La noche del miércoles 10 de julio
los integrantes del cartel “La formación del analista en la Escuela ” presentaron a
cielo abierto breves avances de sus producciones tras un primer año de trabajo.
Carlos Flores Galindo inició la noche con su sujeto de cartel “Devenir en analista
practicante: De cómo el análisis y la investigación en el cartel confluyen y
permiten encontrar algo nuevo”. Fue un lapsus calami el que le
permitió pasar del no querer saber -enmascarado en una búsqueda obsesiva
de saber- al privilegio de la posición analizante como pilar de la formación.
Concluyó: “se trata de sostener mi propio análisis”.
Luego, Hugo Lock guiado por
su pregunta “¿Cómo el deseo se dirige a la formación?” hizo un recorrido
donde sus propios impasses -enfrentarse a la idealización del “ser” del
analista- lo llevaron a hablar de la falta singular que causa el deseo de saber
en el analizante y que lo empuja a la formación. Hugo abrió una pregunta
interesante: “¿en qué momento un sujeto inicia su formación?”.
Terminando con el primer bloque, José
Miguel Ríos jugó con el equívoco de su pregunta “¿qué hace (a) un
analista?” que apuntaría a una respuesta entre la función y la identidad.
Subrayó que el analista lo es por ser el objeto del analizante al introducir
una hiancia que aloja dicho objeto. Y desarrolló el privilegio de la palabra en
el psicoanálisis, palabra que media entre el sujeto y su goce.
Tras un breve refrigerio, Darío
Calderón inició el segundo bloque desarrollando “¿Qué hay del analizante
que desea asumir la función de analista?” a partir de los efectos
suscitados por el análisis personal, el control y la inmersión en la Escuela , en el ser del
analizante y su práctica clínica. Si bien la producción del analista alcanza su
límite al llegar al final de análisis y decidir hacer el pase, su formación es
interminable e indesligable de la
Escuela.
Después, Mackling Limache
hizo una división. Por un lado saber, libido, síntoma y trabajo, y por otro,
sujeto, Escuela, cartel y análisis, todos unidos bajo su sujeto de cartel: “Devenir
analista: la Escuela
y sus efectos de formación”. Para Mackling, primero hay un lazo
transferencial con la Escuela
-transferencia de trabajo- evidente en los efectos que produce en el Sujeto y
basado en un análisis que permita y aloje el deseo del analista. Por ello la
formación es no sin analista.
Finalmente, María Hortensia
Cárdenas, más-uno del cartel, desarrolló su sujeto “El pase y la Escuela ” desde el
impasse en la NEL
de la falta del dispositivo. La
Escuela es anterior al pase, pero son las enseñanzas de éste
las que producen el saber que mueve al grupo analítico. A partir de la última
enseñanza, el deseo del analista se redefine como dar lugar a lo singular
y el pase como la “captura” de dicho singular, donde se producen resonancias y
reacomodos del goce.
Tras las exposiciones, los
asistentes colaboraron con sus preguntas y comentarios. Se señaló que los
trabajos partían de impasses, lapsus y equívocos, y que los cartelizantes
estaban movidos por su interés en la formación y el devenir analistas.
Asimismo, se discutió acerca de la implicación del sujeto en su producción y de
cómo dinamizar este proceso para autorizarse a decir algo propio.
Elaborado por: Darío
Calderón
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