Estimados amigos: Tuvimos la grata oportunidad de entrevistar a
Silvia Salman, aprovechando su reciente visita a Lima en octubre de este año.
Esta es la primera parte de la entrevista.
Por:
Angélica Ballón Sánchez
Roberto Carlos Galván Sánchez
¿Podría explicarnos un poco más lo que
habló en el Seminario sobre la aspiración a la feminización del mundo? Este
concepto nos parece profundiza acerca de lo femenino en la época, a la vez es
un concepto muy abordado en la bibliografía.
Miller
cuando lo nombra, es en el curso del 2011 que él vuelve sobre ese tema, pero ya
en El Otro que no existe y sus comités de
ética, que dicta con Éric Laurent, en el año 98, hace 15 años, hay un
apartado que se llama “La feminización del mundo”; es decir, que no es algo que
recién está trabajando. También en la conferencia que dictó en Comandatuba
habla del imperio del no-todo. En particular
en el curso del 2011, se refiere a una aspiración a la feminización, y el
término aspiración yo lo destaqué, me
parecía interesante, porque él no habla tampoco de una feminización del mundo,
todo femenino, sino de una aspiración. Me parece que el término aspiración es
interesante porque es una tendencia, lo que no impide que el no-todo pueda funcionar de otro modo,
esto lo remarqué en ese sentido.
Porque
después que Miller habló de la feminización del mundo, se dijo mucho de la
feminización, como si uno estuviera en el mundo de la feminización feliz y del
bienestar, y en realidad la época en que vivimos no tiene nada de bienestar.
Claro, hay algo de lo caótico, parecía
que el concepto de feminización del mundo hablaría precisamente de eso, pero la
idea del psicoanálisis de lo femenino en el mundo es otra.
Pensando en los textos de Freud sobre el
amor, ¿cree que esta forma de relacionarse con el otro sexo por parte de los
hombres, de separar a la mujer en la madre y la puta, es vigente?
¿Cómo se ama sin sufrir?, ¿es posible? ¿Qué consigue una experiencia de psicoanálisis llevada hasta el fin?
(Risas)
¿Cómo se ama sin sufrir? Es una pregunta de una mujer, ¿no es cierto?, porque
como decíamos antes, en los hombres eso marcha porque el goce marcha sin decir.
Y ni siquiera hay un problema en relación al amor.
Mira,
tal vez te lo podría contestar desde mi propia experiencia, pero creo que tiene
que ver con la experiencia de un análisis, digamos, distinguir lo que sería un
amor fantasmático de un amor sinthomático;
son dos maneras diferentes de amar. Lacan, en algún momento, se refiere al
nuevo amor que surgiría a partir de terminar un análisis. Ese nuevo amor del
que él habla, que habría que explorarlo, investigarlo y trabajarlo; pero una de
las maneras de leerlo es justamente un amor que está por fuera del marco del
fantasma, porque a lo largo de la experiencia de un análisis, cuando uno ha
podido trabajar y desinvestir todo lo que estaba investido del goce-sentido, en
relación al objeto y la satisfacción pulsional, todo eso que trabajamos estos
días; uno logra desinvestir eso y desarmar ese funcionamiento, podríamos decir,
fantasmático, y efectivamente uno puede hacer lazo de otra manera con el Otro,
y entonces el amor también se experimenta de otro modo.
Y
es lo que hablábamos ayer en la mañana, en relación a la Escuela , lo que es
mantener un lazo fantasmático con la
Escuela , lo que la
Escuela no me da, me pide, o lo que sea, de un lazo sinthomático con la Escuela , es decir, contando
con la experiencia de ese vacío, de ese espacio de resonancia del que
hablábamos hoy. Eso saca las cosas del plano de la demanda, porque una cosa es
el amor articulado a la demanda, y lo pone más al amor en relación del deseo.
