Entrevista a Silvia Salman -Segunda parte
Finalizamos con esta segunda parte de compartir la entrevista realizada a Silvia Salman. ¡Buena lectura!
Para un psicoanalista en formación, ¿qué
coordenadas pueden orientarle hacia un bien decir?, o, un poco, parafraseando
lo que usted decía hoy día, ¿cómo decir para hacer surgir el silencio?
¿Cómo poder orientarse a la hora de
presentar un texto?, considerando que no siempre se da una cierta enunciación,
no siempre se da una significación de lo que uno habla…
Pero
es lo mismo, una enunciación surge de una experiencia de análisis. O sea, me
parece que es justamente en la propia experiencia donde si uno hace la
experiencia analítica, como decíamos hoy, de ir en contra del sentido, y no se
queda en las elucubraciones del goce-sentido, entonces uno puede hacer la
experiencia de lo que es la propia enunciación, que no es lo que uno dice, sino
lo que se dice tras lo que se dice, es decir, lo que no tiene que ver con el
sentido. La enunciación, cuando uno habla con una enunciación es porque habla
atravesado por ese sinsentido, por ese no-todo, por ese fuera de sentido. Y eso
se alcanza en un análisis. En un análisis uno hace la experiencia de, aun dejándose enredar por el sentido, como
dice Lacan, para resolver el síntoma, o para llegar a lo real del síntoma,
dejándose enredar pero para ir más allá de eso. Entonces, si nosotros hablamos
desde el sentido, estamos siempre en el plano del enunciado, no de la
enunciación. Entonces, lo que nos da la posibilidad de salirnos de los
enunciados es eso, es lo que revela una posición subjetiva, una posición; cuando
uno habla, cuando uno dice, cuando uno lee incluso, es hacer escuchar otra cosa
que lo que dice, es cuando uno hace escuchar otra cosa que lo que dice. Si yo
logré hoy transmitir, o pasar algo de mi enunciación es porque más allá de todo
lo que dije, que eran páginas y páginas, hice pasar otra cosa, y esa es la
enunciación, que es la posición que cada uno tiene respecto del no-hay,
respecto del vacío. Ese consentimiento, cuando vos escuchás a alguien sin
enunciación, se ve claramente que no hay un consentimiento a ese no-hay, porque
uno escucha una serie de citas, o repeticiones, ¿no?, ahí uno no escucha la
enunciación, algo no pasa por eso.
Baco (San Juan Bautista) -Leonardo Da Vinci Este es uno de los cuadros en el que Da Vinci representó a San Juan, esta vez con un dedo apuntando hacia un lado y el otro hacia abajo. |
Habría que producirse una pregunta
Sí,
hay eso, hay un descentramiento entre el yo y el sujeto, para decirlo de alguna
manera. El yo es el que habla, el de los enunciados, el sujeto es el sujeto de
la enunciación; entonces hay un desdoblamiento ahí, uno se pregunta, uno
avanza, uno sigue, uno transmite eso, esa hiancia, eso.
¿Qué nos puede decir del control en la
formación del analista? ¿Cuál es la importancia del control?
Que
es fundamental. Por ejemplo, hoy hablaba con María Hortensia y le decía que
todo el desafío del espacio de Casuística, por lo menos para nosotros, para mí
que estoy allí, es no trasformar ese espacio en un espacio de control, porque
no es un espacio de control. Casuística no es un ateneo clínico, no es un
espacio de control, es un espacio de discusión de casos pero antes que eso,
inclusive, le decía a María Hortensia, es un espacio donde intentamos trasmitir
lo que es la construcción del caso, más allá del caso en sí mismo. Pero no es
un espacio de control, yo especialmente tengo esa prudencia. Lo que no impide
que para los participantes que presentan sus casos los oriente en algo respecto
de su práctica, pero es distinto al control. Cuando uno hace un control lo que
controla es a él mismo, no controla el caso clínico, controla el propio acto,
el acto del analista, y si bien se dirime algunas cuestiones del caso está
fundamentalmente la posición del analista, y eso en Casuística no se toca,
porque justamente no es un espacio de control.
Pero
me parece fundamental para la práctica el control, inclusive cuando uno ha
terminado el análisis, inclusive cuando uno es AE, porque uno no está exento de
que en el acto se interpongan cuestiones subjetivas, fantasmáticas, en fin,
transferenciales; entonces es importante esa interlocución que uno mantiene con
otro a partir de sus propios casos.
Por
el otro lado, también para hacer un ejercicio de la construcción del caso; cada
vez que vos vas a controlar un caso te ves obligado a construir el caso, que si
no uno no lo construye, uno puede tomar notas, en fin, cada uno tiene su
estilo; pero a mí me pasa que cada vez que controlo eso me obliga a construir
el caso, y lo más probable es que después de ahí pueda hacer una presentación
como lo que hice ayer, de un caso que me estoy interrogando. Es decir que sirve
también, además de lo que hace para la propia práctica y para la formación,
también para la transmisión.
Eso
pienso del control, que es una práctica que para el psicoanálisis de
orientación lacaniana es muy complicada porque no está estandarizada, es algo
que nosotros nos preguntamos también, no es como en la IPA. En la IPA uno tiene que analizarse
cuatro veces por semana con un analista didacta, tiene que controlarse una vez
por semana con tal analista. Nosotros no tenemos ninguna de estas reglas. A la
vez, es un principio de la práctica lacaniana el control, pero no tenemos
ninguna manera de estandarizarlo, ni de controlarlo, y de verificarlo. Es una
pregunta. Hace poquito en Buenos Aires
surgió el tema ¿Se controla? ¿No se controla? ¿Con quién? ¿Cómo la Escuela puede tomar el
relevo de este punto de la formación y hacerse cargo de algo de eso sin imponer
como lo hace la IPA
un estándar del control?
Pero la pregunta por el
control es una pregunta que en estos espacios en común, como es el de las Jornadas, el de ustedes en el CID, o en la transmisión que uno haga, me
parece que surja o que anime eso a ir a un control es lo más importante que
puede desprenderse de la transmisión que uno hace. Aunque uno no les diga
tienes que ir a controlar, pero a partir del caso que presenté ayer y la
diferencia con el caso de Casuística, si es que es una histeria o una psicosis
ordinaria, alguien pueda interrogarse sobre un caso de su propia práctica, y
decir, “bueno, voy a controlar este caso”, es por ejemplo uno de los efectos
que podría producir este tipo de actividades.
¿Se podría
decir del control que, de alguna manera, siempre estaría ligado a algo que le
resuene a uno, a poner un límite o prevenir algo de la contratransferencia? Es decir, ¿siempre es ese el fin del control?
No,
cuando yo digo controlar el acto, no solamente es respecto de la
contratransferencia, sino respecto de las intervenciones, de la orientación. En este caso que yo presentaba –es una histeria, que no es lo mismo una histeria que una psicosis
ordinaria–, ¿cómo me oriento? Conviene reforzar ese recurso, conviene
interrogarlo, y eso no necesariamente tiene que ver con la contratransferencia,
pero sí con el acto analítico; pero también, obvio, con la contratransferencia,
en algunos casos.
Lima,
12 de octubre del 2013.
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