JUEVES 17 DE ABRIL
El deseo del
analista. Lo real del acto
Graciela Brodsky (EOL): El deseo del
analista como deseo impuro. ¿Qué
es esta impureza? ¿Quiere esto decir que
la contratransferencia es
ineliminable? Tal vez la vacilación
calculada de la neutralidad analítica no
es
siempre calculada.
Una vez atravesado
el fantasma, la pulsión se libera de sus
usos fijos y se anuda de otra manera.
La mejor brújula
que tiene el analista, para no
extraviarse en la dirección de la cura
es su sinthome, con
el tratamiento que le dio en el
análisis. El deseo del analista es uno
de sus
destinos posibles.
El analista no
analiza sin su sinthome. Este
último sustituiría al deseo del
analista.
Santiago
Castellanos (ELP): Hay
que curarse para dejarse engañar por la
verdad mentirosa. Uno tiene que
engañarse para escribir un guión que no
se puede escribir. Ésta es una paradoja
de la función del AE.
El analista tiene
un toque de locura: tiene que arriesgar
para que la verdad mentirosa muestre su
lado de locura. Lo que tiene que hacer
no está escrito en ninguna parte.
Éric Laurent (ECF): El deseo del
analista introduce un toque de
locura. Hay que poner esto en
correspondencia con la libertad.
Libertad y
locura son un par lacaniano, que varía a
lo largo de la enseñanza de Lacan,
desde "Acerca de la causalidad psíquica"
hasta su última enseñanza.
En esta última, la libertad es la
posibilidad de anudamiento y, la locura,
de
desanudamiento, con lo cual todos
tenemos un toque de locura.
Cuanto más el
análisis lleva a la elección forzada,
más necesario es conversar con los
otros.
Graciela Brodsky (EOL): No hay manera de
medir el deseo del analista
sin ese lazo con otro, donde se trata de
medir el propio acto respecto al
propio síntoma.
Freud tuvo la
intuición de llamar al control,
análisis: análisis de control. Hay dos
análisis: el personal y el de control,
estando articulado este último con el
analista y no con el diagnóstico, lo que
pone el acento en la vertiente del
acto.
Cuanto más se sitúa
la brújula en el sinthome, más
necesario es el control.
Topes de real en la
dirección de la cura: el control
Félix Rueda (ELP): En el “Discurso
en la EFP”, Lacan habla
de la entrada en control como una
corrección del deseo del analista.
Philippe La Sagna (ECF): La cura produce
el deseo del analista,
pero este deseo tiene que ser madurado,
corregido. El deseo del analista es
algo que avanza, que se mueve, no es
algo fijo, cadaverizado.
Romildo Do Rego
Barros (EBP):
Trípode formado por el análisis
personal, la formación epistémica y el
control.
Este trípode funciona bajo
transferencia.
En la presentación
de PIPOL 5, Miller hizo referencia al
control y señaló que se trata de
producir, a través del control, el deseo
del analista. El control sirve para
lavar las escorias que afectan al
tratamiento.
En su presentación
del tema del IX Congreso, Miller señaló
que el deseo del analista es el deseo
de reducir al otro a su real y liberarlo
del sentido.
Se ha producido un
cambio en la garantía en relación al
saber. Se trata de conjugar dos
dimensiones que, en principio, parecen
separadas: garantía e invención. Esto
exigirá renovar el papel del AME.
En el análisis, si
se produce una reducción del SsS, hay
también una reducción de la demanda de
control.
Habría que pensar
en un control que no se basara en el
querer saber, sino que acentuara más el
deseo del analista. La corrección del
deseo del analista como condición del
ejercicio del acto analítico.
La invención se
apoya en una temporalidad que no tiene
que ver con el saber acumulado sino con
la contingencia. Esto cambia las
relaciones internas entre los tres
elementos
del trípode.
El control no
pertenece a una época de la formación
del analista. Se puede recurrir a él
siempre que uno trabaje como analista.
Antoni Di Ciaccia (SLP): Control como
formación del analista y
deber de Escuela, deseo de la Escuela
Una.
En el control, el
analista afina su estilo. Ha de saber
ocupar el lugar de objeto causa del
analizante pero también mantenerse en
falta, como sujeto deseante en relación
a
un tercero que representa la Escuela
Una.
Presentación X
Congreso AMP, por Jacques-Alain Miller
Desde hace más de
30 años, Miller dice encontrarse al
final de cada congreso ante el muro que
es
anunciar el tema del siguiente. Cada vez
hay que perforar el muro para
aproximar lo real en lo que nos
orientamos en la experiencia analítica.
Nos
hemos comprometido a seguir caminos no
marcados, tomar esos caminos que se han
ido volviendo más oscuros en la medida
que avanza la enseñanza de Lacan. Esos
caminos nos enseñan lo que es el
psicoanálisis, a veces algo distinto de
lo que
pensábamos.
El psicoanálisis
cambia, es un hecho.
Cambia en nuestros
consultorios. Por eso, los dos últimos
congresos se referían en su título mismo
al siglo XXI. Hay algo nuevo y debemos
actualizarnos.
