I Conversación Clínica de la NEL
El
analista y su práctica
São Paulo - 3 de septiembre de 2015
![]() | |
La conversación - Étienne |
Letras
en línea
Boletín Nº 3
La maldición sobre la conversación es
eso mismo que la vuelve necesaria, como dispositivo, para los analistas de una
Escuela. Paradojas de la materia con la que trabajamos, para Lacan la
definición de la comunidad de los analistas se soporta en el punto mismo de su
imposibilidad.
Hay un saber común para los analistas
que deviene de su experiencia analítica: analista analizante es el sintagma que
orienta esta vertiente del saber. Un saber que no es referencial sino que parte
de que en todo saber hay un agujero fundacional –y fundamento–. Un saber común
–perspectiva que no puede dejar de ser universalizante–; que solo se verifica
en el uno por uno –la singularidad de cada travesía por las aguas
transferenciales del saber, sea como analizante, sea como analista–; y que
además incluye la posibilidad no-toda de que un saber nuevo esté pronto a
producirse, si las condiciones lo permiten. Así, la conversación analítica es
como la Escuela
misma, una y múltiple a la vez.
Si hay una tal maldición, es para que la Escuela no cese en el
intento de biendecirla. De estas cuestiones nos hablan los textos que presentamos
hoy, a cargo de Juan Fernando Pérez y Alicia Arenas.
Al término de estas lecturas
encontrarán nuevas referencias bibliográficas sobre el tema de la conversación,
esta vez haciendo especial hincapié en la idea de banquete-conversación, un
banquete que si algo sabemos de él –Antoni Vicens nos lo recuerda– es que no es
silencioso.
¡Disfruten la lectura!
Ana Viganó
Comentario
de Juan Fernando Pérez a la cita:
“[...] los analistas son los
científicos de un saber dont ils ne peuvent s’entretenir […] una
maldición sobre el hecho mismo de la conversación.” [1]
El contexto del cual proviene la frase
anterior dice: “Quizás la palabra más adecuada para designar este ejercicio sea
“conversación”, tal como utilizamos este término desde hace algunos meses. La
conversación implica una comunidad de experiencia y supuestamente tenemos la
experiencia del análisis; como analizantes, como analistas. Es decir, la
experiencia de la relación de transferencia y también de la terminación de esta
relación bajo una forma u otra. Asimismo tenemos la experiencia de la vida
institucional en común de analistas y de analizantes. La conversación, tal como
la entiendo, está siempre soportada, fundamentada por la comunidad de
experiencia, es decir por una experiencia hecha vínculo social. Y además, esta
conversación –happening conceptual– de hoy a mañana tiene como
tema, o por lo menos apunta, al vínculo social que se construye a partir del
psicoanálisis. No podemos, en este punto, dejar de recordar que vamos en contra
de lo que Lacan señaló en un texto que se llama “Del psicoanálisis en sus
relaciones con la realidad” lo que señaló sobre la maldición presente en el
conjunto de los analistas, cuando dice que los analistas son los científicos de
un saber dont ils ne peuvent s’entretenir, lo que se traduce bien,
según me parece “un saber a propósito del cual se puede conversar, s´entretenir en
francés es “conversar”. Una maldición sobre el hecho mismo de la conversación,
casi definiendo, a partir de la imposibilidad de la conversación, la asociación
de los analistas, el conjunto de los analistas. Dice que tiene en común un
saber pero que no lo pueden intercambiar. Que deben, sin embargo, asociarse
unos con otros porque ningún saber puede ser soportado por uno solo. Vamos a
ver por qué dice que el saber no puede ser soportado por uno solo. Lo ha dicho
quizás en un momento de pesimismo, en el momento en el que la comunidad de sus
mismos discípulos rechazaba por mayoría su propuesta del pase. Por lo menos, lo
ponía en duda.”
Como se podrá apreciar, la frase
propuesta solo resulta clara si se lee el contexto del cual fue extraída. Y al
respecto, cabe añadir que, dados los límites propuestos, ya no hay mucho que
añadir. Quizás solo destacar que se señalan allí dos cosas: que los analistas
en general no pueden conversar entre sí; y que ello sería una maldición
(¿también, no para..., sino de Lacan?) para un propósito que debería guiarlos,
como es conversar sobre el saber que les es común.