Una cosa es la demanda al Otro del amor: mirame,
hablame, y otra cosa es vivir el amor de un modo más ligado al deseo, que
yo lo decía, bueno, en vez de hablame, hacerse hablar. Y es otra manera de armar lazo
con el Otro. Y efectivamente eso es con menos sufrimiento. No te diría sin
sufrimiento porque no me parece que, bueno.
Hay goce.
Porque
hay goce, y porque además no se trata de ningún ideal, de que uno al final del
análisis vive ya sin sufrimiento, sin angustia y sin nada de eso. No, solo que
uno se puede también ubicar respecto de eso de otra manera. Pero, con menos
sufrimiento, seguro, el amor sinthomático
es el amor que se juega contando con la experiencia del propio vacío; y también
la del Otro, es también reconocer que el Otro tiene una cierta relación con el no-todo, digamos. Entonces, ahí hay un
encuentro, el encuentro sinthomático
es ese, es un encuentro de que cuando vos te enamorás de alguien, lo que
resuena es la manera que ese alguien tiene de tratar su propio no hay. Entonces cuando uno cuenta con
el no hay, el lazo, podríamos decir,
es sinthomático; ahora, cuando no
cuenta con el no hay, porque eso está
obturado por el fantasma, entonces el lazo es fantasmático, y el amor
fantasmático hace que la condición de elección del objeto amoroso siempre esté
situada, digamos, condicionada justamente por ese goce fantasmático.
Por
eso muchas veces cuando uno se analiza, eso implica que la pareja también tenga
que acomodar alguna cosa respecto del amor, porque cuando uno elige, mucho
antes de analizarse, una pareja, digamos, con la que arma un lazo amoroso, uno
no tiene ni idea cuál es la condición de goce que lo llevó a elegirlo, en qué
condición de goce se asienta esa condición de amor que lo llevó a elegirlo. Cuando
uno va trabajando esto en el análisis, y algo de esa condición se transforma, porque
el goce mismo se ve conmovido y analizado, el Otro también tiene que
transformar su posición. En mi caso, yo había elegido alguien que efectivamente
me dejaba huir, porque era este hacerse agarrar para huir, entonces cuando algo
de eso se transforma, y ya no se trata de estar huyendo todo el tiempo, sino de
poder tener un cuerpo, y estar presente, aun manteniendo el espacio y estar
presente, entonces yo necesito que el Otro me agarre, no que me deje huir,
porque si el Otro me deja huir, estamos en el síntoma, que era el síntoma “huidiza”.
Pero si hay un cambio y una transformación en el goce, eso implica que el partenaire
también tiene que cambiar. Ahí, entonces tenés la posibilidad de que el partenaire
pueda acomodarse a eso, y se arma un nuevo lazo libidinal, o lo que ocurre
también muchas veces, que uno finalmente termina separándose, porque lo que
había elegido estaba condicionado por un cierto goce, que, a partir del
análisis se transforma.
Es
la razón por la cual hay muchos fantasmas que giran alrededor de que cuando uno
se empieza a analizar entonces seguro que se separan (risas). No es que seguro
que se separan porque el análisis va en contra de la pareja, de ninguna manera.
Al contrario, diría, si es posible que el partenaire también acomode algo para
que eso nuevo que surge en el análisis entonces pueda tomar una forma con el
mismo partenaire, bienvenido sea. Ahora, si eso no ocurre, inevitablemente es
probable que surja allí un desencuentro amoroso.
Para un encuentro.
Para
encontrar otro, claro, con el cual entonces ahora armar un lazo más sinthomático que fantasmático. No estaba
tan errado Freud cuando decía, y lo dice en “El tabú de la virginidad”, que hoy
trabajamos, que “los segundos matrimonios son siempre mejores que los primeros”,
porque el primero repite la relación con la madre, decía él ahí, pero bueno,
insiste varias veces con esto de que los segundos matrimonios son mejores que
los primeros. De todos modos yo conservo al primer marido (risas), así que, no
puedo hablar de eso. Sí puedo hablar de ese cambio, de esa transformación con
el partenaire que fue necesario hacer para vivir el amor de otra manera.
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