Revista Noticias
Entrevista a Miquel Bassols por Juan Manuel Bordon
Hace más de un siglo, un médico vienés se
planteaba un tema que todavía tiene en vilo a científicos de todo el planeta,
algo que radiografías, tomógrafos y otros artefactos de observación tampoco han
logrado dilucidar por completo: de qué se habla cuando se habla de la
conciencia, dónde estaría alojada y cómo funcionaría esa suerte de sistema con ribetes
místicos del ser humano.
“Sigmund Freud se planteó la cuestión de la
localización del aparato psíquico y del lenguaje en el sistema nervioso
central, ese tema que ahora investigan las neurociencias.
Su primera idea era que el lenguaje tenía
su sede en el cerebro, pero lo interesante es que abandonó muy pronto esa idea
porque le pareció un delirio científico”, recuerda Miquel Bassols, psicólogo
español que en abril se convertirá en el nuevo presidente de la Asociación
Mundial de Psicoanálisis. Bassols pasó por Buenos Aires para participar del VI
Congreso de ENAPOL (Escuela de Orientación Lacaniana), donde bajo el lema
“hablar con el cuerpo” se debatió acerca de cómo las personas se comunican a través
del mismo. En una charla con NOTICIAS habló sobre el legado del psicoanálisis a
más de un siglo de haber surgido y su relación a veces tirante con las ciencias
y el cientificismo.
También se detuvo en cómo la idea de lo que
son el cuerpo y la mente está cambiado profundamente en una era en la que el
organismo ya no es algo inmutable sino una plataforma que podemos modificar
ensamblándole artefactos tecnológicos, retocándolo en la mesa de cirugías o
merodeando incluso dentro de sus bases genéticas.
Noticias: La idea de que vivimos obsesionados con el
cuerpo es casi un lugar común. ¿Desde el punto de vista de su trabajo, esto es
realmente un signo de época?
Miquel Bassols: Cada época tiene sus ideales sobre el
cuerpo, se han hecho historias de esos ideales a través de la moda o el arte.
Pero quizás el mundo contemporáneo sí se caracteriza por hacernos sentir que
nuestro cuerpo es frágil. Las experiencias traumáticas en relación con el cuerpo son cada
vez más una experiencia posible. Me refiero a explosiones de bombas y episodios
de la civilización actual que atentan contra esa unidad del cuerpo. Otra forma
de entrar al tema es ver cómo la ciencia incide en nuestra forma de vivir el
cuerpo. Yo creo que el hecho de que la ciencia y la medicina se hayan
especializado tanto en los tratamientos sobre partes determinadas ha
contribuido a hacer del cuerpo una serie de pedazos que incluso se pueden
intercambiar. A veces vivimos el cuerpo como un saco de órganos. En ese sentido,
el psicoanálisis distingue entre la existencia de un organismo, que puede ser
entendido como partes organizadas por lo
biológico, y el cuerpo, que para existir requiere de todo un proceso para el
que “el otro” es fundamental.
Noticias: La tecnología hoy nos permite reinventar
nuestra apariencia, cambiar de sexo. ¿Eso hace que el cuerpo sea más inestable
también?
Bassols: Sí, el cuerpo no está dado de entrada. Se
puede construir y se está planteando ya en ámbitos de la ciencia ensamblar el
organismo con aparatos técnicos. Eso siempre ha sido así de cierta manera,
siempre tuvimos incrustadas en el cuerpo partes provenientes de la técnica,
pero ahora se da más y se escucha en fantasías y síntomas de mucha gente. De
hecho interactuamos con artilugios como el teléfono móvil como si fueran parte de
nuestro cuerpo. Además, cada vez aparecen más elementos que permiten vivir de
manera más separada del cuerpo: el espacio virtual de internet es un lugar
donde el cuerpo es cada vez menos necesario
Noticias: De afuera uno tiene la idea de que la
medicina se ocupa de cuerpo y el psicoanálisis de la mente. ¿Cuesta explicar
que esa división no es así?
Bassols: Bueno, es todo un tema actual. Disciplinas
como las neurociencias no tienen nada clara esa relación entre mente y cerebro.
Hay mucha dificultad para articular una cosa con la otra. Para Freud, el
aparato psíquico tenía una ordenación en el cuerpo que no permitía distinguirlo
de él. Cuando decimos “hablar con el cuerpo”, decimos que el cuerpo es el
aparato psíquico también. Pero es un cuerpo que no se reduce al organismo, no
es un conjunto de elementos neuronales sino cuerpo organizado ya por el
lenguaje.
En ese punto psique y cuerpo están en una
continuidad, no hay separación entre una cosa y otra.
Noticias: ¿Entonces no puede haber un cuerpo hasta
que no hay lenguaje?
