"Rehab"
Mith Griffiths
BORDES
No. 1
15 de abril de 2013
Boletín de la
NEL hacia el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana
XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano
HABLAR CON EL CUERPO
LAS CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACIÓN DE LO REAL
Buenos Aires, 22 y 23 de noviembre de 2013
"Dos cuerpos" de Octavio Paz
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Editorial
No conseguir el nombre
de la pintura que ilustra este 1 boletín. Sabemos que es de Mitch Griffiths. En
realidad, no. Escribimos Mith por Mitch. Error simbólico de Google.
Significante cizallado en la red. Buscar en ese espacio en las nubes, que de
virtual se vuelve real. Real en tanto fragmento. Fragmento de ese algo sin ley
que se nos escapa. Entonces las normas, las intervenciones, las
clasificaciones. Pero el lapsus virtual: Mith por Mitch. El mito por el nombre.
El psicoanálisis se ha servido del mito para nombrar. El arte también, y
Griffiths denuncia, ataca el mito para convertirlo en una suerte de Cristo
intervenido, un Cristo en rehabilitación. Cristo que danza bajo la mirada
acuciosa de una ciencia que ciega con ese “polvo que se levanta como un rey
amarillo y todo lo descuaja y danza solitario y se derrumba” al decir de
Octavio Paz.
Mitch Griffiths (1971) refleja la contemporaneidad a través de las
técnicas del pasado entremezcladas de arte de calle, para colocar un espejo
frente a uno de los malestares de la cultura. Tierra prometida es la serie… El
problema es que no todos los que vagaron en el desierto, pudieron entrar en esa
tierra leche y miel. Se quedaron vagando al otro lado, en el desierto del sin
sentido
Nada más acorde con
esto que el trabajo de nuestro colega José Fernando Velásquez para dar cuenta
del entorno que vive hoy el cuerpo que habla, ajustado a un real sin ley, que
conmociona al “animal consumidor” con nuevos síntomas, aún por conocer…
Johnny Gavlovski E.
Sobre
el debate filosófico – científico entorno al cuerpo que habla.
José
Fernando Velásquez
NEL
Medellín
Recientemente Barack
Obama anunció que su gobierno invertirá más de 3 mil millones de dólares en la
próxima década en el proyecto que busca mapear a escala celular la actividad
del cerebro. El propósito del proyecto es entender a fondo“las causas de las
acciones humanas y, desde luego, conquistar el premio gordo de la neurociencia:
comprender la conciencia” [1].
La reflexión sobre las
manifestaciones corporales que se implican en las acciones de un ser humano
encuentra inmediatamente una referencia a la ciencia neurológica. No hay nada
más natural para un ser humano que su cuerpo y sus realidades por crecimiento,
enfermedad, sexualidad o muerte. El debate filosófico sobre el cuerpo y lo
llamado “mental” puede plantearse como una pregunta: ¿cómo es posible explicar
los fenómenos psíquicos o subjetivos a partir de estados y acontecimientos
corporales?
Varias han sido las
escuelas de pensamiento en este punto: uno de los fundamentos es Descartes
quien concibió lo mental como una entidad cuya naturaleza es el pensamiento y
todo lo demás para él es sustancia material. Este dualismo material es lo que
Gilbert Ryle denunció como “El dogma del fantasma en la máquina”: el alma o la
mente inmaterial (el fantasma) que vive en el cuerpo, controla los mandos del
cuerpo material (la máquina) [2]. Contrario a la
posición dualista de Descartes, la mayor parte de la ciencia contemporánea ha
optado por una explicación monista: el fisicalismo insiste en que también la
mente, las ideas y los afectos o emociones deben inscribirse en el ámbito de lo
físico, afirmando que los fenómenos psíquicos son idénticos a los hechos y a
los procesos cerebrales, y creen así arrebatar a la filosofía su dominio
especulativo sobre la conciencia del hombre. El sistema nervioso se interpreta
como si fuese un sistema computacional complejo que transforma información en
estados bioquímicos y celulares, la que a su vez altera el sistema produciendo
neurotransmisores y nuevas proteínas, y también modificando los estados funcionales
como el sueño, la ansiedad, el ánimo. Esta corriente ha llegado a la
especulación como la de suponer que los seres humanos podemos ser mejorados de
manera artificial, dejando de lado la educación y el soporte social. También se
llega al reduccionismo como aquel al que nos tienen acostumbrados ciertos
científicos a los que se les da lugar en titulares de prensa como “Tenemos
la felicidad programada en el ADN” [3], “Se descubrió el gen
de la pereza”, o “El homosexual nace”. Parecen nociones ingenuas que se
difunden y se ponen a circular en el discurso social aumentando la
consideración biologista de la naturaleza humana, mientras que algunos
entusiastas tratan de encontrar en alguna parte del cerebro, el lugar de la
conciencia.
