el analista debe actualizar la reflexión no sólo de evaluar la demanda y de la práctica del control del analista en formación, sino y sobre todo, de la evaluación de los efectos y de los resultados de esa práctica, entre los miembros de la comunidad de experiencia de la Escuela.

El control de la práctica mantiene con el propio análisis, una relación indisoluble con los fines de la formación, en resonancia con el deseo de saber que la anima.  

Se trata de propiciarla, de actualizar su doctrina, que ponga en primer plano el comentario continuo del acto del analista. El control es un instrumento que tiene el practicante para verificar el particular abordaje de lo real que se obtiene por la operación analítica, así como un lugar posible de constatación de la eficacia del psicoanálisis.

En la actualidad, la práctica del control es un hecho. Sin embargo, en mi experiencia, las modalidades impresas por el intento de regulación de la práctica institucional, es preciso despejar la confusión frecuente, en los practicantes, entre el psicoanálisis y las psicoterapias. Esta confusión lleva a reducir el control a la búsqueda de una solución técnica o táctica. Resituar que el control de la práctica analítica, implica poner en juego la estrategia y la táctica, de  la posición del practicante respecto de la transferencia y de la consecuente política que permita extraer la lógica de la cura. Y sobre todo, preservar el deseo del analista que la anima.

¿El control se impone? - La Gran Conversación de la Escuela Una

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                                                                   Diana Paulozky

Partiendo que el deseo del psicoanalista es su enunciación, vale recordar lo que Lacán expresó en la Conferencia de Ginebra en 1975: "No estaría mal que el analista dé cierto testimonio de que sabe qué es lo que hace". Y agrega: "Si hace algo, no sería excesivo, espero, que de lo que hace, dé testimonio de cierta manera".

Subrayo: que de lo que hace, el analista dé testimonio!!!

Sería importante diferenciar el control esporádico, provocado por una urgencia, 'para ver un caso...', de la práctica de control. Se trata entonces, de una práctica.

Me pregunto si esa práctica puede imponerse,  como sucede en la formación de IPA (controles semanales con tres didactas diferentes). A lo que respondo que el control no puede imponerse, porque él, el control, se impone desde su práctica misma.

Lo que está  en juego es la posición del analista. Es una puesta a prueba de verificación del acto analítico.

El dispositivo del control divide al sujeto controlante que da cuenta de lo que hace.
La practica del control es un dispositivo,  también bajo transferencia, en la que se testimonia sobre el deseo de analista.

Práctica que no puede imponerse porque ella misma se impone.

9 de abril de 2014

Lo real: un nuevo temblor - La Gran Conversación de la Escuela Una

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                                                              Marta Goldenberg

Así define Jacques- Alain Miller  lo que resulta de la ultimísima enseñanza de Jacques Lacan. Un nuevo temblor: lo real.

Me resonó este avance para reflexionar acerca del lugar del control en las Escuelas del siglo XXI.

Lacan propone la necesidad de un contrapsicoanálisis una vez concluidos los análisis, esto no es sin ubicar al pase con un nuevo temblor.

Me preguntaba si en el dispositivo del control no habría que pensarlo así, quitándole su privilegio de escucha simbólica y ubicar lo que es específico del acto analítico: la acción analítica.

Aquello por lo cual se demanda al espacio del control, si hay algo del acontecimiento de lo real- subjetivo- del lado del analista- que se pone en cruz y  que actúa como un tapón para la escucha.

Encuentro este párrafo de Jaques-Alain Miller que nos orienta, en el Banquete de los Analistas: "en que el control no vale sino apunta más allá, esto es a sus relaciones con el psicoanálisis", lo pensaba como el momento del control donde el cuerpo sale, atravesado por lo trabajado en dicho dispositivo, los efectos del control producen una sacudida.

Jacques Lacan en el seminario del Acto Analítico -1967, sitúa al analizante en el inicio de un análisis como el que toma su bastón y carga sus alforjas para acudir a la cita con el sujeto supuesto saber.  ( El Acto Analítico - Jacques Lacan), ese sujeto supuesto saber es  quien deberá ocupar ese lugar y sostener su acompañamiento para hacer pasar  los efectos terapéuticos a  analíticos y un deseo del analista nunca en reposo en la elaboración de una clínica para el desmontaje de la defensa .

Es así que encuentro en el dispositivo del control la implicación de la Escuela y de los que formamos la AMP, comprometidos en la responsabilidad que como lo planteó Jacques Lacan no podemos declinar de sus consecuencias."

Mi experiencia en el control - La Gran Conversación de la Escuela Una

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       Damasia Amadeo de Freda

Voy a hablar de mi experiencia en el control. Soy analista de la EOL y viajo a París regularmente para analizarme y controlar.

