Entrevista con Jorge Chamorro: Del amor
eterno a un amor sin límites, un tratamiento posible para la pareja
por Viviana Berger
V: "Quizás esperan oír de mí
lamentos de lo mucho que se sufre viviendo con un hombre como Diego, pero yo no
creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr" – decía sobre un muro del Museo de Frida Kahlo. -
Llamó mucho mi atención la metáfora de la pareja para Frida. Una especie de
"buen" acomodamiento, que permite sortear la dimensión conflictiva y
de sufrimiento con la que puede toparse una relación.
- Ud. mencionaba en su artículo: "amar con el síntoma o amar con el alma…", ¿podría ampliarnos un poco esta idea?
JCH: En la medida que no hay
una complementación natural de los sexos toda articulación es sintomática. ¿Qué
significa esto? Que son formas especiales de cada pareja y de cada sujeto. Esto
propone como idea que hay particularidades que combinan y otras que no. En este
sentido es clara la metáfora del río; se tienen que encontrar un
"río" que corra y "márgenes" que tengan el gusto de dejar
correr. Pero no todas las "márgenes" soportan, combinan con
"ríos" que corren, ni siquiera combinan con ríos, sino que por
ejemplo, se acomodan a "ombúes". Uno se puede preguntar cómo hicieron
para alguna vez combinar. Es muy sencillo, "las buenas razones"
muchas veces transgreden las particularidades y fuerzan relaciones que nunca
debieron existir. También puede ocurrir que las satisfacciones de los 20 años
no sean las de los 50 y que se produzcan desencuentros... ¿Por qué habrá que
aclarar estas cosas que son obvias? A nadie se le ocurre preguntarse por qué no
puede usar la ropa de los 20 a
los 60. Porque la pareja de nuestros tiempos encierra un ideal de
inmortalidad. Es por esto que alguien pueda decir "He
fracasado. Viví con una mujer 30 años, tuve 5 hijos y ahora me separé"...
Por eso "el amor para siempre", o "hasta que la muerte
nos separe" es algo que está inscripto en nuestra cultura, de una forma
que no siempre fue. Jean Paul Sartre, escribió una pequeña obra, La
suerte está echada...donde las cosas continuaban después de la muerte.
V: Es habitual recibir llamados del tipo: "¿Ud. atiende parejas? Estoy buscando un especialista en temas de pareja". ¿Qué puede hacer un psicoanalista frente a esta demanda?
JCH: Un psicoanalista en
primera instancia no cree que exista un inconsciente colectivo. Freud
se planteó este tema en el Porvenir de una ilusión y lo
descartó. La suposición de un inconsciente colectivo aparece cuando una pareja
se expresa en términos de "nosotros". El primer paso es desarticular
ese "nosotros". A quien dice "nosotros", hay que
preguntarle quién lo dice o lo dijo. Es decir, forzamos el pasaje del
plural al uno. Segundo, cada sujeto entonces queda remitido a
su propio discurso. Por lo tanto a sus fantasmas, síntomas…No hay otra
forma para realizar este recorrido que atender al discurso pronunciado
efectivamente y ese siempre tiene "un" sujeto en su enunciación.
V: Sería muy interesante si pudiera comentarnos respecto de esa fórmula
lacaniana que dice que la mujer es el síntoma del hombre y esa
otra, respecto de que para la mujer, un hombre puede ser un estrago.
JCH: La mujer es síntoma del hombre,
en la medida en que le cree. Clínicamente se registra cuando un hombre cita
constantemente a su mujer. Esto es solidario del estrago - si le creo, y eso se
combina con cierto tipo de mujer, - el daño es inexorable. Ese tipo de mujer,
es la histérica que "es" ella el hombre y por lo tanto registra
metódicamente la falta en el partenaire masculino. Esto se combina mejor cuando
ella necesita construir al hombre y en esa medida permite el desarrollo del
creyente.
Lo que llamamos el Otro así con mayúscula, es una creación del neurótico. El neurótico necesita ese Otro, necesita creer en él, en la medida que el neurótico es un sujeto indeterminado. Su determinación le viene de afuera, vía el reconocimiento, el amor, el deseo.
Lo que llamamos el Otro así con mayúscula, es una creación del neurótico. El neurótico necesita ese Otro, necesita creer en él, en la medida que el neurótico es un sujeto indeterminado. Su determinación le viene de afuera, vía el reconocimiento, el amor, el deseo.
V: Si el análisis opera sobre el goce sintomático de los sujetos; entonces,
también, quizás, por añadidura, el análisis influirá en la relación con el
partenaire de la realidad que encarna el objeto para ese sujeto. Hay un cierto
prejuicio, "si va al analista, seguro que se separa". ¿El
análisis, ensancha la capacidad de amar del sujeto o amenaza los matrimonios de
los analizantes?
JCH: Nada que ver….puede ocurrir pero
esto no es inexorable. Los síntomas de uno y del otro complican a veces a una
pareja, oscurecen el amor, el deseo. Cuando son despejados, levantados, y/o
cada uno es remitido a su propio síntoma, el efecto puede ser diverso. Si la pareja
tenía solamente como conexión, las peleas, los celos, el desprecio, en ese caso
queda un vacío que conducirá a la separación. Pero a veces no es así, la
conexión profunda de la pareja está interferida por los celos de uno de ellos,
por ejemplo. Levantado ese síntoma o bien desalojado de la pareja, ésta se
renueva. Algunas veces es necesario consumar la separación para hacer posible
el renacimiento del vínculo. Freud ubicaba dentro de los efectos benéficos del
análisis el desarrollo de la capacidad de amar y trabajar. Lacan habla de un
amor sin límites, que esencialmente es un amor no condicionado por
el Otro…esto significa esencialmente que el amor no está sometido a pruebas de
su existencia constantemente. Una cosa es el amor, y otra las pruebas de amor;
éstas se agotan en el mismo acto en que se dan. Están sometidas a una demanda
infinita.
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