Bassols: Esa es una buena definición. No puede haber
cuerpo hasta que no hay lenguaje. Y el cuerpo es un producto del lenguaje.
Armamos nuestro cuerpo a partir de las relaciones con los otros,
fundamentalmente con la gente cercana, en nuestra infancia y con nuestros
padres. Pero también en relación con nuestro partenaire, a partir de relaciones
de lenguaje con el otro. Para decirlo de forma clara: ahí es donde el cuerpo se
distingue de un organismo. Si un organismo nos viene dado de entrada, con
limitaciones y posibilidades equis, el cuerpo es algo que construimos a través
de la relación con el otro. Para llegar a tener un cuerpo hay que hacer una
serie de procesos y poder hablar con él: se ve en el arte, la danza o el cine,
donde el cuerpo encarna un discurso dirigido al otro. Hay sujetos, como los
niños autistas, que se rehúsan a eso. No llegan a tener un cuerpo para poder hablar
y poder dirigirse al otro.
Noticias: En las últimas décadas hubo una especie de
carrera espacial hacia el interior del cerebro. ¿Cómo se acomoda el
psicoanálisis a los hallazgos de las neurociencias?
Bassols: Ha habido distintas vías. Primero fue decir
que Freud se planteó el tema de la localización del aparato psíquico y del
lenguaje en el sistema nervioso central, ese tema que ahora las neurociencias
investigan. Su primera idea fue que el lenguaje tenía su sede en el cerebro, pero
abandonó muy pronto esa idea, le pareció un delirio científico.
Se dio cuenta, porque escuchaba y entendía
el lenguaje, que la localización del inconsciente no está en el organismo si
no, tomando la idea de antes, en el cuerpo. Esto es algo difícil de hacer
entender a cierta línea del psicoanálisis que ha virado hacia las neurociencias
y se ha alejado de la idea freudiana de que lenguaje está en la relación con el
otro, en una cierta exterioridad. Igual dos de los mejores neurocientíficos, Gerald
Edelman y Giulio Tononi, terminan su libro sobre la conciencia diciendo que el
problema de la conciencia no se puede entender sin la introduccción de la alteridad
y que en esa medida cada persona es distinta, no hay ningún modelo determinado
para explicar esa operación singular que establece un sujeto con otro.
Noticias: ¿Usted cree que hay disciplinas hostiles al
psicoanálisis?
Bassols: Sí. Hay un movimiento que se puede llamar
“cientificismo”, que no es la ciencia sino uno de los efectos de la ciencia,
que reduce todo lo que es del ámbito subjetivo a algo cuantificable, evaluable
por números y observaciones. Ese discurso siempre va a ser reacio a un discurso
como el psicoanálisis. O a cualquier otro que haga aparecer la singularidad del
sujeto como algo no reducible a un dato empírico. Pero yo estoy atento a los
movimientos actuales de la ciencia y noto que comienza a haber un movimiento de
división interna, con científicos que se plantean la cuestión de lo no
cuantificable del sujeto, lo no evaluable. Hasta en la física está pasando eso.
El psicoanálisis no es una ciencia y debemos partir de eso. No en los términos actuales
de lo que la ciencia considera su método y su funcionamiento. Pero a la vez,
muchas disciplinas que se consideran científicas tampoco cumplen con esos criterios
de “cientificidad”, lo puedo decir de la psicología misma. Hay un movimiento dentro
del psicoanálisis, que yo creo que no es el más productivo, de querer
convertirlo a toda costa un método científico. Me parece que ahí se pierde lo
más sustancial de lo que Freud descubrió y es que el inconsciente no puede ser
un objeto científico en los términos actuales de la ciencia porque escapa a los
métodos de conocimiento objetivo.
Manejo del trauma
Miquel Bassels no duda ni un segundo.
Cuando se le pregunta si cree que la invención del psicoanálisis ha logrado mejorar
en algo el mundo, responde con un “sí” rotundo.
“Creo que es una experiencia que da la
posibilidad a cada sujeto de orientarse ante lo real traumático que nos toca
vivir construyendo un síntoma que será propio de cada sujeto y le permitirá
vivir un poco mejor, pero sin falsas promesas”, dice. En cierta medida, Bassols
cree que el trabajo del psicoanalista ha mejorado el mundo de la misma manera
que el trabajo de quienes se especializan en desarmar bombas.
“Uno de los graves problemas de la
actualidad es que las promesas de felicidad incluyen una bomba de relojería que
estalla a la larga o a la corta. Si el psicoanálisis sabe algo, es que a esa
relojería hay que atenderla con cuidado, sin falsos ideales ni imposiciones”,
dice este hombre que cree –parafraseando a Freud- que el psicoanálisis es “una segunda oportunidad para orientarse en
el vacío, después de haberse dado de cabeza continuamente contra una misma pared”.
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