Mi experiencia de control fue tardía. No sucedió lo mismo con mi posición de analizante; la transferencia fue temprana e inmediata, y estoy en análisis ininterrumpidamente desde hace muchos años.

No encontré por mucho tiempo un “gusto” por el control, aunque sabía que éste debía formar parte de mi formación analítica. Durante bastante tiempo vi analistas para controlar sin poder dar continuidad a esos encuentros. Estos se reducían a uno o dos como máximo.

Por razones todavía oscuras para mí, he encontrado desde hace varios años un “gusto” por el control.

¿Cómo controlo? Sistemáticamente los mismos casos desde hace ya mucho tiempo. Un día llevo uno, al día siguiente el mismo, al otro también, y así hasta que la respuesta obtenida, aunque siempre parcial, marca un punto de conclusión que me permite pasar a otro caso.

Me sucedió encontrarme en una oportunidad con que el controlador profería exactamente las mismas palabras que había escuchado horas antes decir a mi analista: “el analista debe saber callarse”. Ahí encontré un nudo entre el análisis y el control.

Si tomo mi experiencia personal es para transmitir que el control constituye desde hace un tiempo un eslabón importante en mi formación como analista. Uno de los factores fundamentales ha sido que el control se inscribiera sistemáticamente en el tiempo, que esté marcado por una continuidad, lo cual ha sido un cambio fundamental con respecto a mis experiencias anteriores.

Sabemos que no hay control del control, como no hay Otro del Otro. Entonces, me pregunto: ¿cómo hará la Escuela, sometida inevitablemente al declive del sujeto supuesto saber, para producir el “gusto” por el control y por su práctica sistemáticamente sostenida?

Ideas...- La Gran Conversación de la Escuela Una


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 Francisco-Hugo Freda
Soy sensible al artículo de Di Ciaccia. Tampoco en Argentina la palabra “psicoanálisis” y “psicoanalista” figuran en la última ley de Salud Mental. No veo por qué esto sería un motivo de satisfacción. Tal vez sea porque se cumple con el “adagio” sobre el carácter de extraterritorialidad del psicoanálisis.

Muchos hechos me hacen pensar que no se trata extraterritorialidad sino de exclusión. ¿Es extraterritorialidad que no se escuche en las universidades alemanas hablar de psicoanálisis? ¿Es extraterritorialidad que los sistemas de salud indiquen que no es bueno que un autista sea tratado por un psicoanalista? ¿Es extraterritorialidad que no haya en todas las universidades un Departamento, un Centro o un Instituto de Psicoanálisis independiente de la psicología? ¿Es extraterritorialidad que los psicoanalistas no sean consultados cuando se establecen planes de tratamiento para toxicómanos, como sucede en Brasil? ¿Es extraterritorialidad ocultar la formación del analista y la Escuela a la cual pertenece para poder integrar ciertas redes sanitarias? Podría dar muchos ejemplos más. También podría decir que no fue en función de la extraterritorialidad que he presentado más de una vez el CPCT de París a las autoridades nacionales e internacionales ligadas al campo de la salud mental. Puedo decir que no es en nombre de la extraterritorialidad que la ECF es una “asociación miembro” de la ONU. La lista sería larga.

Creo que hay que redefinir la extraterritorialidad, que dicha definición no debe confundirse con quedarse afuera, con no aparecer, con aparecer disfrazado. Se trata de una interpretación que orienta una política para crear un campo que no confunda lo general del discurso psicoanalítico y su lugar en el mundo con lo particular de la formación del analista.

Ese campo se puede crear a partir de: generalizar el FIPA dentro de las Escuelas del Campo freudiano; asegurar la presencia regular de las Escuelas en organismos internacionales como la ONU y OMS; elaborar y proponer un programa de creación de Departamentos de Psicoanálisis en las Universidades; proponer que cada Escuela se dé los medios necesarios para estar presente anticipadamente en los asuntos de la ciudad donde el psicoanálisis en particular esté implicado.

A modo de conclusión. Hace unos meses cenábamos con un amigo en la querida ciudad de Barcelona. Casi inesperadamente, él me pregunta cómo pensaba yo la Escuela analítica del siglo XXI... Nunca comprendí por qué él me hacía esta pregunta. Intento, con estos 2500 signos, comenzar a responderme.  

Nota sobre el control - La Gran Conversación de la Escuela Una

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   Hebe Tizio
El control no es una flor aislada de la formación del analista sino que tiene relación directa con el propio análisis en la medida que la autorización a la práctica y los avatares de la misma así como la transferencia escogida para conversar sobre ella son tema del análisis. Por lo tanto hablar de si la práctica del control es o no una realidad en las Escuelas equivale de hecho a preguntar si hay análisis, pregunta que incluye otra, cómo se entiende el control en relación al análisis.

