Sobre los
grupos
Mirta Vázquez de Teitelbaum
Soy miembro de la EOL y me preocupan
los "grupos" ya que considero que hay en ellos algo inercial que termina
parasitando a las instituciones.
En la Argentina toma la forma del "amiguismo" y/o
la "ley del acomodo". Quizás por eso damos dos sentidos a la palabra grupo:
conjunto y mentira. De allí el chiste acerca de las “terapias de grupo"
que proliferaron en los años 70.
Hace un tiempo que entiendo a la Escuela como una
institución que “no es como las otras”. Es decir que, más allá del pase,
su funcionamiento depende de quienes trabajan en diversas tareas.
Sabemos, desde Freud, que la estructura grupal corresponde a la
psicología de las masas. Se basa en la identificación horizontal entre sus
miembros y vertical con quien se ubique como el ideal.
En algún momento se discutió el tema en la EOL, y
se pensó en lo inevitable de los efectos de grupo oponiéndolos a fenómenos de
grupo. Lo que es cierto. Pero también es real que el tiempo puede
cristalizar esos efectos durante lapsos prolongados.
Por eso considero que es bienvenida la idea de
trabajar sobre la instalación y permanencia de los grupos en las
Escuelas.
Tomo dos referencias de Lacan, interesado
en disolver este fenómeno: la creación del cartel (“pequeño grupo de
investigación... renovación cada dos años para que "no se pegoteen") y
"la obscenidad del grupo".
Interpreto que el “pegoteo” remite a cierta
adhesividad libidinal que no permite que circule libremente la transferencia
de trabajo en una Escuela.
Por eso me parece que una Escuela debe
abrir, cada tanto, la discusión y el debate acerca de la conveniencia de que
haya o no grupos constituidos sin límite de tiempo.
Lo considero, también, un asunto de
política de escuela en tanto se desee realizarla en sintonía con el discurso
que la habita.
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