10 de agosto de 2013

Boletín Bordes 04

El Entierro de la Sardina.- Francisco de Goya

BORDES
No. 4
7 de Junio de 2013

Boletín de la NEL hacia el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana
XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano

HABLAR CON EL CUERPO
LAS CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACIÓN DE LO REAL
Buenos Aires, 22 y 23 de noviembre de 2013

En este boletín:
Editorial.- Ruth Hernández
El síntoma como cuerpo en el análisis.-  Alba Alfaro
Festividad religiosa como suplencia frente a lo real.- Edwin Jijena Durán
Comentario a al escrito de Alba Alfaro.- Beatriz García Moreno

Editorial

En esta oportunidad Alba Alfaro retoma, a partir del pase de Silvia Salman, la cuestión del deseo del analista y su función como operador en el desmontaje de la pulsión, en un análisis llevado hasta sus últimas consecuencias, cuyo testimonio ha situado al síntoma como cuerpo en la cura y como sede de la operación analítica. Muestra cómo la reducción de goce, de lo imaginario a lo simbólico, hizo de borde para la reducción a lo real, permitiendo el desmontaje y la construcción de la gramática pulsional. Finalmente se evidencia el desplazamiento en la posición del analista quien corre el velo y se corre él mismo,  permitiendo al analizante interpretar su goce.  
Edwin Jijena, por su parte, nos trae un interesante trabajo sobre una festividad religiosa como una creación o respuesta ante lo real que gira sobre los binarios salud-enfermedad o protección-desamparo. Específicamente se refiere a los chunchos promesantes, que realizan una vez al año el ritual de danzas a San Roque, el Santo médico de los pobres, como suplencia frente a lo real. Ante lo real de la enfermedad, en sus inicios la lepra, y el Otro que no existe se construye un mito. La Fiesta grande del Patrono San Roque se presenta como una suplencia para el serparlante, la suposición de un Otro que sí sabrá dar respuesta.
Acompañamos este número con El entierro de la sardina, de Goya. Pintura que da cuenta de una ceremonia con la que se entierra simbólicamente al pasado cada miércoles de ceniza; representa el final de toda la provocación y transgresión de los días de carnaval, tiempo de instintos primarios, del protagonismo del pueblo llano frente a las instituciones, del predominio del caos. El fin de la ceremonia es un llamado al orden, a que surja una sociedad nueva.

Buena lectura!

Ruth Hernández B.
Editora


EL SÍNTOMA COMO CUERPO EN EL ANÁLISIS [1]
Alba Alfaro
NEL Maracay-Venezuela

El testimonio de pase de Silvia Salman [2] da cuenta de una manera esclarecedora para mí, de cómo la operación del analista produce el desmontaje de la pulsión y de cómo el deseo del analista, alojando la destitución subjetiva desde la entrada, permite el recorrido de un análisis hasta sus últimas consecuencias. Este testimonio sitúa elsíntoma como cuerpo en el análisis y como sede de la operación del analista. Esta ubicación, como cuerpo y como sede, implica al síntoma modificado por la intervención del analista. Es este el que anuda el sujeto a la experiencia del análisis y que instala al analista como un operador de lo real. En este sentido Salman refiere que la interpretación “’Ud. me provoca eso’, y un ‘agarrarme’ en acto por parte del analista…fue la clave para desarticular el circuito pulsional que fijaba y determinaba la repetición con la que se obtenía una satisfacción tanto sintomática como fantasmática. [3]” Así es producido el desplazamiento del significante “huidiza” al “no me deja ir”, el cual modifica el síntoma e instala el amor transferencial. “Hacerse agarrar para huir” constituye para este sujeto la fórmula del partenaire-síntoma sobre la que opera el analista y que una vez modificada instala el dispositivo.

La reducción del goce, de lo imaginario a lo simbólico, hizo de borde para la reducción a lo real, permitiendo el desmontaje y la construcción de la gramática pulsional. El “cerrar la boca” para no ser devorada había sido suplantado por el “Dibujo animado” en la historia del sujeto. La interpretación del analista (“desanimado”) descompone el sentido y contribuye a la construcción de la fórmula fantasmática: “hacerse agarrar por el Otro”, “agarrada por la mirada del Otro”. Si el “agarrar” implica la captura del cuerpo, el síntoma “huidiza” responde como rechazo. Por esta vía el síntoma permite al sujeto histérico construirse un cuerpo, “tener el cuerpo” [4].
La conexión necesaria entre goce y contingencia es develada en este recorrido al producirse  “la reducción del factor cuantitativo” [5]. Se trata de una renuncia para que el sujeto “ceda el goce que lo mantiene amarrado, incluso a lo que ya elucidó [6]. El testimonio da cuenta de una interpretación del analista que resultó “crucial para orientar el análisis hacia la salida y el final”. Salman lo describe: “’Usted aún no encontró el significante desanimado’ fue la interpretación que desencadenó lo que llamé en el primer testimonio el tiempo de desinvestimiento.” [7] Y ella explica: “’No hacer existir más la mirada del Otro que me agarra’ fue el efecto de la operación analítica del atravesamiento del fantasma, allí donde el fantasma impedía el saber arreglárselas con el síntoma.” [8]
La reducción de lo simbólico a lo real opera en la medida en que la interpretación del analista evoca en el cuerpo al goce, lo hace resonar [9]. Esta interpretación tiene valor de acto el cual solo puede verificarse al final, cuando se constata que el goce fue “tocado” [10].

“La dejo ir”, sentenciado por el analista, muestra un desplazamiento en la posición de este. “Se trata ahora - dice Salman- de encarnar en su decir el agujero alrededor del cual el circuito pulsional hace su recorrido. Así,  corre el velo y se corre él mismo, permitiendo al analizante interpretar su goce. ‘Si él me deja ir, y yo sigo acá, entonces no hay nadie que me tenga agarrada, el analista tampoco’. [11] El significante “Encarnada”, surge como un “nuevo semblante” en el cual se concentra: “el cuerpo, lo vivo y lo femenino que se obtiene al final de la experiencia.” [12]

Leer más en: Bordes 04

No hay comentarios:

Publicar un comentario