Periódico
El Punt Avui
(España)
IVÁN RUIZ
PSICOANALISTA I PRESIDENTE DE LA
ASOCIACIÓN TEADIR DE PADRES, MADRES Y FAMILIARES DE PERSONAS CON AUTISMO
“El autista es el insumiso de la identificación”
27/01/14
02:00 - LÍDIA VIDAL
Aplicar un
ideal de normalidad a los autistas los desprovee de lo más singular que ellos
han encontrado.
Con una clara
intención de divulgar los beneficios del psicoanálisis en el tratamiento del
autismo, primero fundó la Asociación TEAdir y después codirigió el documental “Otras voces. Una mirada
diferente sobre el autismo.
Ahora, con Neus Carbonell, han escrito el libro
‘No todo sobre el autismo', que presentan hoy en la libreria +Bernat de
Barcelona.
¿El autismo
es como una burbuja en la que el niño se protege del mundo?
La burbuja es la manera más
conocida de explicarlo, pues supone estar aislado de la relación con los otros.
Y acostumbra a aparecer en la edad previa al inicio de la palabras, momento en
el que el niño, con el balbuceo, se escucha su voz. Es entonces cuando se
espera su entrada en el mundo del lenguaje, del reconocimiento de la imagen propia
en el espejo. Esto es vivido con mucha angustia por algunos, y la única
protección posible estable que encuentran es el aislamiento.
¿Qué relación
tienen con el lenguaje?
No hay nada que haga pensar que los autistas no están inmersos en
el lenguaje como cualquiera de nosotros, de hecho, los padres son testimonios
de que su hijo entiende lo que se le dice, lo que pasa es que su respuesta no
tiene en consideración ni el sentido común ni las convenciones. Ahora bien, una
cosa es estar en un mundo de lenguaje y la otra es acceder a las funciones
complejas de la palabra. Porque es por medio de la palabra que transitamos por
el espacio. Es por esto que los niños con un autismo importante, sin imagen
propi ni palabras, lo que hacen son intentos de construcción de la idea del
espacio.
¿Qué nos
quieren decir tapándose las orejas, mirando hacia otro lugar o moviendo las
manos?
El autismo se sostiene en una
no-referencia al otro. Por tanto, no es seguro que cuando se tapan las orejas,
gritan o se golpean estén dirigiéndose al otro. Ahora bien, es aquí donde
tenemos la oportunidad de escucharles, y conviene diferenciar lo que son
recursos que sirven para un auto tratamiento de la angustia. [Se oye una
ambulancia en la calle]. Por ejemplo, yo puedo obviar esta ambulancia porque
tengo una idea del espacio que me permite pensar que el origen está fuera. Pues
para un autista, por el hecho de que el ruido lo oye en su interior, este
sonido puede ser un motivo de angustia, pues no tiene los recursos de la
palabra para entender que tenemos un cuerpo y que es por medio de las palabras
que nos definimos o por medio también de la imagen que creemos tener. El
autista hace este proceso de otra manera y, a menudo, con movimientos repetidos
de una parte de su cuerpo. Es como cuando alguien tiene dolor de muelas y, para
él, su cuerpo en ese momento es únicamente esa muela. Entonces, el autista
necesita concentrar la satisfacción en una parte de su cuerpo para sentírselo
como propio.
¿Qué
diferencia el psicoanálisis de los tratamientos habituales de los psicólogos
conductistas?
Las técnicas
cognitivo-conductuales son técnicas de reeducación, y ellos mismos las llaman
técnicas de adiestramiento. Hay una versión actual del conductismo que, según
ellos dicen, se aplica teniendo en cuento al niño; pero lo que no se dice es
que lo hacen para conseguir su consentimiento en repetir palabras y conductas
que lo hagan comportarse como aquello que se supone que es un niño normal. En
cambio, el psicoanálisis considera que aplicar un ideal de normalidad a los
autistas los desprovee de lo más singular que ellos encontraron. Tenemos que
pensar que el autista es el insumiso de la identificación, ya que ni se
identifica con el otro ni tampoco con una idea de grupo. Entender esto nos
permite escuchar y respetar cuáles son los hallazgos que hace el niño para
desarrollarse como persona.
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