Es interesante ver la relación del control con el análisis ya que a veces puede ser una indicación controlar con el propio analista pero la más de las veces es importante la elección de otra transferencia. Otras veces el control es la puerta de entrada para un análisis.

En mi experiencia puedo decir que los practicantes saben más sobre la función del control que en otro momento. Esto hace que en general traigan ya formulada una pregunta sobre su posición en el caso y una cierta advertencia sobre sus tendencias sintomáticas. Otras situaciones ponen en primer plano problemas de los que se hacen cargo, por ejemplo cortar la sesión, empujar demasiado al paciente o las dificultades con la interpretación mientras que quienes recién comienzan centran más su inquietud en el diagnóstico y en organizar el caso.

A veces aparecen críticas sobre la modalidades y frecuencias de los controles, cada vez tengo más claro que el control necesita frecuencia pero no estándares. Siempre hay que tener tacto en este tema  porque toca de lleno al practicante en la medida que siempre está en juego el horror a su propia singularidad hecha acto. Más allá de la posición de objeto  el analista sinthome encarna un real sin ley y le presta cuerpo en el acto. El cuerpo del analista es lo que permite que haya presencia real en la medida en que puede entrar en escena velada. Claro que el control no puede tocar directamente el horror pero se puede orientar muy bien ubicando al practicante como un instrumento que se ofrece para trata el goce y ver su orientación y el relieve del funcionamiento que causa.

De la misma manera que hay diferentes modalidades del uso del control a veces hay que aclarar ciertas confusiones, el control siempre es individual y esto hay que diferenciarlo de un cierto uso que suele hacerse en los marcos institucionales donde se habla de control o supervisión grupal pero que en realidad se trata de presentación de casos y que sin duda tiene toda su importancia.

8 de abril de 2014

Reglamentación de la práctica de la psicoterapia en Irlanda - La Gran Conversación de la Escuela Una

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Florencia F. C. Shanahan

En la actualidad no hay reglas estatutarias para las diferentes prácticas de la psicoterapia en Irlanda (o de la psicología). Sin embargo, esto ha sido objeto de discusiones desde hace más de diez años. En 2012, “el gobierno irlandés se comprometió a reglamentar las prácticas de apoyo psicológico y de psicoterapia que, hasta hoy, no han sido reguladas, lo que ha conducido a que la protección del público no haya sido asegurada por las agencias de Estado”
Reglamentar significa que los títulos profesionales de psicólogos & psicoterapeutas van a ser títulos protegidos por la ley relativa a las profesiones de la salud y de los servicios sociales (de 2005) y que aquellos que deseen ejercer como psicólogos o psicoterapeutas deberán… inscribirse en el CORU, organismo de regulación establecido al amparo de esta ley, que supervisa un buen número de profesiones reglamentadas. Este organismo va a crear los pre-requisitos profesionales así como las calificaciones y condiciones previas para las prácticas profesionales ya en activo.
En septiembre de 2006, el Foro de las psicoterapias presentó la propuesta siguiente: que la Oficina del registro deberá tener el título general de “Psicoterapias” y que los dos títulos, “Psicoterapeuta” y “Psicólogo” estarán protegidos por esta Oficina del registro de las Psicoterapias.
En esa época, la APPI (Asociación Irlandesa para el Psicoanálisis y la Psicoterapia), que es una de las asociaciones profesionales del Foro, luchaba para que el título “psicoanalista” no fuese incluido en esta propuesta, y también para que se fijasen los pre-requisitos en términos de “sesiones” y no únicamente en términos de “horas”. Los miembros de la APPI son diplomados de los 3 Masters Freudianos/Lacanianos existentes (UCD, DBS, IC). Probablemente la APPI va a incorporarse a una organización de tutela (ICP) que reagrupa a todas las organizaciones principales de psicoterapia y que está en línea con el Certificado Europeo de Psicoterapia. Ver enlace.
En 2008, el Foro hizo estas recomendaciones al gobierno en lo relativo a las condiciones previas para la práctica de la psicoterapia. Los estándares propuestos son en estos momentos objeto de una consulta pública.  Ver enlace.
                                                                          
En 2008, el Foro hizo una petición al Departamento de la Salud & Infancia para fijar los criterios mínimos de la formación de un psicoterapeuta.

