10 de julio de 2013

La excomuni(caci)ón de Lacan

Elida Ganoza

Nos ubicamos en  París, fines de 1946, la segunda guerra mundial ha terminado y la Sociedad Psicoanalítica de París, fundada en 1926, -filial de la International Psychoanalitic Association, IPA-, tiene suficiente fuerza para retomar sus actividades. En 1947, Sacha Nacht ocupa la presidencia, confirmado en sus funciones cada año.

Jacques Lacan, que había llegado a esta Sociedad en 1934 como miembro activo, ha logrado un lugar preeminente distinguiéndose por sus trabajos como El estadio del espejo(1) y La familia. En este contexto, la Sociedad se ve en la necesidad de crear un instituto encargado de la enseñanza del psicoanálisis. De este modo, encontramos a Lacan en 1948 como el responsable de la Comisión de Enseñanza y es el autor del  reglamento y la doctrina que regirá al Instituto, introduciendo algunas innovaciones que tienen vigencia hasta la actualidad. En 1952, Lacan, según la impresión general, se impone para suceder a Nacht, pero la Asamblea de la Sociedad decide prorrogar un año más el mandato de éste  por ser considerado un talentoso organizador.

Es precisamente  el 17 de junio de 1952 que se inicia una crisis en torno a la creación del Instituto de Psicoanálisis, que durará un año. Durante ese lapso ocurren ciertos acontecimientos en los que se encuentra involucrado Nacht. Precisamente es él quien logra que la Sociedad designe como secretarios científicos del Instituto a Levobici y Bénassy, secretario administrativo a Sauguet y a él mismo como director por cinco años. Los miembros titulares, entre ellos Daniel Lagache y Marie Bonaparte, cuestionan la posición de Nacht en el Instituto, por lo que éste renuncia a la dirección junto con sus partidarios. Lacan es elegido director del instituto en diciembre, declarando que ocupará esta función sólo a título transitorio y anuncia que intentará una mediación. Es a fines de 1952 que los partidarios de Nacht promueven la idea de una escisión.

Seguidamente, Lacan es elegido el 20 de enero de 1953, presidente de la Sociedad Psicoanalítica de París. Pero al mismo tiempo Nacht recupera la dirección del Instituto. Los estudiantes del Instituto protestan por los nuevos compromisos que se les exigen y circulan rumores de la discordia entre los maestros.

Lacan es acusado por el Dr. Cénac, el 2 de junio, en una sesión administrativa de la Sociedad, de incitar a los alumnos contra los maestros y de deshonrarla, reclamando la suspensión de su mandato presidencial. El 16 de junio de 1953 Lacan abandona su mandato por habérsele retirado la confianza y dimiten varios psicoanalistas con él, lo que conduce a la escisión que inaugura el debate.

La Sociedad Psicoanalítica de París se divide en dos: la Sociedad Psicoanalítica de París y la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Ésta última, conformada por el grupo de Lacan, demanda a la Asociación Internacional su reconocimiento. Éste se solicita a la IPA desde 1953 y durante once años  persistirán en su solicitud.

Jacques Lacan es informado el 6 de Julio de 1953 por el secretario general de la IPA que no podrá hacer uso de la palabra en el  XVIII° Congreso que se realizará el 26 de Julio del mismo año en Londres, por considerar que al renunciar a ser miembro de la SPP también ha perdido su calidad de miembro de la Asociación Internacional. Los psicoanalistas Balint y Lowenstein abogan por Lacan y Lagache; pero la Asamblea de Londres se subordina al Ejecutivo Central conducido por Heinz Hartmann, Marie Bonaparte y Anna Freud,  negándoseles la posibilidad de intervenir en la Asamblea.

La enseñanza de Lacan desde 1953 cuestiona de forma radical la política planteada por la Asociación Psicoanalítica Internacional respecto de la formación de los psicoanalistas. Esta es la razón por la que propone un retorno a Freud, conclusión a la que arriba como resultado de su propia experiencia.

Frente a una práctica psicoanalítica cuyos fundamentos la aproximaban cada vez más a la ideología americana, que colocaba al yo y sus poderes en un pedestal, Lacan hace una crítica y una advertencia sobre los desvíos teóricos y técnicos. Sustenta su argumentación demostrando cómo los análisis de la época han abandono el fundamento de la palabra, y plantea una definición de la dirección de la cura que apunta a restituir al descubrimiento del inconsciente, a la invención del método psicoanalítico, “el filo cortante de su verdad”.