Freud inventó el
psicoanálisis en la época victoriana, es
decir, en la época de la represión
sexual. En el siglo XXI, tenemos la
pornografía, la incitación continua, el
forzamiento a satisfacer los apetitos
perversos. Este "darse" y
"tomarse" de los cuerpos es algo nuevo.
El sexo débil
respecto a la pornografía es el
masculino. Las esposas o amantes varían
en la consideración de esta cuestión:
unas la viven como una traición, otras
como una diversión sin consecuencias.
Esta práctica de la
pornografía contemporánea merece ser
detallada porque existe e insiste desde
hace 15 años. Es distinta de los efectos
que tuvo el cristianismo en el arte
durante el barroco, donde los cuerpos se
exhibían evocando el goce. El barroco,
al igual que la realidad humana, deja de
lado la cópula. Pero en la era de la
técnica, la cópula ya no queda en lo
privado sino que se integra en la
representación, que alcanza una escala
masiva.
La adoración del
falo formaba parte fundamental del
secreto de los Misterios antiguos. Sin
embargo, ahora es central -a excepción
de en la sexualidad lesbiana.
El espectáculo de
la pornografía solo representa que no
hay relación sexual. Solo esta ausencia
da cuenta de esa atracción cuyas
consecuencias vemos en las nuevas
generaciones.
Los oráculos de la
antigüedad ya no existen. Pero nosotros
tenemos nuestro propio oráculo en
el "no hay relación sexual". Lacan lo
formuló antes de que
llegara la pornografía electrónica, y él
nos permite poner a esta última en su
lugar.
No se trata de
rendirse frente a estos síntomas, que
exigen una interpretación del
psicoanálisis.
Lacan dice que lo
imaginario es el cuerpo y da varios
motivos para decirlo. Esto le hizo
estar a punto de elegir como tema del
próximo congreso el tema del cuerpo y
sus
variaciones, pero cuando iba a hacerlo,
pensó en el misterio del cuerpo del parlêtre, en
la
unión del alma y el cuerpo, tal como lo
aborda Descartes en la "Sexta
meditación", como tercera sustancia.
Distinción entre carne y cuerpo. La
carne como unión del alma con el
cuerpo.
Misterio de la
unión de la palabra y el cuerpo, que
pertenece al registro de lo real.
La última enseñanza
de Lacan propone un nuevo nombre para el
inconsciente, el de parlêtre (“Joyce
el
síntoma”). Esta palabra constituye la
brújula para el próximo Congreso. Es
un índice de lo que cambia en el
psicoanálisis lacaniano. El parlêtre, en
tanto
sustituye al inconsciente, es lo que nos
permite atravesar el muro.
En nuestra época
analizamos ya al parlêtre. Por
ejemplo, cuando hablamos del sinthome, que
es
un término de la época del parlêtre. Elsinthome es
un
acontecimiento de cuerpo.
Al lado del
sinthome, Miller coloca el término
escabel (escabeau), también
de la misma época.
El escabel
psicoanalítico es adonde sube el parlêtre para
hacerse bello,
para elevarse a la dignidad de la Cosa.
Este término traduce la sublimación
freudiana en su cruzamiento con el
narcisismo, lo que es propio de la época
del parlêtre, del
"no pienso" del parlêtre, que se
cree un amo bello.
El sinthome es
el parlêtre bajo su aspecto del
goce de la palabra. Depende
del cuerpo del parlêtre, nace de
la palabra que marca el
cuerpo.
Lacan se apasionó
por Joyce, y por su última obra: Finnegans
Wake.
Joyce hizo de su
síntoma,
el sentido ininteligible, su escabel. Es
un fabricante de escabel, como
Schömberg o Duchamp, los tres decididos
a hacer arte con su síntoma, con el
goce opaco del síntoma.
¿No se trata en el
pase de hacer del síntoma un escabel?
Transformamos el síntoma en un escabel
que luego ofrecemos a los aplausos del
grupo analítico. El momento en que el
público está satisfecho con el
testimonio forma parte del pase. En la
época de
Lacan esto no existía: el testimonio era
solo para unos pocos.
Hay dos goces del parlêtre: el
de
la palabra, que lleva al sinthome; y
el del cuerpo, que
lleva al escabel.
La teoría de las
pulsiones es una mitología, el goce, no.
El cuerpo hablante no es una ficción.
La debilidad mental
es la estupidez de lo posible, la única
posibilidad que le queda al parlêtre para
orientarse.
En la época del parlêtre se
analiza
a cualquiera.
Ha habido un
desplazamiento de la verdad al goce.
Cuando se analiza al parlêtre, el
sentido es el goce.
El tema del propio
congreso será: El inconsciente y el
cuerpo que habla o hablante (le
corps parlant), hay que precisar
la traducción.
El X Congreso se
celebrará del 25 al 28 de abril de
2016 en Río de Janeiro, en el Hotel
Sofitel
situado en la playa de Copacabana.
El
director será
Marcus André Vieira.
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