I Conversación Clínica de la NEL
El
analista y su práctica
São Paulo - 3 de septiembre de 2015
![]() |
Conversación de mujeres - Nguyen Tro |
Letras
en línea
Boletín Nº 2
¡No toda
conversación es una conversación! Hallarán en este boletín las explicaciones
que da Lizbeth Ahumada a esta afirmación entre signos de exclamación. En una
conversación clínica no se trata de una interlocución afable y consensuada sino
que partimos de lo imposible y de los problemas que se presentan en la
práctica. No todo puede ser dicho y siempre queda un resto que nos permite
relanzar una vez más la
Conversación como experiencia de Escuela.
¿Qué hay del
saber en una Conversación? En una Conversación el saber es un camino que se
recorre más allá del Complejo de Edipo y bajo la consideración de la
inexistencia del Otro. Mónica Febres Cordero elige pensar su comentario con
relación a la experiencia del análisis y a dos testimonios del pase que le
permite ubicar al padre como vivo y deseante y al goce abierto a la
invención y al encuentro al final del análisis. Entenderán por qué
titula su comentario “Correr un riesgo”.
Las
referencias bibliográficas que presentamos aquí se orientan por la pregunta:
¿Qué es la Conversación? Las
citas son extraídas de “El malentendido” en Elucidación de Lacan, ahí encontrarán que Miller dice que solo la conversación
analítica tiene la posibilidad de superar el malentendido.
María Hortensia Cárdenas
Comentario de Lizbeth Ahumada
Yanet a la cita:
"La
conversación la hacemos no sólo para verificar lo que sabemos, sino para
plantearnos los problemas con la complejidad con la que se presentan en la
práctica". [1]
Jacques-Alain
Miller ha planteado, en no pocas ocasiones, condiciones
necesarias para que una conversación orientada por la clínica
psicoanalítica pueda alcanzar su realización, pueda ser
lograda. Entonces no se define en sí misma, ni como supuesto ni como
anticipación: ¡No toda conversación es una Conversación! No basta con el gesto
interesado de interlocutor, tampoco con el buen ánimo de una congregación,
menos aún con la pretendida comprensión entre parroquianos o con
el resultado jubiloso del consenso mayoritario. La
conversación conforme a la práctica clínica debe tener su marca de nacimiento:
lo imposible como causa. En este sentido entendemos que, aunque se pueden
producir efectos de verificación de saber para cada quien, incluso efectos de
verdad, lo que hace a la realización de una conversación (como a la realización
del deseo), es justamente lo que se da en los tropiezos del Ideal que enmudece
e inhibe. Así, la exposición de los embrollos de la práctica, de los embrollos
del analista en su tarea de plantarle rostro a lo real de la clínica, a
diferencia de las parábolas religiosas que buscan enseñar la construcción
colectiva de la Verdad, da cuenta de la conversación que está a la altura del discurso analítico:
articula la presencia del Otro en su doble estatuto, de código referencial
sostenido en la doctrina, pero barrado en el pretendido alcance de la Unidad a partir de la
juntura de las piezas. Es una Conversación no-toda. Es la condición mayor a la
que debemos ser dóciles, estar dispuestos. Poner sobre el tapete la
unicidad de la cura y la del analista en la cura, puede provocar la
inspiración que mueve a razonar la experiencia a sabiendas que es un
razonamiento que no funda un universal. Deseo de saber como saldo cuando se
deponen los espejismos del narcisismo en sus diversas modalidades.
Miller, J.-A., Seis fragmentos clínicos de psicosis, Buenos Aires,
Tres Haches, 2000, p. 58. [1]
Comentario
de Mónica Febres Cordero a la cita:
“La conversación sería el camino de saber que conviene
al más allá del complejo de Edipo y que conviene también el tiempo del Otro que
no existe.” [1]
Correr un riesgo
En las
Conferencias porteñas, Miller dice que el pase es parte de las
consecuencias de un análisis. La conversación, “práctica esencial de los
miembros de una Escuela”, [2] recoge la desuposición de saber implicada en un
análisis llevado hasta su final y, al mismo tiempo, relanza su
búsqueda. Cita a Laurent: el sentido del más allá del Edipo es la falta de
garantía y la ausencia del punto de capitón para que el saber prosiga como
búsqueda.
