Boletín de las VIII Jornadas de la NEL
Eva-Lilith
Nº 05
Eva-Lilith
Nº 05
Nº 05

El nudo borromeo y
el programa de goce
Beatriz García
Moreno
La experiencia contemporánea del análisis de acuerdo con la última enseñanza de
Lacan, interpretada por Miller en el “Ser y el Uno” (2011), se
dirige a abordar lo real en tanto presencia del Uno de goce, no a la manera de
un significante primario que orienta la serie de los significantes que se
concatenan por la vía de la metonimia del sentido y dejan un resto objeto a,
por fuera de sentido, sino en la dirección de un Uno positivizado que pertenece
no al orden del ser que encuentra consistencia en el sentido, sino al de la
existencia que refiere a un real.
La dirección de la cura ya no apunta a enflaquecer el inconsciente por la vía del
sentido, ni a tener como mira de un fin de análisis, la caída del objeto a,
semblante, que encarna un real, sino a constatar el goce Uno que de manera
iterativa marca la singularidad del sujeto, y permite diferenciar el síntoma a
interpretar, del sinthome. En sus últimos seminarios -dictados en las década
del setenta-, las categorías a las que se refiere ya no son las relacionadas
con el sentido, como el inconsciente, (aunque cobra fuerza la idea de
“inconsciente real”), el sujeto supuesto saber, la interpretación, sino que
vienen dadas por las maneras como se presentan y entrelazan en el nudo
borromeo, lo real, lo simbólico y lo imaginario, advertidos, como dice Lacan,
de que en sus intersecciones se da lugar a la escritura de diferentes goces:
entre lo real y lo simbólico aparece el goce fálico, entre el imaginario y lo
simbólico, se manifiesta el goce sentido, y entre el imaginario y lo real el
goce suplementario o no-todo, significante del Otro tachado, que habla de un
goce femenino más allá del goce fálico. Por su parte el objeto a que
aparece en la intercepción de los tres redondeles, se presta para lecturas
diferentes, como semblante, como causa de deseo y como un saber en lo real. Sin
embargo, agrega Lacan, que ante la presencia de un goce Uno, sin ley, es el
sinthome el que permite el anudamiento de los tres, y es en su iteración que
puede constatarse.
La experiencia contemporánea del análisis orientada por el Uno de goce -del
sinthome, del anudamiento RSI- que se presenta de modo positivo, supone la
presencia de un analista que apunte a diferenciar cada uno de los registros y a
marcar las señales de goce que se dan en su entrelazamiento, de tal modo que se
pueda abrir camino hacia la singularidad del sujeto. El goce sentido expresado
en el fantasma, encuentra deflación en la hystorización lograda al modo de
ficción que habla de una verdad mentirosa, mientras el goce fálico debilitado
con el reconocimiento del objeto a como semblante, y su pronta
caída, abre espacio para el reconocimiento de un significante primario que a la
vez que definió la serie de la cadena significante, instauró una marca de goce
en el cuerpo, un real fundante, anterior a la inscripción de la ley, que se
perfila como un goce Otro, no-todo, femenino, que tendría la posibilidad de
pasar de mortificante en tanto carente de un cauce en lo simbólico, a un
espacio de invención vivificante que le permite un saber-hacer con eso que
itera.
Bibliografía:
Brodsky, Graciela (2012). Endgame. Caracas: NEL, Caracas.
Lacan, J. (2012 ) El Seminario, Libro 19, O Peor. Buenos Aires:
Paidós.
Lacan J. (2004) El Seminario Libro 20, Aun. Buenos Aires: Paidós.
Miller, J.A. (2011). Seminario El Ser y el Uno. París: versión
digital.
***
Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas
José Fernando Velásquez
La experiencia contemporánea del análisis de acuerdo con la última enseñanza de
Lacan, interpretada por Miller en el “Ser y el Uno” (2011), se
dirige a abordar lo real en tanto presencia del Uno de goce, no a la manera de
un significante primario que orienta la serie de los significantes que se
concatenan por la vía de la metonimia del sentido y dejan un resto objeto a,
por fuera de sentido, sino en la dirección de un Uno positivizado que pertenece
no al orden del ser que encuentra consistencia en el sentido, sino al de la
existencia que refiere a un real.
La dirección de la cura ya no apunta a enflaquecer el inconsciente por la vía del
sentido, ni a tener como mira de un fin de análisis, la caída del objeto a,
semblante, que encarna un real, sino a constatar el goce Uno que de manera
iterativa marca la singularidad del sujeto, y permite diferenciar el síntoma a
interpretar, del sinthome. En sus últimos seminarios -dictados en las década
del setenta-, las categorías a las que se refiere ya no son las relacionadas
con el sentido, como el inconsciente, (aunque cobra fuerza la idea de
“inconsciente real”), el sujeto supuesto saber, la interpretación, sino que
vienen dadas por las maneras como se presentan y entrelazan en el nudo
borromeo, lo real, lo simbólico y lo imaginario, advertidos, como dice Lacan,
de que en sus intersecciones se da lugar a la escritura de diferentes goces:
entre lo real y lo simbólico aparece el goce fálico, entre el imaginario y lo
simbólico, se manifiesta el goce sentido, y entre el imaginario y lo real el
goce suplementario o no-todo, significante del Otro tachado, que habla de un
goce femenino más allá del goce fálico. Por su parte el objeto a que
aparece en la intercepción de los tres redondeles, se presta para lecturas
diferentes, como semblante, como causa de deseo y como un saber en lo real. Sin
embargo, agrega Lacan, que ante la presencia de un goce Uno, sin ley, es el
sinthome el que permite el anudamiento de los tres, y es en su iteración que
puede constatarse.
La experiencia contemporánea del análisis orientada por el Uno de goce -del
sinthome, del anudamiento RSI- que se presenta de modo positivo, supone la
presencia de un analista que apunte a diferenciar cada uno de los registros y a
marcar las señales de goce que se dan en su entrelazamiento, de tal modo que se
pueda abrir camino hacia la singularidad del sujeto. El goce sentido expresado
en el fantasma, encuentra deflación en la hystorización lograda al modo de
ficción que habla de una verdad mentirosa, mientras el goce fálico debilitado
con el reconocimiento del objeto a como semblante, y su pronta
caída, abre espacio para el reconocimiento de un significante primario que a la
vez que definió la serie de la cadena significante, instauró una marca de goce
en el cuerpo, un real fundante, anterior a la inscripción de la ley, que se
perfila como un goce Otro, no-todo, femenino, que tendría la posibilidad de
pasar de mortificante en tanto carente de un cauce en lo simbólico, a un
espacio de invención vivificante que le permite un saber-hacer con eso que
itera.
Bibliografía:
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Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas
José Fernando Velásquez
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas
José Fernando Velásquez

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