10 de octubre de 2013

Entrevista a José Fernando Velásquez -parte final

Estimados amigos, publicamos la tercera y última parte de la entrevista, realizada a finales de julio de este año, a José Fernando Velásquez, psicoanalista, miembro de la AMP y de la NEL-Medellín, y próximo Presidente de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), con quien estamos especialmente agradecidos.

P.: Estamos a puertas, un poco, de las próximas jornadas de la NEL, el próximo año. ¿Qué nos podría decir sobre el tema que se ha elegido?

R: Las Jornadas de la NEL van a ser las octavas en una Escuela que apenas lleva, más o menos, once años de constituida como tal oficialmente, y en ese sentido, somos nuevos y no tan nuevos.

En el contexto mundial de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), los psicoanalistas de la NEL debemos ponernos a la altura de una enseñanza de Lacan en sus últimos seminarios, en la última parte de su obra, en donde hay una lectura de la subjetividad o de la condición del ser hablante, que va mucho más allá del régimen de lo edípico, más lejos de lo que el régimen del Nombre del Padre puede cubrir; un campo nuevo se abre en esta parte de la obra de Lacan en la que el funcionamiento psíquico no es todo el de la significación fálica. El hecho de reconocer que hay otra manera de satisfacción en el ser hablante, que no pasa por el falo, que no pasa por esa maquinaria del Padre, ni del ideal, ni del deseo, y que esa otra satisfacción está instalada en la base de todo ser hablante, es algo que apenas con la última obra de Lacan, se logra conceptualizar y se logra pensar.

Debemos familiarizarnos con esta forma de operar de ese otro goce, de esa otra satisfacción. Ello es necesario para comprender, entender, acompañar al sujeto contemporáneo que está buscando esas otras formas de satisfacción,  que vemos en los síntomas contemporáneos, todos bajo las siguientes características: son satisfacciones sin sentido, son satisfacciones episódicas, son satisfacciones que buscan lo ilimitado, son satisfacciones repetitivas, son satisfacciones sin sometimiento a la ley, y donde tenemos todas las condiciones para poderla realizar. Puedes entrar a una página de internet y puedes encontrar lo que tú buscas en términos de satisfacción, ahí te lo brindan; el mercado también te brinda cualquier forma de satisfacción de una manera anónima, de una manera inmediata, de una manera caprichosa. Son satisfacciones en las que el fundamento no es “vamos a hacer lazo constante”. No.

A esa forma caprichosa e ilimitada de satisfacción, Lacan le da el nombre de goce femenino. No porque sea exclusivo de las mujeres, sino, me parece, en mi lectura, como una manera también de él de corresponder a lo que había hecho Freud. Si Freud había dicho que el goce del ideal, del poder, del deseo era el goce del falo, de lo masculino, de lo que apuntaba al Padre; pues bueno, entonces este es el goce que Lacan nombra como goce femenino, el goce de lo que no se somete a la ley del Padre.

Entonces, el trasfondo de las Jornadas, que van a tener como nombre “Lo femenino no es solo asunto de mujeres”, está en la piedra angular de este otro goce, esta otra forma de satisfacción. Y, lo que vamos a poder explorar a través de los distintos ejes, las distintas mesas, y lo que nos van a testimoniar algunos analistas, que han hecho su pase, es precisamente cómo es la relación del ser hablante con ese goce y las implicaciones que eso tiene. Por ejemplo, ¿cómo se dirige una cura para tocar algo de ese goce?, que no se puede tocar bajo la vía de la suposición de saber. ¿Cómo se presentifica ese otro goce o esa otra forma de satisfacción en los síntomas contemporáneos?, ¿cómo esa otra satisfacción está imbricándose en la familia contemporánea, y las formas de pareja contemporánea?, ¿Qué consecuencias en los hijos? Esta otra forma de satisfacción, ¿cómo se presentifica en el lazo social y en los movimientos sociales que estábamos examinando ahora?

Otra perspectiva, que a mí me interesa mucho, también es ¿cómo se explora esa otra satisfacción, por ejemplo, en los movimientos artísticos, literarios, del cine, la literatura, en las artes plásticas? Ahí hay una vanguardia, en la que los psicoanalistas estamos un paso atrás de los artistas. En la artista Orlan, que se deforma su rostro, su cuerpo como material para la obra de arte, vemos una manera de satisfacción que no es la universal, no es para gustarle a todo mundo, no es una cosa muy orientada, diríamos, por el régimen del “Para todos” sino más bien por un régimen muy singular, autista. Todos los performances, todas las instalaciones contemporáneas funcionan por esta línea; allí creo que hay mucho de esta otra forma de satisfacción.