Propugna una clínica freudiana que tome en cuenta lo aprendido en el dispositivo mismo, la transferencia y la función del analista,  y se opone a que el psicoanalista, en  su clínica, se proponga como objeto de identificación o pantalla de proyección frente a sus analizantes.

Plantea la modificación de un standard, cuestión ésta que va más allá de introducir e instaurar las sesiones cortas. Se trata de que la duración de las sesiones se apoye en el tiempo lógico del inconsciente con el objeto de dar lugar a lo imprevisto, en lugar de aplastar o reducir la eficacia de lo nuevo en la tiranía del tiempo cronológico. Actuar, no según el tiempo marcado por un  reloj, sino guiado por la causación de lo inconsciente, para mostrarlo allí donde surge, un instante antes de su desaparición. Para Lacan, el psicoanalista es responsable de la eficacia del decir del analizante en las sesiones; el  parloteo anecdótico, vacío de los analizantes no tiene por qué entrar en el desarrollo de la sesión. Precisando que la elaboración de lo que surge en las sesiones, -el tiempo de comprender- no debe incluirse dentro de ellas. La duración de una sesión ha de ir del instante en que se visualiza el problema –instante de la mirada- al momento en que se llega a una conclusión, momento de concluir. Para Lacan el tiempo de comprender tiene lugar fuera de la sesión. Esta crítica se ve plasmada en tres artículos que escribió durante esa época: "Variantes de la cura-tipo" en 1955, "Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista” en 1956 y "El psicoanálisis y su enseñanza" en 1957.

En 1961 se crea un Comité Internacional de la IPA, cuyo responsable es el Dr. Turquet, que debía evaluar las actividades de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis y dictaminar si estaba en condiciones de ser reconocida o no. Ese mismo año hay un Congreso de la IPA en Edimburgo del cual Lacan, junto con Lagache, Dolto, Perrier y otros, esperan una respuesta. La Comisión rechaza su solicitud de afiliación, posterga la evaluación para dos años después y formula una serie de exigencias a las que la SFP tendrá que atenerse, que se conocen como "Las recomendaciones de Edimburgo".

En la evaluación de 1963 esta misma comisión le indica a Lacan que no han cumplido con las exigencias planteadas a su grupo, especialmente en lo que concierne al encuadre, la frecuencia  de cuatro sesiones semanales y a la duración como mínimo de 45 minutos por sesión. Se les ha prohibido que los alumnos presencien las clases de sus analistas además de solicitar que Do1to y Lacan queden fuera del sistema de formación de analistas y que no se les remitan casos de análisis, didácticos o controles.

Se acerca el XXIII° Congreso Internacional de Psicoanálisis en Estocolmo del 31 de julio 1963, el clima al interior de la SFP augura una escisión interna,  se perfilan dos posiciones, unos asumen que para obtener el reconocimiento de la IPA deben cumplir a como de lugar las recomendaciones de Edimburgo, lo que implica aceptar que Lacan y Dolto estén fuera del programa de formación y de los análisis didácticos. Pero otros opinan que su destino no depende de ese reconocimiento.

Lacan y sus seguidores avizoran exigencias inaceptables. El grupo pro IPA le pide a Leclaire - uno de los disidentes- que reconduzca la Sociedad hacia una verdadera asociación psicoanalítica, es decir, que cumpla las indicaciones de la Internacional. Se emite el segundo informe del Consejo, donde el doctor Turquet enuncia: “Es difícil saber lo que ocurre en la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Lo que domina, a los ojos del Comité Asesor, es el problema Lacan. Es un problema que incluso desborda los asuntos internos de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis para integrarse en la cuestión del desarrollo del psicoanálisis en Francia. El hecho de que Lacan sea inaceptable para la IPA no parece haber sido cabalmente captado por el Secretariado de la Asociación Francesa de Psicoanálisis. Conviene saber que debe ser excluido de toda actividad concerniente a la enseñanza, y esto, para siempre (...)".(2)

El 2 de agosto de 1963 se pronuncia el Ejecutivo Central de la IPA. El punto 4 de su directiva al Grupo de Estudios SFP dice: “[Se] considera que el doctor Lacan no puede seguir figurando durante mucho tiempo más entre los analistas didactas del Grupo de Estudios y que la recomendación de Edimburgo según la cual progresivamente debía ser apartado de la formación tiene que ser precisada y aplicada rigurosamente (...). (3)

