6 de mayo de 2014

El deseo del analista


JUEVES 17 DE ABRIL

El deseo del analista. Lo real del acto
Graciela Brodsky (EOL): El deseo del analista como deseo impuro. ¿Qué es esta impureza? ¿Quiere esto decir que la contratransferencia es ineliminable? Tal vez la vacilación calculada de la neutralidad analítica no es siempre calculada.
Una vez atravesado el fantasma, la pulsión se libera de sus usos fijos y se anuda de otra manera.
La mejor brújula que tiene el analista, para no extraviarse en la dirección de la cura es su sinthome, con el tratamiento que le dio en el análisis. El deseo del analista es uno de sus destinos posibles.
El analista no analiza sin su sinthome. Este último sustituiría al deseo del analista.
Santiago Castellanos (ELP): Hay que curarse para dejarse engañar por la verdad mentirosa. Uno tiene que engañarse para escribir un guión que no se puede escribir. Ésta es una paradoja de la función del AE.
El analista tiene un toque de locura: tiene que arriesgar para que la verdad mentirosa muestre su lado de locura. Lo que tiene que hacer no está escrito en ninguna parte.
Éric Laurent (ECF): El deseo del analista introduce un toque de locura. Hay que poner esto en correspondencia con la libertad. Libertad y locura son un par lacaniano, que varía a lo largo de la enseñanza de Lacan, desde "Acerca de la causalidad psíquica" hasta su última enseñanza. En esta última, la libertad es la posibilidad de anudamiento y, la locura, de desanudamiento, con lo cual todos tenemos un toque de locura.
Cuanto más el análisis lleva a la elección forzada, más necesario es conversar con los otros.
Graciela Brodsky (EOL): No hay manera de medir el deseo del analista sin ese lazo con otro, donde se trata de medir el propio acto respecto al propio síntoma.
Freud tuvo la intuición de llamar al control, análisis: análisis de control. Hay dos análisis: el personal y el de control, estando articulado este último con el analista y no con el diagnóstico, lo que pone el acento en la vertiente del acto.
Cuanto más se sitúa la brújula en el sinthome, más necesario es el control.
 
Topes de real en la dirección de la cura: el control
Félix Rueda (ELP): En el “Discurso en la EFP”, Lacan habla de la entrada en control como una corrección del deseo del analista.
Philippe La Sagna (ECF): La cura produce el deseo del analista, pero este deseo tiene que ser madurado, corregido. El deseo del analista es algo que avanza, que se mueve, no es algo fijo, cadaverizado.
Romildo Do Rego Barros (EBP): Trípode formado por el análisis personal, la formación epistémica y el control. Este trípode funciona bajo transferencia.
En la presentación de PIPOL 5, Miller hizo referencia al control y señaló que se trata de producir, a través del control, el deseo del analista. El control sirve para lavar las escorias que afectan al tratamiento.
En su presentación del tema del IX Congreso, Miller señaló que el deseo del analista es el deseo de reducir al otro a su real y liberarlo del sentido.
Se ha producido un cambio en la garantía en relación al saber. Se trata de conjugar dos dimensiones que, en principio, parecen separadas: garantía e invención. Esto exigirá renovar el papel del AME.
En el análisis, si se produce una reducción del SsS, hay también una reducción de la demanda de control.
Habría que pensar en un control que no se basara en el querer saber, sino que acentuara más el deseo del analista. La corrección del deseo del analista como condición del ejercicio del acto analítico.
La invención se apoya en una temporalidad que no tiene que ver con el saber acumulado sino con la contingencia. Esto cambia las relaciones internas entre los tres elementos del trípode.
El control no pertenece a una época de la formación del analista. Se puede recurrir a él siempre que uno trabaje como analista.
Antoni Di Ciaccia (SLP): Control como formación del analista y deber de Escuela, deseo de la Escuela Una.
En el control, el analista afina su estilo. Ha de saber ocupar el lugar de objeto causa del analizante pero también mantenerse en falta, como sujeto deseante en relación a un tercero que representa la Escuela Una.
 
