Boletín de la NEL hacia el IX Congreso de la AMP
Nº 6
10 de diciembre de 2013
Editorial
María Hortensia Cárdenas
UnReal nuevamente –considerado para el siglo XXI– el que intentamos circunscribir cada vez en la experiencia analítica o en nuestra práctica. UnReal diferente al real de la ciencia o al real del malestar contemporáneo que se presenta día a día bajo diferentes formas contingentes.
UnReal que, sin
nombrarlo así, Freud dio las pistas para empezar a abordarlo cuando, en el
encuentro inaugural traumático, señala un excedente de sexualidad que no dejará de repetirse en el síntoma. Un encuentro de lo real
de un goce siempre inasimilable, que se conmemora en cada repetición y que
Lacan formulará como el agujero de la ausencia de relación sexual.
¿Cuál es la
posición del analista que conviene, que permitiría al analizante aproximarse a
su UnReal? Lorena Greñas destaca en su texto lo real del tiempo que el analista introduciría para perturbar la defensa. Laura
Arciniegas reflexiona sobre cómo el deseo del analista apunta a reducir al otro a su real y liberarlo del
sentido.
Deseo del analista y tiempo
Lorena Greñas
“A mi entender [dice Miller], Lacan establece en su última
enseñanza que allí donde el analizante busca la verdad, el algoritmo
[real/semblante] lo conduce a encontrar lo real, y que la decepción de la
verdad es correlativa de un acceso a lo real, donde ciertamente se trata menos
de que él encuentre lo real que de que lo real lo alcanza a él”. (1) Al hacer
referencia a la dimensión del encuentro, Miller introduce lo real del tiempo.
Por otro lado señala que “las relaciones entre lo verdadero y el
tiempo siempre fueron difíciles para el pensamiento, como si lo verdadero
tuviese una pretensión natural a un «fuera de tiempo»”, (2) ¿no es acaso el
deseo del analista como “un deseo de alcanzar lo real, de reducir al Otro
a su real y liberarlo del sentido” (3) lo que posibilita este
encuentro? Cabe así intentar elucidar cuál es la posición del analista que
introduce lo real del tiempo para perturbar la defensa… de la buena manera.
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1. Miller,
J.-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2003, p. 16.
2. Miller,
J.-A., La erótica del tiempo y otros textos, Tres Haches, Buenos Aires, p. 19.
3. Miller,
J.-A., “Presentación del tema del IXo Congreso de la AMP ”. Disponible en: http://www.congresamp2014.com
Sobre el deseo del analista
Laura Arciniegas S.
“La redefinición del deseo del
analista, que no es un deseo puro como dice Lacan, no es pura metonimia
infinita, sino que se nos aparece como un deseo de llegar a lo real, de reducir
al otro a su real y liberarlo del sentido”.
Los cimientos del deseo del analista,
se hunden en lo más singular del goce de cada uno, en su locura irrepetible,
que se transforma por la experiencia psicoanalítica en un tratamiento distinto
del goce del síntoma, sin la atadura del fantasma. G. Stiglitz (1). Una
invención que no es sin el goce de la pulsión. No es un deseo puro, pero no es
un puro vacío, pues está arraigado en el cuerpo. “Nueva topología del objeto
que pone de manifiesto el lugar de causa y ya no de velo” como lo propone Salman (2) al
enfatizar que dicho deseo surge de un tratamiento y una transformación del
lugar del objeto “a” a partir del trabajo analítico. Dejar de desconocer la
función que tiene el objeto “a” en su deseo para así reintegrarlo a su causa.
Así, el deseo del analista, abordado ahora en su punto de relación con lo real,
como deseo de obtener la diferencia absoluta, apunta a “reducir al otro a su
real y liberarlo del sentido”.
La práctica analítica orientada
ahora bajo la égida de la pregunta ¿qué satisface? que se distingue sensiblemente
de la pregunta ¿qué significa? abre otra dimensión del decir e invita expresamente a buscar
allí donde “eso goza”. La interpretación, como un modo de decir
especial, que acentúa en el significante la materialidad y el sonido, no es ya
solicitada por sus efectos de sentido, sino por sus efectos de goce, “efectos
corporizados”.(3) Sorprender a lo real, ahí donde resuena, y por ese mismo
hecho ubicar la incidencia del traumatismo, es a lo que invita Naveau (4). Para
ello el decir del analista ha de alojar un vacío… ¡que toca a su propio cuerpo!
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1. Stiglitz,
G., “Flashes sobre el deseo del psicoanalista”, El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era. ¿Qué
consecuencias para la cura?, Grama, Buenos Aires,
2012.
2. Ibíd.
3. Miller,
J.-A., “Sutilezas Analíticas”, Paidós, Buenos Aires, 2011, Caps. 17 y 20.
4. What’s Up! Nº 3.
Jornada clínica
Llamado a Comunicaciones
Nueva fecha tope para presentación de trabajos
Llamado a Comunicaciones
Nueva fecha tope para presentación de trabajos
Los miembros de
Envíen sus
trabajos hasta el 5 de enero 2014.
Comisión Editorial Boletín UnReal
María Hortensia Cárdenas
Mercedes Iglesias
Ana Viganó
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Mercedes Iglesias
Ana Viganó
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