Diana
Paulozky
Partiendo que el deseo del psicoanalista es su enunciación,
vale recordar lo que Lacán expresó en la Conferencia de Ginebra en 1975: "No
estaría mal que el analista dé cierto testimonio de que sabe qué es lo que
hace". Y agrega: "Si hace algo, no sería excesivo, espero, que de lo que hace,
dé testimonio de cierta manera".
Subrayo: que de lo que hace, el analista dé
testimonio!!!
Sería importante diferenciar el control
esporádico, provocado por una urgencia, 'para ver un caso...', de la práctica
de control. Se trata entonces, de una práctica.
Me pregunto si esa práctica puede
imponerse, como sucede en la formación de IPA (controles semanales con
tres didactas diferentes). A lo que respondo que el control no puede
imponerse, porque él, el control, se impone desde su práctica misma.
Lo que está en juego es la posición del
analista. Es una puesta a prueba de verificación del acto
analítico.
El dispositivo del control divide al sujeto
controlante que da cuenta de lo que hace.
La practica del control es un
dispositivo, también bajo transferencia, en la que se testimonia sobre
el deseo de analista.
Práctica que no puede imponerse porque ella
misma se impone.
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