Presentación X Congreso AMP, por Jacques-Alain Miller
Desde hace más de 30 años, Miller dice encontrarse al final de cada congreso ante el muro que es anunciar el tema del siguiente. Cada vez hay que perforar el muro para aproximar lo real en lo que nos orientamos en la experiencia analítica. Nos hemos comprometido a seguir caminos no marcados, tomar esos caminos que se han ido volviendo más oscuros en la medida que avanza la enseñanza de Lacan. Esos caminos nos enseñan lo que es el psicoanálisis, a veces algo distinto de lo que pensábamos.
El psicoanálisis cambia, es un hecho. 
Cambia en nuestros consultorios. Por eso, los dos últimos congresos se referían en su título mismo al  siglo XXI. Hay algo nuevo y debemos actualizarnos.
Freud inventó el psicoanálisis en la época victoriana, es decir, en la época de la represión sexual. En el siglo XXI, tenemos la pornografía, la incitación continua, el forzamiento a satisfacer los apetitos perversos. Este "darse" y "tomarse" de los cuerpos es algo nuevo. 
El sexo débil respecto a  la pornografía es el masculino. Las esposas o amantes varían en la consideración de esta cuestión: unas la viven como una traición, otras como una diversión sin consecuencias.
Esta práctica de la pornografía contemporánea merece ser detallada porque existe e insiste desde hace 15 años. Es distinta de los efectos que tuvo el cristianismo en el arte durante el barroco, donde los cuerpos se exhibían evocando el goce. El barroco, al igual que la realidad humana, deja de lado la cópula. Pero en la era de la técnica, la cópula ya no queda en lo privado sino que se integra en la representación, que alcanza una escala masiva.
La adoración del falo formaba parte fundamental del secreto de los Misterios antiguos. Sin embargo, ahora es central -a excepción de en la sexualidad lesbiana.
El espectáculo de la pornografía solo representa que no hay relación sexual. Solo esta ausencia da cuenta de esa atracción cuyas consecuencias vemos en las nuevas generaciones.
Los oráculos de la antigüedad ya no existen. Pero nosotros tenemos nuestro propio oráculo en  el "no hay relación sexual". Lacan lo formuló antes de que llegara la pornografía electrónica, y él nos permite poner a esta última en su lugar.
No se trata de rendirse frente a estos síntomas, que exigen una interpretación del psicoanálisis.
Lacan dice que lo imaginario es el cuerpo y da  varios motivos para decirlo. Esto le hizo estar a punto de elegir como tema del próximo congreso el tema del cuerpo y sus variaciones, pero cuando iba a hacerlo, pensó en el misterio del cuerpo del parlêtre, en la unión del alma y el cuerpo, tal como lo aborda Descartes en la "Sexta meditación", como tercera sustancia. Distinción entre carne y cuerpo. La carne como unión del alma con el cuerpo. 
Misterio de la unión de la palabra y el cuerpo, que pertenece al registro de lo real.
La última enseñanza de Lacan propone un nuevo nombre para el inconsciente, el de parlêtre (“Joyce el síntoma”). Esta palabra constituye la brújula para el próximo Congreso. Es un índice de lo que cambia en el psicoanálisis lacaniano. El parlêtre, en tanto sustituye al inconsciente, es lo que nos permite atravesar el muro.
En nuestra época analizamos ya al parlêtre. Por ejemplo, cuando hablamos del sinthome, que es un término de la época del parlêtre. Elsinthome es un acontecimiento de cuerpo.
Al lado del sinthome, Miller coloca el término escabel (escabeau), también de la misma época.
El escabel psicoanalítico es adonde sube el parlêtre para hacerse bello, para elevarse a la dignidad de la Cosa. Este término traduce la sublimación freudiana en su cruzamiento con el narcisismo, lo que es propio de la época del parlêtre, del "no pienso" del parlêtre, que se cree un amo bello.
El sinthome es el parlêtre bajo su aspecto del goce de la palabra. Depende del cuerpo del parlêtre, nace de la palabra que marca el cuerpo. 
Lacan se apasionó por Joyce, y por su última obra: Finnegans Wake.
Joyce hizo de su síntoma, el sentido ininteligible, su escabel. Es un fabricante de escabel, como Schömberg o Duchamp, los tres decididos a hacer arte con su síntoma, con el goce opaco del síntoma.
¿No se trata en el pase de hacer del síntoma un escabel? Transformamos el síntoma en un escabel que luego ofrecemos a los aplausos del grupo analítico. El momento en que el público está satisfecho con el testimonio forma parte del pase. En la época de Lacan esto no existía: el testimonio era solo para unos pocos.
Hay dos goces del parlêtre: el de la palabra, que lleva al sinthome; y el del cuerpo, que lleva al escabel.
La teoría de las pulsiones es una mitología, el goce, no. El cuerpo hablante no es una ficción.
La debilidad mental es la estupidez de lo posible, la única posibilidad que le queda al parlêtre para orientarse.
En la época del parlêtre se analiza a cualquiera.
Ha habido un desplazamiento de la verdad al goce. Cuando se analiza al parlêtre, el sentido es el goce.
El tema del propio congreso será: El inconsciente y el cuerpo que habla o hablante (le corps parlant), hay que precisar la traducción.
 
El X Congreso se celebrará del 25 al 28 de abril de 2016 en Río de Janeiro, en el Hotel Sofitel situado en la playa de Copacabana. 
El director será Marcus André Vieira.


No hay comentarios:

Publicar un comentario