I Conversación Clínica de la NEL
El analista y su práctica
São Paulo - 3 de septiembre de 2015
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Letras en línea
Boletín Nº 14
Todo discurso
es una defensa contra lo real, contra lo imposible de soportar. Eso se constata
en la experiencia analítica: es al paciente, al analizante a quien lo real le
resulta imposible de soportar, inaguantable, doloroso, angustioso; por eso pide
ayuda y empieza a hablar. Pero Lacan nos advierte del efecto engañoso y de
adormecimiento de la palabra. ¿Cómo no encandilarnos con el semblante?
Gloria González
nos da la pauta, se pregunta cómo orientar la cura para producir un
resultado nuevo, un cambio de posición respecto al goce y la posición en el
mundo. Asimismo, cómo afectar el cuerpo, conmoverlo, perturbarlo en su goce.
Esto es lo que define en última instancia la práctica analítica.
En cada caso la
pregunta por el cómo nos servirá de brújula durante la Conversación en São
Paulo a la que cada vez se suman más interesados.
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Solo así podremos estar abiertos a conclusiones y efectos nuevos, a hacer de la Conversación una experiencia inaugural en el sentido de la experiencia analítica en tanto inaugura un nuevo sujeto supuesto saber.
Solo así podremos estar abiertos a conclusiones y efectos nuevos, a hacer de la Conversación una experiencia inaugural en el sentido de la experiencia analítica en tanto inaugura un nuevo sujeto supuesto saber.
María Hortensia
Cárdenas
Comentario de Gloria González a la cita:
“Lacan
proponía, como definición de la clínica psicoanalítica, "lo real como lo
imposible de soportar". [1] Eso muestra muy bien que las formas clínicas
sólo eran para él modos de defensa contra lo real, hasta el caso límite llamado
esquizofrénico, en el que el sujeto aparecía sin defensa ante lo imposible de
soportar”. [2]
Nos proponemos
pensar la práctica clínica en un espacio de conversación, poner en común los
problemas que el ejercicio del psicoanálisis nos hace enfrentar
permanentemente. La cita de Miller nos pone en la vía de permanecer advertidos:
toda forma de discurso es una manera de tramitar, de defendernos de lo real. Es
lo que nos permite poner bajo un mismo estatuto el discurso, las ficciones, la
realidad psíquica freudiana y el fantasma; formaciones del lenguaje con las que
algo de lo real intenta tramitarse otorgándole sentido. La defensa de lo real a
través del lenguaje, muestra un punto de falla radical en el esquizofrénico
puesto que para este sujeto todo lo simbólico es real.
Saber que todo
discurso es de semblante, que es defensa, advierte sobre una doble necesidad en
la práctica, servirnos de los dichos de los pacientes, de sus elucubraciones,
de la construcción de sus historias, pero, sin olvidar que son al
mismo tiempo los medios engañosos para aproximarnos paulatinamente
a ese algo que se satisface y que es nuestro punto de orientación.
Ahora bien,
¿cómo? ¿De qué manera orientar una cura para que no se convierta en el sin fin
de las anécdotas y los desciframientos, en la acumulación de una serie de
“verdades” que no conducen a un cambio de posición respecto al goce y a la
vida? ¿Cómo tocar, conmover el cuerpo del paciente y el goce que lo habita,
cuando sabemos que ni el sentido ni el equívoco son suficientes?
Sabemos que en
un análisis que dura es preciso soportar el estancamiento, atravesarlo y
explorar sus límites hasta que pueda producirse una cesión de libido. Contamos
con la indicación del corte como el acto propio del analista, con la necesidad
de guardar silencio para que “algo” tome consistencia. No obstante, en cada
caso surge la pregunta por el ¿cómo? Esperamos que en la conversación podamos
abordar este y otros asuntos que contribuyen a que no sea posible cerrar la
pregunta ¿qué es un analista?
_____________________________
[1] Lacan, J.,
"Ouverture de la Section Clinique", Ornicar? nº 9,
abril de 1977.
[2] Miller,
J.-A., “Ironía”, Consecuencias Nº 7, Revista digital de
psicoanálisis, arte y pensamiento,http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/007/template.php?file=arts/alcances/Ironia.html
Referencias bibliográficas sobre la práctica
analítica
Jacques Lacan, “La dirección de la cura y los principios de su poder”
(1958), Escritos 2, Siglo XXI Editores Argentina, 2005, p. 272.
• “¿A dónde
va pues la dirección de la cura? Tal vez baste con interrogar a sus medios para
definirla en su rectitud. Observemos:
1. Que la palabra tiene en ella todos los poderes, los
poderes especiales de la cura;
2. Que estamos bien lejos en regla general de dirigir al
sujeto hacia la palabra plena, ni hacia el discurso coherente, pero que lo
dejamos libre de intentarlo;
3. Que esa libertad es lo que más le cuesta tolerar;
4. Que la demanda es propiamente lo que se pone entre paréntesis
en el análisis, puesto que está excluido que el analista satisfaga ninguna de
ellas;
5. Que puesto que no se pone ningún obstáculo a la confesión
del deseo, es hacia eso donde el sujeto es dirigido e incluso canalizado;
6. Que la resistencia a esa confesión, en último análisis, no
puede consistir aquí en nada sino en la incompatibilidad del deseo con la
palabra.”
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