“La chispa de un deseo puede cambiar a un
sujeto, a una comunidad, a un país”
T: El psicoanálisis ¿cura o
sólo es una máquina de producir psicoanalistas?
D: El psicoanálisis cura, y es también una máquina de producir psicoanalistas.
Podemos decir que el psicoanálisis cura, siempre y cuando pongamos en cuestión
lo que eso significa. Freud imaginó su invento como algo capaz de lograr que un
sujeto cambiase una existencia miserable por una infelicidad admisible. Jamás
consideró que el fin del análisis consistía en curar en el sentido médico del
término, devolverle al paciente la salud, puesto que forma parte de la esencia
misma del discurso analítico cuestionar de raíz los conceptos de salud,
bienestar, adaptación, normalidad, etcétera. Es una de las razones por las que
el psicoanálisis se distingue de la psicología. Freud -y Lacan rescató este postulado
ético fundamental, que estaba a punto de desaparecer del movimiento
psicoanalítico- construyó una teoría de la subjetividad basada en el
escepticismo lúcido. No creía en el progreso ni en la superación. No albergaba
la más mínima esperanza sobre el ascenso de la razón, y aunque era un hijo de ...
T: ¿Por qué el speed dating es importante al punto de tener un apartado propio en este libro?
D: Desconozco la razón por la cual los responsables de este libro incluyeron esta nueva práctica. Supongo que, con toda razón, se trata de mostrar el surgimiento de fenómenos que muestran una variación de las costumbres eróticas y amatorias, producida entre otras cosas por el cambio actual de paradigma. La licuefacción del amor apuntada por Zygmunt Bauman fue el punto de partida para reflexionar sobre nuevas formas en las que los sujetos organizan y sustentan el lazo social. En una sociedad en la que nada es ya muy duradero -ni un trabajo, ni la permanencia en un mismo lugar geográfico, ni la vida en común, ni la unidad familiar-, es lógico que la vida sexual también se vea afectada. Las personas tienen cada día más el sentimiento de que deben adaptarse a una nueva forma de vida, en la que deben abandonar la expectativa de una continuidad, una solidez, una duración. Quien no se adapta a lo efímero, corre el riesgo de quedar excluido. Desde luego, todavía lo líquido convive con ciertos restos sólidos, pero es evidente que avanzamos en esa dirección. No se puede perder ni un minuto, y el speed dating es una fórmula adecuada para la gente que le da al amor el tiempo justo para una agenda en perpetuo cambio, y que además se resiste a renunciar a lo que considera como su realización personal. La vida se configura como un enjambre de unos solos, como pensaba Lacan sobre el inconsciente al final de su enseñanza. Pero todavía existe el slow dating, aquellos que confían en la existencia de la relación sexual, y se esfuerzan por inscribirla mediante los usos clásicos, tradicionales. De momento, sostengo que la modernidad no ha logrado aún el reinado absoluto del cinismo. Tal vez lleguemos a eso, no lo descarto. Pero los psicoanalistas tenemos que cuidarnos de no ceder a la tentación de gozar del fantasma del apocalipsis.
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