Cualificación y experiencia básica para ser registrado como psicoterapeuta.
Mínimo de cuatro años de formación en las modalidades específicas a la psicoterapia a nivel de master (1.400 horas) incluyendo por ejemplo:
1.    250 horas/sesiones de psicoterapia personal
2.    500–800 horas de teoría y de metodología
3.   300–600 horas/sesiones de práctica clínica supervisada con clientes/pacientes
4.    150 horas/sesiones de supervisión
5.    Evaluación diagnóstica en una institución de salud mental o psicosocial.
  
Traducido al español por Carmen Cuñat

Control, supervisión, superaudición* - La Gran Conversación de la Escuela Una

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Mario Izcovich

Hace muchos años, cuando comencé a estudiar en la Facultad de Psicología había dos “must”. Al comenzar la carrera era “obligatorio” comenzar un análisis y una vez acabada,  apenas uno se iniciaba en la práctica clínica era “obligatorio” controlar (en aquella época lo llamábamos supervisar)

Con este segundo “must” se buscaba a alguien que lo oriente a uno a dar los primeros pasos en la clínica.

Recuerdo que mis primeras experiencias de control me dejaban con cierta sensación de perplejidad. Luego de exponer de forma muy ordenada el caso, el analista tan sólo me decía que estaba bien y ahí concluíamos.

El paso posterior por algunas experiencias de control, me llevaron a pensar que había ciertamente una clínica del control. Y que había muchas modalidades.

En cualquier caso, lo que me quedaba claro era que en la práctica lacaniana el control escapaba a un standard. Había un recorrido del control que iba del “must” a la pregunta sobre el dispositivo, permitiendo que se despliegue tanto el deseo como la transferencia.

La sensación de perplejidad vuelve a aparecer muchos años después cuando ya en un curso que dicto en la Universidad a psicólogos desde hace tres años, me encuentro con que no sólo ninguno controla sino que a duras penas saben lo que es (no hablemos de analizarse). Se orientan, me señalan algunos por cierto “sentido común”.

En mi caso la práctica del control ya no tiene que ver con lo que buscaba al principio: el consejo y la orientación. Para mí, se trata de una práctica en la que se pone en juego la transferencia y donde uno trabaja los propios impasses. Una conversación en la que uno se aleja de la soledad del despacho y trabaja las preguntas que emergen.

Llegados a este punto me pregunté qué pasa con el control en la actualidad. ¿Qué dicen los analistas jóvenes, los colegas?

Consulté a un grupo de colegas acerca de las razones por las que controlan y estas son las respuestas del pequeño experimento:

Algunas de las respuestas tienen que ver con el verificar la orientación de la cura. Esto se resume en la frase siguiente:… “para verificar si la orientación en el caso es oportuna tal y como uno cree”… (R. Godínez).

Otras respuestas tienen que ver con el no saber y la posición del analista: … “El psicoanalista frente a sus pacientes está sumido igualmente en este no saber…El psicoanálisis hace una apuesta ética muy clara: el psicoanalista debe preservar a toda costa este no saber sobre el paciente para empujarle a que sea él el que vaya elaborando su propio saber sobre sí mismo”... (E. Molleda)

Finalmente la respuesta en la que coinciden todos es como análisis y control se cruzan, como es necesario tratar los impasses ligados a lo subjetivo y la pregunta por el deseo de analista: … “lo que se obtiene es algo de un saber de la posición como analista y de la relación con el propio inconsciente”… (C. Grifoll)…“Las resonancias de la intervención que emergen en el control, tocan no sólo la dirección de la cura sino también la formación y el propio análisis. No se trata de dar cuenta a un tercero, sino de trabajar los impases del practicante con el deseo del analista y con su acto”… (C. Lotito) …”control y análisis son 2 que se enlazan y se articulan entre sí”… (R. Godínez)

El Control ha de preservar lo distintivo del uno por uno, de ahí que en casi todos los colegas aparecen además otras cuestiones que nos vienen dada por su mirada singular, como “la sorpresa” (P. Villate), la soledad del analista:….”Pues aunque siempre se esté solo en ese momento crucial, es mejor no estarlo después”… (M. Chang),… “confusión al principio  para poder hacer una articulación después”… (R. Sicart), la chispa,… “ a veces encuentras esa chispa que te hace ver las cosas más allá y salirte del saber repetido, simplificado y manufacturado, para volver a poder sostener el lugar de analista”… (E. Molleda)

En definitiva, lo constatamos con las respuestas, el control permite tratar las consecuencias del acto analítico. Queda abierta para pensar la cuestión de la transmisión fuera de nuestro ámbito lacaniano.

Agradezco a: Myrian Chang, Rosa Godínez, Carmen Grifoll, Ceres Lotito, Esperanza Molleda, Rosalina Sicart, Elena Serra y Pablo Villate.

*Expresión utilizada por J. Lacan en una de las Conferencias que dictó en Columbia University (año 1975)