[1] Miller, Jacques-Alain, “Lo
postanalítico”, Conferencias porteñas, Tomo 3, Paidós, Buenos
Aires, 2010, p. 88.
Comentario
de Alicia Arenas a la cita:
“La conversación es la puesta en acto
[...] de la desuposición del saber del Uno”. [1]
Un plus que no es de goce
Si una escuela de psicoanálisis tiene
entre otros objetivos la producción de saber, es necesario diseñar los modos en
que esa producción pueda tener efecto en su seno, más allá del trabajo
realizado por sus miembros, asociados y estudiantes en el uno por uno. Que la
escuela propicie esa producción de saber partiendo del colectivo, implica la
suposición de que el encuentro añade a ese uno por uno un plus que sería lo más
propio del trabajo de escuela.
La práctica de la conversación
propuesta por J. A. Miller en la que, como Una y múltiple a la vez, la escuela
es dispositivo para poner en marcha un tipo de producción de saber que apunta a
ese plus, se basa en el hallazgo o invención que puede resultar de un tipo de
encuentro en el que no se parte del saber referencial sino que toma su fuerza
del agujero en el saber.
Una disciplina que se apoya en la
transferencia de trabajo entre pares que no constituyen un conjunto, pero si
una comunidad de experiencia, como analizantes y como analistas, y
que sitúa en primer plano el vacío en oposición a identificaciones e ideales.
La presencia misma del analista como obstáculo al lugar de la referencia,
agujereándolo, al señalar con sus intervenciones el estatuto de semblante del
saber. En tanto analizantes, dando lugar a la presencia del objeto como causa.
Un tipo de reunión en la que se trata
de poner en acto la creencia compartida de que hay algo que aún no ha sido
dicho y que es posible encontrar, entre varios, logrando la producción del S1//
S2 como disyuntos, operación que ha de permitir el corte de la
cadena que comanda el S1.
[1] Miller, Jacques-Alain, “Lo
postanalítico”, Conferencias porteñas Tomo 3, Paidós, Buenos
Aires, 2010, p. 93.
Referencias
bibliográficas sobre Conversación
La Conversación como banquete (de los analistas -
analizantes)
1.- El banquete de los analistas. J-A.
Miller (concluye en 1990, publicado en 2000)
• “Resulta
divertido que para designar esta comida en común en la que se conversa entre
amigos el francés haya mantenido la forma petitebanquette [pequeña banqueta], a
partir, según los diccionarios etimológicos, del italiano banchetto, mientras
que en el latín se dice convivium, se designa la misma cosa por el
vivir junto […] Por eso el banquete de los analistas es asimismo el de los
analizantes” (p. 13)
2.- Lectura: El grupo analítico (pp.
279-293):
• “Si
volvemos a Freud, a 1902, vemos que no describe otra cosa que un grupo
constituidos por encuentros azarosos a partir de la transferencia que se
produce en torno a él (este principio de transferencia hizo reconocer la
constitución de un grupo alrededor de Lacan), la cual, según su propio
testimonio, cobraba la forma de una transferencia de trabajo sin trabajo de
transferencia.” (p. 285)
3.- Los
analistas en sus banquetes, Antoni Vicens.
Extraído de: http://wapol.org/ornicar/articles/avi0215.htm
Extraído de: http://wapol.org/ornicar/articles/avi0215.htm
• “Para
empezar, Lacan nos enseña que el análisis, el de cada cual, se acaba. Sin
embargo, hay un análisis que, verdaderamente interminable, no se acaba nunca:
es el de la Escuela. En
efecto, la Escuela
es el auténtico analizante del discurso analítico. El discurso del analista
pone la causa a analizar la
Escuela.”
• “En su
curso de 1989-1990, Jacques-Alain Miller propuso el término de banquete para
referirse a la composición de un grupo no totalizable de analistas.”
• “Es a
partir de ahí que Jacques-Alain Miller entiende el banquete como un espacio
donde se hacen oír muchas voces, como una conversación. Por eso Miller evoca,
más allá, o más acá del gran Banquete platónico, los coloquios de Erasmo, el
Convivio de Dante, y algunas conversaciones más. Lo que es claro, es que el
banquete del que se trata no es un banquete silencioso.
• “De los
banquetes hemos de aprender la manera de hablar con decencia de nosotros
mismos. Para que se sepa.”
Responsables del Boletín Letras en línea
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó
No hay comentarios:
Publicar un comentario