En el punto 6 de la misma directiva se lee: Las siguientes medidas son indispensables para que se mantenga el reconocimiento del Grupo de Estudios: a) Todos los miembros, miembros asociados, practicantes y candidatos de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis deben hallarse informados de que, en lo sucesivo, el doctor Lacan no es reconocido como analista didacta. Esta notificación debe hacerse efectiva el 31 de octubre de 1963 a más tardar. b) Se ruega a todos los candidatos en formación con el doctor Lacan que informen a la Comisión de Estudios si desean o no proseguir su formación, entendiéndose que se les exigirá un fragmento complementario de análisis didáctico con un analista autorizado por la Comisión de Estudios. Esta notificación deberá hacerse efectiva el 31 de diciembre de 1963 a más tardar”. (4)

En la Asamblea de miembros de la IPA en el congreso de Estocolmo se presenta una moción de orden en la cual se solicita de que Lacan sea borrado de la lista de didactas, la firman Juliette Favez-Boutonnier, Daniel Lagache, quienes habían sido cofundadores de la Sociedad con Lacan, Granoff (un alumno de Lacan), y G. Favez.

En la Asamblea del 19 de noviembre se vota mayoritariamente la exclusión de Lacan de la lista de los didactas. Su pensamiento, su acción personal, y especialmente su práctica analítica, fueron el pretexto para su exclusión  definitiva de la Sociedad.

La noche anterior al inicio de su seminario “Los Nombres del Padre”, Lacan recibe la noticia de que la Asamblea votó borrarlo de la lista. Al día siguiente, 20 de noviembre, ofrece la única lección que pronunciará de este seminario. Se pone así punto final a esta triste etapa.

La trayectoria de Jacques Lacan fue ejemplar en la medida que, con su enseñanza y con sus actos, transmitió que su elección fue siempre por el psicoanálisis, aunque eso representara ir en contra de los psicoanalistas, que en su opinión mantenían un grado de desdén o de desconocimiento para con su instrumento, la palabra. Él trató por todos los medios de valorizarla y devolverle su dignidad.

El 15 de enero de 1964 marca el inicio de una nueva época en la enseñanza de Lacan. Retoma su enseñanza en la Escuela Normal Superior, a donde lo lleva Althusser apoyado por Claude Lévi-Strauss. Lacan agradece que le hayan brindado lugar con estas muy sentidas palabras: “...Y de nobleza se trata, precisamente, cuando el asunto es dar acogida a alguien en mi posición: la de un refugiado". (5)

Con la enseñanza del Seminario 11, “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis”, Lacan establece una ruptura, un cambio de perspectiva, es el comienzo de la elaboración propiamente lacaniana, como afirma Jacques-Alain Miller en su libro El Banquete de los analistas.


Como de historia se trata, conviene tener presente que el título del primer capítulo del Seminario 11 se titula “La excomunión”, precisamente debido a que Lacan ya sobrepuesto de los acontecimientos vividos, testimonia a sus alumnos haber sido objeto de una censura nada ordinaria, el Comité Ejecutivo de la IPA proscribe su enseñanza e impide la posibilidad que pueda habilitar a otro como psicoanalista, además de ello, su separación definitiva, para siempre, es la condición necesaria para que la SFP pueda ser afiliada a la IPA y dice: Se trata pues de algo en todo comparable a lo que en otros sitios se llama excomunión mayor. Con la salvedad de que ésta, en los sitios en que se emplea este término, no se pronuncia jamás sin posibilidad de remisión. (6) Y Lacan recuerda que únicamente existe en esta forma en una comunidad religiosa,  conocida como o llamada la sinagoga y que la padeció Spinoza en 1656. Él fue objeto del Kherem, excomunión mayor, aplicándosele luego  la condición de la imposibilidad de regreso como ahora lo han hecho con él.

Lacan no deja pasar la ocasión en ese momento para expresar que durante dos años había estado en la posición de saber que lo estaban negociando aunque afirma que ser negociado no es una situación insólita para un sujeto humano. Pero agrega algo más: "La situación, no tenía pues, a este respecto, nada de excepcional, si se descarta que el hecho de ser negociado por colegas, y hasta por alumnos, como los llamé antes, recibe a veces, visto desde afuera, otro nombre". (7) Lacan se reserva este nombre pero es evidente que la palabra "traición" flota en el ambiente.

Como nos dice Graciela Brodsky, Lacan se indica a sí mismo como desecho del movimiento psicoanalítico. Él de quien se decía ante la comunidad analítica era el amo, no era otra cosa que un desecho. (8) Vamos a ver luego cómo Lacan desdramatiza su excomunión y logra dar una vuelta de tuerca a su lugar de desecho del movimiento psicoanalítico al mostrar que lo que estaba en juego  no era su propia persona sino el rechazo del concepto.