La
cita objeto del comentario para este texto, define a la conversación como el
“…camino de saber que conviene al más allá del complejo de Edipo y…al tiempo
del Otro que no existe”. [3] Me interesó pensarla en relación a los testimonios
del pase y a la modalidad de conversación que ellos plantean.
Así,
L. Gorostiza en la conferencia “El padre después del pase”, [4] se pregunta:
¿De qué padre se trata en el más allá del Edipo, después del pase? ¿Significa
estar advertidos de que el padre es solo un nombre, surgido del encuentro con
el agujero de la no relación sexual? Responde que el padre después del pase
implica ya no creer en “el” padre y sin embargo poder hacer uso de él. Lo cual,
en relación a lo necesario del síntoma, abre una salida a un destino vivido
como inexorable.
La
experiencia de un análisis, añade, debería permitir la transformación del padre,
no su caducidad. Pasar del padre muerto de la neurosis a un padre vivo, animado
por un goce imposible de negativizar. La caducidad se refiere al padre
del Edipo: es ese el padre que se transforma y permite pasar del Nombre del
Padre como Otro del Otro a un padre deseante, sin Otro.
Marcus
André Vieira en el testimonio durante las últimas jornadas de la NEL en Lima, [5] plantea para
su discusión, que saber hacer con el goce del sinthome evoca un goce
abierto a la invención y al encuentro. Forma de conversación, entonces, que
implica el riesgo de una lectura realizada en el análisis y de su transmisión.
Conversación abierta con y entre los miembros de la Escuela.
[1] Miller, J.-A., “Lo postanalítico” Conferencias Porteñas, Tomo 3, Buenos Aires, Paidós, 2010, p.
94.
[2] Ibídem.
[3] Ibídem.
[4] www.radiolacan.com/es/topic/199/3
[5] “El grito, el tambor y el griterío”. Inédito
Referencias bibliográficas sobre Conversación
¿Qué es la Conversación?
1. En “El Malentendido” (pp. 27- 48) del texto Elucidación de Lacan. Charlas
brasileñas (charlas entre 1981-1995),
Buenos Aires, Paidós - EOL, 1998.
“Basta
la elección del término conversación para imaginar el tono y el estilo de nuestro
encuentro”. (p. 27)
“Utilicé
la palabra conversación, bastante poco lacaniana, pues en el fondo no se pude
disimular que la conversación, lejos de permitir la comprensión mutua, alimenta
el malentendido. Solo un tipo de conversación tiene posibilidades de superarlo:
la conversación analítica, evidentemente muy especial en su dispositivo.” (p.
28)
“Lacan
decía: todos monologan. Esto es lo que implica el malentendido: que
definitivamente todos monologan. Solo en el psicoanálisis, debido a la manera
en el que el otro se presenta, existe una pequeña chance de monologar de otro
modo, para ser prudente y no elogiar la operación, en ocasiones vertiginosa”.
(p. 32)
“He
aquí el Lacan que se debe abordar: no el Lacan eterno, no el Lacan teórico que
daba respuestas en términos que nadie comprendía, sino el Lacan frente a sus
problemas que procuraba no esconder, demostraba sus enojos e inquietudes, pero
no a simple vista”. (p. 35)
Responsables del Boletín Letras en línea
María Hortensia
Cárdenas
Ana Viganó
María Hortensia Cárdenas
“La conversación sería el camino de saber que conviene al más allá del complejo de Edipo y que conviene también el tiempo del Otro que no existe.” [1]
[2] Ibídem.
[3] Ibídem.
[4] www.radiolacan.com/es/topic/199/3
[5] “El grito, el tambor y el griterío”. Inédito
No hay comentarios:
Publicar un comentario