Yo creo que el psicoanalista contemporáneo tiene que estar muy, muy avezado en reconocer esa otra forma de satisfacción, en saber operar con ella, en saber cómo la toca, para poder acompañar al sujeto. Entonces, ese es el objetivo de las próximas Jornadas de la NEL, que nos podamos poner a la altura del segundo Lacan. Se habla de un primer Lacan, de un segundo Lacan, en términos de Jacques-Alain Miller; bueno, ese segundo Lacan está muy apoyado en esta otra satisfacción, en el manejo de esta otra satisfacción. Y no es muy fácil acceder a eso, porque los límites de la lógica, los límites del sentido, los límites de lo ideal, hay que traspasarlos. Y el mismo Lacan no es muy ingenuo al reconocer que para poder transmitir eso se tiene que valer de lógicas nuevas, distintas, diríamos, a la lógica estructuralista, a la saussuriana del significante. Por ejemplo, tiene que echar mano de una topología rara. A Lacan la geometría topológica le sirve más que la euclidiana para poder dar cuenta de eso; entonces también nos tenemos que familiarizar con esto de la clínica de los nudos, con lo que él llamaba clínica borromea, en donde le da allí un lugar específico a esta otra satisfacción. Entonces, la tarea que tenemos, como psicoanalistas de la NEL, es que podamos familiarizarnos con estos conceptos.

P: ¿Cómo son las configuraciones familiares hoy en día?

R: En la familia contemporánea se da mucha coexistencia de estas dos formas de satisfacción, de las que venimos hablando, por un lado una satisfacción por el lado de lo fálico, y por el otro la otra satisfacción. Por ejemplo, es muy llamativo que las parejas del mismo sexo quieran estar cobijadas bajo los ideales de la significación fálica: el matrimonio, el reconocimiento de derechos, la posibilidad de adoptar hijos, apuntando al fundamentalismo de lo que es la familia. Eso es apuntar a la significación fálica.

Del otro lado está la otra satisfacción, la cual es una satisfacción muy autista. Cada cual se abrocha, insisto, su derecho al goce y “nadie lo puede prohibir”, y eso tiene consecuencias e implicaciones en la estabilidad de la pareja, en la posibilidad de cambio en las mismas experiencias. Eso llevado al campo de lo sexual implica una búsqueda constante de otro tipo de satisfacción, “hagamos el trío o el cuarteto, hagámoslo aquí o acá, tenemos la pareja abierta o es la posibilidad de que nos encontremos solamente por momentos, o tú vives allá y yo aquí, etc.”.

En la pareja contemporánea se ven estas dos facetas, por un lado el intento de sostener un fundamentalismo de lo que puede ser la pareja tradicional, pero por el otro lado darle cabida a esa otra forma de satisfacción más caprichosa, más del antojo, más del arrebatamiento, de lo circunstancial, de lo contingente, de lo novedoso y de lo que es consumible. Yo consumo esta experiencia, listo, está hecho, busco esta otra sólo por el hecho de hacerla; me falta hacer aquella…, es como hacer el listado de experiencias. Es algo del orden de lo que se consume y de lo insaciable, porque entonces sigo pendiente de qué más me falta. Así es el turismo contemporáneo, con viajes a la India, a Tailandia, o al circuito más exótico por el África. El sujeto contemporáneo no vive la pareja como una experiencia de su ser en la que se formará en el tiempo, sino como una experiencia que se consume para seguir con otra novedosa para combatir el aburrimiento. Se encuentran seres muy fundamentalistas en la pareja o seres instalados del lado de la novedad de la experiencia.

La condición que Lacan trabaja es la dificultad que hay para todo ser hablante de hacerse en una relación constante a lo hetero, a lo diferente. En lo masculino se puede tener una pareja, se puede ser un playboy, se puede tener miles de experiencias sexuales o amorosas, siempre a través del objeto fetiche, porque es a partir del rasgo fetiche como se instala la relación del hombre con su sexualidad. Pero realmente el encuentro con lo hetero, él lo puede evadir toda su vida, está teniendo sexo con su fetiche, pero no está realmente en una relación heterosexual. Heterosexual en términos psicoanalíticos, es la relación o nudo que puede establecerse con el otro sexo, con lo femenino, con lo diferente.


Eso puede dar cuenta de que hay formas de amor muy distintas, puedo decir “amo mucho a mi mujer” pero lo que amo es mi objeto fetiche; o lo mismo “amo mucho a mi hijo”, pero ese hijo viene al lugar de mi fetiche, de mi falo. El amor el psicoanálisis lo considera como la posibilidad del saber hacer con lo distinto. Digámoslo de forma más compleja, hay necesidad de atravesar el fantasma para poder estar en posición de tener un encuentro con lo diferente, con una forma de satisfacción diferente. 

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