El lugar del desecho es lo propio del analista: él ocupa el lugar del objeto a, aquel que causa el deseo y produce al sujeto del inconsciente, al mismo tiempo que instala el dispositivo inherente a la transferencia analítica: el Sujeto Supuesto al Saber. El sujeto que puede saber acerca de las causas de su deseo. Esto quiere decir que el analista no está allí como sujeto de su propio inconsciente, en consecuencia, no fomenta la identificación ni responde a la demanda del analizante en la transferencia. Por el contrario, el análisis culminará cuando el analista se haya convertido en este objeto que ya no es necesario. A eso se dispone el psicoanalista.

Desde otra perspectiva, la propia noción de objeto a -Lacan dirá que es su verdadero aporte al psicoanálisis- en el movimiento psicoanalítico, tendrá un lugar análogo: ser el agente de la elaboración provocada; por eso dirá: “hagan como yo, no me imiten”.

El 21 de junio del mismo año (1964), durante El seminario 11, Lacan funda la Escuela Freudiana de París: "Fundo, tan solo como lo he estado siempre en relación a la causa analítica"; son sus primeras palabras del Acto de Fundación. Más allá de la tristeza que se percibe, esta frase nos da una primera respuesta a la cuestión de la garantía y del reconocimiento del psicoanalista. Plantea los principios de la Escuela donde el trabajo del propio análisis es lo que proporciona al psicoanalista las razones de su acto. Lo que le importa a Lacan  transmitir es que el psicoanalista, aun cuando se agrupe, está solo, solo en el acto de su práctica, así como en el acto que lo conduce a adherirse a una institución psicoanalítica. Está solo como lo estuvo a lo largo de su propio análisis. La formación del psicoanalista debe ser tomada a cargo por la Escuela. La dirección y funcionamiento de ésta no implican jerarquía alguna. Quiere dejar en claro que no se producen psicoanalistas por una operación institucional o por una adhesión a una ideología sino por el único camino posible, el recorrido de un análisis personal.

Este Acto de Fundación se reafirma e1 9 de octubre de 1967. El proceso que empieza en el 1953 termina en dos tiempos: con la fundación de la Escuela en el 1964 y con la Proposición del 9 de octubre en el 1967, donde Lacan propone a su Escuela el dispositivo del pase, que es un procedimiento mediante el cual el psicoanalista que ha terminado su análisis y se ha instalado en ese lugar viene a elaborar con otro las razones de su instalación.

Es un hecho que la historia continua y en 1980,  será el propio Lacan quien disuelva la Escuela Freudiana de París para evitar que se constituya como grupo consolidado institucionalmente, denunciando su anquilosamiento. Se crea entonces la Escuela de la Causa Freudiana que dura hasta nuestros días.

Es necesario remarcar que la Escuela es el nombre que Lacan eligió  al decir de J.A. Miller para su banquete de los analistas. Fue una salida histórica para el movimiento psicoanalítico, diferenciándola de la Sociedad al invitar a los no analistas a formar parte de ella en su interior. Esta salida pone de relieve que la Escuela no es para los especialistas. Crea un conjunto donde se encuentran analistas y no analistas.

Hoy en día la enseñanza de Lacan está en el lugar que merece, brilla con luz propia dando cuenta de sus fundamentos y sus alcances clínicos. Es una propuesta seria y reconocida aun por aquellos que en su momento la rechazaron.

Esta es una historia que merecía ser contada.


1 Fue el primer aporte oficial de Lacan  a la teoría psicoanalítica. Cuando propuso el concepto ante el  XIV° Congreso Internacional  de Psicoanálisis en Marienbad en 1936, este trabajo original no se publicó. Pero en 1949 se presentó en el XVI° Congreso Internacional de Psicoanálisis en Zurich con el título de: “El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”.
2 Miller, JA. El informe Turquet. Extractos del informe redactado por el Comité Asesor para el Ejecutivo Central de la IPA, 19 de Mayo de 1963. En: Escisión, Excomunión, Disolución. Tres momentos en la vida de Jacques Lacan. Ediciones Manantial, Buenos Aires 1987, Pág. 140
3 Ibíd., Pág.  171
4 Ibíd., Pág. 171 -172
5 Lacan, Jacques. Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Editorial Paidos, Buenos Aires 1964. Pág. 10
6 Ibíd., Pág. 11
7 Ibíd., Pág. 13
8 Brodsky, Graciela. “Fundamentos. Comentario del Seminario 11. Edita Instituto Clínico de Buenos Aires, Cuadernos del ICBA N° 2. Buenos Aires, Pág. 11


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