8 de abril de 2014

Control, supervisión, superaudición* - La Gran Conversación de la Escuela Una

Flashes

Mario Izcovich

Hace muchos años, cuando comencé a estudiar en la Facultad de Psicología había dos “must”. Al comenzar la carrera era “obligatorio” comenzar un análisis y una vez acabada,  apenas uno se iniciaba en la práctica clínica era “obligatorio” controlar (en aquella época lo llamábamos supervisar)

Con este segundo “must” se buscaba a alguien que lo oriente a uno a dar los primeros pasos en la clínica.

Recuerdo que mis primeras experiencias de control me dejaban con cierta sensación de perplejidad. Luego de exponer de forma muy ordenada el caso, el analista tan sólo me decía que estaba bien y ahí concluíamos.

El paso posterior por algunas experiencias de control, me llevaron a pensar que había ciertamente una clínica del control. Y que había muchas modalidades.

En cualquier caso, lo que me quedaba claro era que en la práctica lacaniana el control escapaba a un standard. Había un recorrido del control que iba del “must” a la pregunta sobre el dispositivo, permitiendo que se despliegue tanto el deseo como la transferencia.

La sensación de perplejidad vuelve a aparecer muchos años después cuando ya en un curso que dicto en la Universidad a psicólogos desde hace tres años, me encuentro con que no sólo ninguno controla sino que a duras penas saben lo que es (no hablemos de analizarse). Se orientan, me señalan algunos por cierto “sentido común”.

En mi caso la práctica del control ya no tiene que ver con lo que buscaba al principio: el consejo y la orientación. Para mí, se trata de una práctica en la que se pone en juego la transferencia y donde uno trabaja los propios impasses. Una conversación en la que uno se aleja de la soledad del despacho y trabaja las preguntas que emergen.

Llegados a este punto me pregunté qué pasa con el control en la actualidad. ¿Qué dicen los analistas jóvenes, los colegas?

Consulté a un grupo de colegas acerca de las razones por las que controlan y estas son las respuestas del pequeño experimento:

Algunas de las respuestas tienen que ver con el verificar la orientación de la cura. Esto se resume en la frase siguiente:… “para verificar si la orientación en el caso es oportuna tal y como uno cree”… (R. Godínez).

Otras respuestas tienen que ver con el no saber y la posición del analista: … “El psicoanalista frente a sus pacientes está sumido igualmente en este no saber…El psicoanálisis hace una apuesta ética muy clara: el psicoanalista debe preservar a toda costa este no saber sobre el paciente para empujarle a que sea él el que vaya elaborando su propio saber sobre sí mismo”... (E. Molleda)

Finalmente la respuesta en la que coinciden todos es como análisis y control se cruzan, como es necesario tratar los impasses ligados a lo subjetivo y la pregunta por el deseo de analista: … “lo que se obtiene es algo de un saber de la posición como analista y de la relación con el propio inconsciente”… (C. Grifoll)…“Las resonancias de la intervención que emergen en el control, tocan no sólo la dirección de la cura sino también la formación y el propio análisis. No se trata de dar cuenta a un tercero, sino de trabajar los impases del practicante con el deseo del analista y con su acto”… (C. Lotito) …”control y análisis son 2 que se enlazan y se articulan entre sí”… (R. Godínez)

El Control ha de preservar lo distintivo del uno por uno, de ahí que en casi todos los colegas aparecen además otras cuestiones que nos vienen dada por su mirada singular, como “la sorpresa” (P. Villate), la soledad del analista:….”Pues aunque siempre se esté solo en ese momento crucial, es mejor no estarlo después”… (M. Chang),… “confusión al principio  para poder hacer una articulación después”… (R. Sicart), la chispa,… “ a veces encuentras esa chispa que te hace ver las cosas más allá y salirte del saber repetido, simplificado y manufacturado, para volver a poder sostener el lugar de analista”… (E. Molleda)

En definitiva, lo constatamos con las respuestas, el control permite tratar las consecuencias del acto analítico. Queda abierta para pensar la cuestión de la transmisión fuera de nuestro ámbito lacaniano.

Agradezco a: Myrian Chang, Rosa Godínez, Carmen Grifoll, Ceres Lotito, Esperanza Molleda, Rosalina Sicart, Elena Serra y Pablo Villate.

*Expresión utilizada por J. Lacan en una de las Conferencias que dictó en Columbia University (año 1975)

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