Spinoza por su parte
sostuvo que el dualismo se refiere no a las sustancias sino a las propiedades:
a un mismo sujeto pueden atribuírsele propiedades mentales y físicas, pero
estos atributos son diferentes y los términos para analizarlos no son
intercambiables. Esta es la base del humanismo. Lo que se resalta es el
carácter subjetivo de una experiencia, el “modo” determinado para que ese
individuo, diferente a otro, subjetive una situación dada. Damos por sentado
que otros disfrutan de una vida interior de pensamientos, afectos y satisfacciones
muy parecidos a los nuestros, pero dos personas pueden reaccionar o
experimentar de manera singular una misma percepción. Un ejemplo de ello es lo
estético: cada ser hablante, a su modo, tiene acciones determinadas por una
concepción estética singular. Lo emocional se acomoda a parámetros que también
están más allá del modelo genético o neuronal. Los humanistas, como los
positivistas también caen en el extremo de considerar que además de nuestra
“naturaleza natural”, tenemos una “naturaleza sobrenatural” [4].
Al debate filosófico
contemporáneo se sumó Alan Turing, el padre de la informática, y otros
defensores de la
Inteligencia Artificial , quienes sostienen la tesis de que la
tecnología se puede volver autónoma, de que las computadoras debidamente
programadas desarrollan una forma de mentalidad inteligente que a su vez genera
su propia realidad, tal y como nos lo recreó la película The Matrix. Otros por
el contrario, como John Searle consideran que por más sofisticada que sea una
computadora ella no deja de ser un manipulador de signos esencialmente
sintáctico, pero no puede comprender la dimensión semántica. En esta
perspectiva del debate nos preguntamos en forma especulativa: ¿en la Matriz , dónde queda el
cuerpo pulsional, qué lugar para el acontecimiento sintomático?
El contexto social
contemporáneo es particularmente similar al descrito en “The Matrix”: el
mercado emite sus cantos de sirena y el sujeto queda atrapado en la fatalidad.
Cualquier experiencia, sentimiento, emoción, pertenencia, tiene un precio que
alguien hoy está dispuesto a pagar; la evolución nos ha conducido a ser el
“animal consumidor compulsivo” y por el mecanismo de selección natural, los
individuos que son más consumidores serán aquellos capaces de pasar más genes a
la siguiente generación en detrimento de otros menos eficaces.
A medida que más nos
adentramos en ese real sin ley, lo que observamos es que surgen nuevos síntomas
en ese “animal consumidor”, síntomas que parecieran no poder ser interpretados
por el mismo sujeto. Lo que vemos es que en muchos casos contemporáneos, el
síntoma no es un síntoma propio, sino de Otro. El síntoma acontece no en la Matriz sino que los sujetos
prestan sus cuerpos para que el síntoma de la Matriz se inscriba en ellos. Los cuerpos
del maltrato, los cuerpos de las sobredosis, los cuerpos expuestos al riesgo,
los cuerpos del síntoma que no habla como las fibromialgias, los cuerpos
consumidores de medicamentos sin los cuales están literalmente condenados a la
incapacidad, etc.
Nuestra participación
en este debate se orientará por una pregunta: ¿Cómo estas consideraciones se
ven re-direccionadas a partir del concepto psicoanalítico del goce del llamado
parlêtre?
[1] Revista Arcadia. No. 90. 15 de marzo al
11 de abril de 2013. Bogotá. Semana S. A. pág. 12.
[2] Dupré, B. “50 cosas que hay que saber
sobre filosofía”. Madrid, Ariel, 2010. Pág. 33.
[3] El Tiempo el 23 de febrero de 2013
[4] Botero, J. “Nuestra naturaleza”. Revista
Arcadia. No. 90. 15 de marzo al 11 de abril de 2013. Bogotá. Semana S. A. pág.
18-19.
[5] Miller, Jacques-Alain. Curso de Orientación Lacaniana “Piezas
Sueltas”. Clase III 1 de Diciembre del 2004, Inédito.
Comentarios de Mónica Febres-Cordero de Espinel, y de Fernando Gómez Smith en la siguiente dirección:
Comité organizador BORDES:
Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández
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