I Conversación Clínica de la NEL
El
analista y su práctica
São Paulo - 3 de septiembre de 2015
Letras en línea
Boletín Nº 16
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En breve estaremos enviando los materiales clínicos que serán trabajados en la Conversación, sólo a los que hayan completado su ficha de inscripción.
En esta oportunidad Letras en línea plantea
a Piedad Ortega de Spurrier dos preguntas que atraviesan la experiencia misma
de la construcción de un caso: una sobre las preocupaciones del practicante y
otra sobre la lógica del caso.
De ellas se pueden deducir el concepto que se tiene de la práctica, cuáles fueron las maniobras que condujeron la dirección de la cura, la posición del analista, las vacilaciones, las dificultades del caso, los obstáculos y los puntos de detención.
Piedad precisa que lo que la transmisión del caso revela es lo particular de su lógica que conlleva siempre un resto innombrable y que demuestra el resorte de la eficacia de la experiencia analítica.
En las referencias bibliográficas encontrarán la cita de Lacan extraída de “Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista” que viene bien a nuestra conversación: “…es el deseo del analista el que en último término opera en el psicoanálisis”. ¿De qué manera? Por ahora podemos establecer lo siguiente. El deseo del analista no se aliena al ideal de la cura y está advertido de que no hay un saber previo. Por eso mismo, solo queda que el analista sepa darse cuenta de lo que está puesto en juego en cada caso para saber hacer con eso.
María Hortensia Cárdenas
Letras en línea pregunta a Piedad Ortega de Spurrier
1. En tu experiencia, ¿qué es lo que más
preocupa al practicante en el momento de escribir un caso?
En general, creo que un practicante se hace algunas preguntas cuando
escribe un caso, primero si podrá trasmitir a otros acerca de su experiencia
desde el lugar del analista y responder si hay o no analista en esa práctica.
Segundo, si en su intento de transmisión se podrá probablemente leer ese
delicado balance entre lo inesperado que se suscita en la rutina de un relato
que se enmarca en una supuesta continuidad y las irrupciones inesperadas,
encuentros y escansiones que condicionan la experiencia analítica.
Tercero, porque debido a la existencia de esos dos polos en la experiencia,
solo podemos acercarnos a ella de una manera fragmentada y sin embargo debe de
poder ser legible en la escritura del caso.
Creo también que en la actualidad nos encontramos interrogados por la variación
de la idea misma de la experiencia analítica, cuando las referencia no solo
incluyen al sujeto y la castración, sino al Uno, al goce y al cuerpo que
implica servirse de esas primeras experiencias para avanzar hacia otro
horizonte marcado por esos bordes donde se pone en evidencia el naufragio del
sentido. Mi pregunta es si podremos llevar la experiencia analítica de nuestros
analizantes por esa vía y también dar cuenta de esa práctica renovada.
2. La
sesión analítica es una sesión lógica, ¿de qué manera se hace evidente esta
orientación en la construcción de un caso?
Sabemos desde Lacan que la
experiencia analítica se ordena por una lógica, no obstante no existe una
forma ready made sobre la misma, porque tenemos que tomar en
cuenta otro orden que se entrecruza que es lo vívido de la experiencia. En
consecuencia, creo que la construcción del caso debe mostrar que en esa manera
imperfecta, incompleta y fragmentada, subsiste una lógica que admite la
existencia de algo que no se puede expresar. La construcción de un caso debe
resistir a constituirse en un dogma sobre la experiencia, más vale que deje
unos restos un poco sueltos que permitan lecturas renovadas y oportunidades de
nuevas elaboraciones.
Referencias
bibliográficas sobre la práctica analítica
Del Trieb de
Freud y del deseo del psicoanalista (1964), Jacques Lacan, Escritos
2, Siglo Veintiuno Editores Argentina, 2005.
“Pues,
lo hemos dicho sin entrar en el resorte de la transferencia, es el deseo del
analista el que en último término opera en el psicoanálisis” (p. 390)
Primera
versión de la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista en
la escuela”, Otros escritos, Paidós,
Buenos Aires, 2012
“Es
así como tenemos que retomar la relación del psicoanalizante con el
psicoanalista y, como en los tratados de ajedrez, pasar del comienzo al final
de la partida”. (p. 612)
…
O peor: Reseña del seminario 1971-1972
“Se
trata en el psicoanálisis de elevar la impotencia (lo que da la razón del
fantasma) a la imposibilidad lógica (la que encarna lo real)”. (p. 577)
“Televisión”
El discurso al que llamo analítico es el lazo social determinado por la
práctica de un análisis”. (p. 544)
“Indicaré
por qué cabo se podría dar continuación seria, a entender por serial, a lo que
en ese afecto prevalece del inconsciente. Se califica por ejemplo a la tristeza
de depresión, cuando se le da el alma por soporte, o la tensión psicológica del
filósofo Pierre Janet. Pero no es un estado de alma, es simplemente una falla
moral, como se expresaba Dante, incluso Spinoza: un pecado, lo que quiere decir
una cobardía moral, que no cae en última instancia más que del pensamiento, o
sea, del deber de bien decir o de reconocerse en el inconsciente, en la
estructura.”
Responsables del Boletín Letras en línea:
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó
Segundo, si en su intento de transmisión se podrá probablemente leer ese delicado balance entre lo inesperado que se suscita en la rutina de un relato que se enmarca en una supuesta continuidad y las irrupciones inesperadas, encuentros y escansiones que condicionan la experiencia analítica.
Tercero, porque debido a la existencia de esos dos polos en la experiencia, solo podemos acercarnos a ella de una manera fragmentada y sin embargo debe de poder ser legible en la escritura del caso.
Creo también que en la actualidad nos encontramos interrogados por la variación de la idea misma de la experiencia analítica, cuando las referencia no solo incluyen al sujeto y la castración, sino al Uno, al goce y al cuerpo que implica servirse de esas primeras experiencias para avanzar hacia otro horizonte marcado por esos bordes donde se pone en evidencia el naufragio del sentido. Mi pregunta es si podremos llevar la experiencia analítica de nuestros analizantes por esa vía y también dar cuenta de esa práctica renovada.
2. La sesión analítica es una sesión lógica, ¿de qué manera se hace evidente esta orientación en la construcción de un caso?
Sabemos desde Lacan que la experiencia analítica se ordena por una lógica, no obstante no existe una forma ready made sobre la misma, porque tenemos que tomar en cuenta otro orden que se entrecruza que es lo vívido de la experiencia. En consecuencia, creo que la construcción del caso debe mostrar que en esa manera imperfecta, incompleta y fragmentada, subsiste una lógica que admite la existencia de algo que no se puede expresar. La construcción de un caso debe resistir a constituirse en un dogma sobre la experiencia, más vale que deje unos restos un poco sueltos que permitan lecturas renovadas y oportunidades de nuevas elaboraciones.
Primera versión de la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista en la escuela”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012
… O peor: Reseña del seminario 1971-1972
“Televisión”
El discurso al que llamo analítico es el lazo social determinado por la práctica de un análisis”. (p. 544)
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