Creo que se puede decir que Lacan conceptualiza el inconsciente real en El seminario 11, el seminario de los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis, el inconsciente claramente es uno de ellos.
Es un momento especial para él y para el psicoanálisis, ha sido “excomulgado”, como Spinoza, de la comunidad psicoanalítica (Lacan mismo hace esa analogía en su seminario), sus cursos dejan de “contar oficialmente” para los estudiantes que pertenecen a esta. Se dice, entre otras cosas, que fue sobre todo por el “corte” no programado de las sesiones que daba como analista.
El corte, la separación, la ruptura, tiñe y causa este seminario. Si bien en seminarios anteriores se lee este camino. Es a partir de este momento, que se clarifica que el inconsciente freudiano es leído desde otra cara, desde el intervalo, desde fuera de la estructura y la dialéctica, desde la cosa, desde lo real y la causa.
El primer día del seminario Lacan
plantea la revisión del deseo de Freud como un cuestionamiento al origen del
psicoanálisis. Del deseo como objeto. Aborda el inconsciente freudiano más allá
de su estructura como un lenguaje, ¾su más sólida y conocida propuesta de
lectura del inconsciente¾ y ahora lo hace desde la función de la
causa. Se aleja de lo sistemático y se pone del lado de lo inasimilable, del
ombligo del sueño.
Con esta intención, trae a
colación el ensayo sobre las magnitudes negativas de Kant para acentuar que
“en la función de la causa
siempre queda esencialmente cierta hiancia”[1],
en este escrito se concluye que el concepto de causa es injustificable por
la razón.[2]
Lacan comenta también cómo este filósofo inscribe la causa como modalidad en
las categorías de la razón pura pero que “no por ello queda más racionalizada”[3].
En ese texto, en Crítica a la razón pura, se plantea comprender el
concepto de causa como fundado enteramente a priori en el entendimiento o como
mera ilusión.[4]
Lacan separa la causa de lo
determinado del lenguaje y de la ley, dice su famosa frase: “solo hay causa de
lo que cojea”.[5] El inconsciente estaría en
ese intervalo, mostrándonos “esa hiancia por donde la neurosis empalma con un
real”[6].
Un real tomado desde la función de la causa, el que no estaría determinado. Esa
hiancia característica de la causa la ubica en el orden de lo no realizado, de
lo no nacido.[7] Esa misma hiancia inasimilable
que Freud situó en el ombligo de los sueños.
Aquí Lacan localiza el UNO como ranura, como ruptura,
como corte, el uno de la discontinuidad del Unbewusste. Nunca sobre una totalidad
encubierta como otros analistas lo han pensado. No es el uno de Parménides, de
una totalidad o de una falsa unidad o con el fondo de una ausencia, sino es el
uno de la ranura, de la ruptura. En ese sentido Lacan dice que el Unbegriff es el
límite del Unbewusste. El Unbegriff
como el límite (como incomprensible o no realizado) asociado a la causa.
“El inconsciente se
manifiesta siempre como lo que vacila en un corte del sujeto -de donde vuelve a
surgir un hallazgo, que Freud asimila al deseo-”[8],
este es el sujeto indeterminado que aparece y desaparece en el discurso en
algún punto de sorpresa. Para Lacan la hiancia del inconsciente es “pre- ontológica… es que no es ni ser ni no-ser, es
no-realizado”.[9] Lacan da el ejemplo del limbo en donde
está la comadrona que hace abortos, de los seres intermediarios y repite la
conocida cita de Freud del verso de Virgilio: “Flectere si nequeo
superos, Acheronta
movebo” / Si no
puedo inclinar a los Poderes Superiores, moveré las Regiones Infernales” . Lo óntico aquí no sería ese limbo sino la discontinuidad, la ranura por donde
eso no realizado se muestra en un instante, la cualidad de evanescente, lo
evasivo del mismo inconsciente.[10]
La función del concepto de
inconsciente es “estar en relación profunda, inicial, inaugural, con la
función del concepto de Unbegriff - o Begriff del Un original,
o sea, el corte.”[11]
Ese corte también se vincularía a la función del sujeto, el cual se constituiría
por los efectos del significante.
Lacan dice varias veces que el
inconsciente freudiano, tan débil desde lo óntico, es ético. A lo largo del
seminario siempre vuelve a poner en vitrina el deseo de Freud, esa sed de
verdad, remarcando que no lo dice desde un lado de coraje impresionista sino
más bien desde el encuentro con lo real. Ya en el seminario de la ética Lacan
había esbozado esta idea: “la cuestión ética, en la medida en que la posición
de Freud nos permite progresar en ella, se articula a partir de una orientación
de la ubicación del hombre en relación con lo real”[12].
En el seminario se propone que lo
más característico del inconsciente freudiano no es una lista de las formas del
inconsciente sino la característica de tropiezo, de falla, que las engloba. Ahí
hay algo que exige su realización. El estatus del inconsciente es ético. Es en
esta “producción” dónde Freud desea ir a ver. Es donde busca y encuentra lo que
sobrepasa al sujeto, el hallazgo, la sorpresa: “este hallazgo, en cuanto
se presenta, es re-hallazgo y, además, está siempre dispuesto a escabullirse de nuevo,
instaurando así la dimensión de la pérdida.”[13]
Bastante más adelante en el
seminario, poco después de plantear que el psicoanálisis resiste a través del
analista, que es el único testigo de la evanescencia del inconsciente. Se vuelve
a retomar la idea-palabra que indica la “causa” del inconsciente y también se remarca
sutilmente su variable ética: “en este caso la palabra causa debe
ser entendida en su ambigüedad, causa que defender, pero también función de
la causa a nivel del inconsciente-, esta causa ha de ser concebida
intrínsecamente como una causa perdida. Es la única posibilidad que tenemos
de ganarla.”[14]
Para terminar, creo que, en este
seminario, en sincronía con el escenario que vivía el psicoanálisis, Lacan ha
tomado partido por lo real más que nunca, por la experiencia evanescente del
inconsciente en su clínica, ha mostrado la cara de lo real en cada concepto
fundamental y ha sabido leer el deseo de Freud desde su contexto. Creo que está
intentando darle a la función de la causa una estructura temporal a partir de
lo imposible y a la vez tomar una certeza freudiana del lado de lo real. Una
certeza, como lo hizo Descartes, que apunta a un real, pero a diferencia de
este, sin la necesidad de una verdad objetiva en el Otro.
