Boletín de las VIII
Jornadas de la NEL
Eva-Lilith
Nº 22
Eva-Lilith
Nº 22
Ese goce Otro
Viviana Berguer
“EL GOCE COMO TAL ES EL GOCE NO EDÍPICO, el goce concebido en tanto sustraído,
fuera de la maquinaria del Edipo, ES EL GOCE REDUCIDO AL ACONTECIMIENTO DEL
CUERPO” – goce que aunque concierne a todo ser hablante, sin embargo, es
nombrado por Lacan como femenino.
La definición del goce, entonces, según esta cita encuentra su soporte en
oposición al Edipo, como “sustraído” y “fuera” de la codificación simbólica. Un
“sin ley” e “indecible” cuya referencia entonces, se orienta al cuerpo.
Ahora bien, me preguntaba si los fenómenos de retorno de goce en la psicosis –
también sustraídos y fuera de la codificación del falo – ¿serían femeninos?
Sabemos que en la esquizofrenia, el acontecimiento de goce se vive en el cuerpo
propio pero, bajo la forma de la alucinación (visual, auditiva, cenestésica).
Es en el cuerpo donde retorna el goce, con la manifestación de la presencia del
objeto en lo real allí donde, de haber operado la metáfora paterna,
encontraríamos el síntoma o el fantasma, algún velo. El sujeto sufre el goce a
través de vivencias de descomposición, fragmentación, que no son fantasmáticas
– y responden a la ruptura interior del discurso que desencandena la estructura
y que se escucha en el lenguaje de órganos, el discurso desarticulado, la
metonimia desatada.
En la paranoia, también el sujeto es objeto del goce del Otro, pero el goce
retorna vía el Otro; y entonces, las ideas de persecución: el Otro me goza. El
sujeto sabe sobre el goce del Otro sobre sí, e intentará - vía el delirio -
reconstituirse de esta experiencia de ser gozado por una dimensión exterior a
sí mismo; en un esfuerzo de recuperar una condición activa, dirá sobre el poder
de la palabra de un Otro insensato en su cuerpo.
También el Otro con el que se confronta la mujer es un Otro exterior a sí
misma, que la goza – ella también es objeto de ese goce en su cuerpo. Sin
embargo, allí, en su goce – que es suplementario al fálico -, la mujer no
habla. El goce toma su cuerpo, la divide, la extravía – y ella…calla… no sabe.
Para ella, se tratará de un goce que le es enigmático e insituable. Una
relación con un vacío.
Y el efecto – entre otros - es un éxtasis vivificante, cuando queda articulado
al deseo; o la angustia, cuando vacila; el rechazo y entonces, los síntomas –
cuando responde la histérica con su estructura.
La experiencia femenina, pues, es bien distinta de la experiencia de la
psicosis. Si bien encontramos proximidades, hay un punto clave: ¿ese goce es
del Otro? o es ¿un goce Otro, que es suyo, que le pertenece, pero del cual es
extraña?
Un goce al margen de las palabras – no inscripto en el discurso común -, pero
no sin ellas.
***
Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas
José Fernando Velásquez
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas
José Fernando Velásquez
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