Lacan plantea entender la función
de la causa como “una interdicción que trae un ente al ser, pese a su no
advenimiento, es una función de lo imposible sobre la cual se funda una
certeza”[15].
Asociado a la NELcf-Lima
Bibliografía
[1] Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 29.
[2] Kant, I., Opúsculos
de filosofía natural, Alianza Editorial S. A, Madrid, 1992. p. 161.
[3] Lacan,
J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 29.
[4] Kant,
I., Crítica a la razón pura, Titivillus ePub
base r1.2, 1781. p. 255 (b124).
[5] Lacan,
J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 30.
[6] Ibid.
[7] Ibid.
[8] Lacan,
J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 35.
[9] Ibid., p. 38.
[10] Ibid., p. 39 y 40.
[11] Ibid., p. 51.
[12] Lacan,
J., El Seminario, Libro 7, La Ética del psicoanálisis, Paidós, 1959-1960.
p. 21.
[13] Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 33.
[14] Ibid., p. 134.
[15] Ibid.
Comentarios sobre el trabajo de Iván D’Onadío Muñoz, “El Inconsciente Real”
Por Albor Debernardi
Voy a tomar en primer lugar una frase que Iván presenta en el tercer párrafo de su trabajo escrito, donde menciona: “El corte, la separación, la ruptura, tiñe y causa este seminario”, refiriéndose al seminario 11. Esta frase no solo orienta su trabajo, sino también el contexto en el que se encontraba Lacan en esta época. Año 1964, desarrolla los cuatro conceptos fundamentales, inconsciente, repetición, transferencia y pulsión. Período en el cual inicia su seminario con una clase en la que relata cómo el Comité Ejecutivo de la IPA lo excomulgó, y unos meses después funda la escuela freudiana de París, instaurándose así, la experiencia de escuela. Es en este seminario, en este contexto, y ahora voy al final del desarrollo del trabajo de Iván, que “Lacan toma partido por lo real más que nunca antes, por la experiencia evanescente del inconsciente, mostrando la cara de lo real en cada concepto fundamental”. En otras palabras, cambia la lectura del inconsciente freudiano, y lo aborda desde el corte, la fisura, “lo asemeja desde la función de la causa”1 donde “la causa es la hiancia misma”2.
Continuando con el texto de Iván, menciona que Lacan separa la causa de lo determinado del lenguaje y de la ley. Hace referencia a la frase de Lacan “sólo hay causa de lo que cojea”2, es decir, de lo que no andaría, de lo que no va. Ahora, si hablamos de ley, podemos pensar en lo que se repite siempre de la misma manera, “como la ley de la gravedad, pero si pensamos en las leyes, no queda demasiado lugar para lo nuevo”4. Es por esto, que la causa no es la ley, no es los S1, S2… articulados que determinan la cadena, buscando producir un sentido, esa ley vendría a suturar la dimensión de la causa, a taponarla, la causa es lo que siempre abre.
Siguiendo el texto de Iván, más adelante menciona la frase de Lacan: “El inconsciente se manifiesta siempre como lo que vacila en un corte del sujeto, de donde vuelve a surgir un hallazgo, que Freud asimila al deseo” Destaca, que este es el sujeto indeterminado que aparece y desaparece en el discurso en algún punto de sorpresa”. Remarca aquí, el punto de evanescencia del inconsciente lacaniano, donde no hay articulación de los significantes, sino el inconsciente de la pulsación temporal.
Para finalizar, la frase que expone Iván al final de su texto: “Creo que está intentando darle a la función de la causa una estructura temporal a partir de lo imposible y a la vez tomar una certeza freudiana del lado de lo real… sin la necesidad de una verdad objetiva en el Otro”, engloba la conceptualización de inconsciente que Lacan desarrolla en este seminario.
Además en el Prefacio a la edición inglesa del seminario XI, Lacan esclarece un poco más al decir: “Cuando el esp de un laps, el espacio de un lapsus, ya no tiene ningún alcance de sentido (o interpretación), tan sólo entonces puede uno estar seguro de que está en el inconsciente… pero basta con que se le preste atención para que uno salga de él”5. Es decir, en el momento que aparece un S2, un sentido, aparece la cadena, ahí uno ya estaría por fuera del inconsciente.
Participante del CID-Lima
Bibliografia
[1] Gorostiza, L. (2020). Conferencia
de Apertura del SCF Curso 2020, “El inconsciente freudiano, el nuestro y el
actual” – Seminario del Campo Freudiano – Sección La Plata de la EOL. Seminario del Campo Freudiano. https://scf-laplata.com.ar/conferencia-de-apertura-del-scf-curso-2020/
[2] Ídem.
[3]Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 30.
[3] Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, 1964. p. 35.
[4]BRODSKY, G. (2020): “Fundamentos 1. Comentario del Seminario 11. Buenos Aires,
Grama Ediciones, p. 73.
[5]Lacan, J. (s.f.). Prefacio a la edición inglesa
del Seminario XI. Escuela de la Orientación Lacaniana. https://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=el_pase&SubSec=articulos&File=articulos/prefacio_seminar io11.html