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Boletín # 80
Los acontecimientos de la
Entrevista a
ERIC LAURENT
EN TELAM
Por Pablo E. Chacón
“La época vive una fascinación por la violencia
contra uno mismo y contra los otros”
El psicoanalista francés
Eric Laurent, a horas de aterrizar en la Argentina para participar de las jornadas anuales
de la Escuela
de Orientación Lacaniana (EOL), dijo que en gran parte del mundo contemporáneo
se vive una fascinación por la violencia contra uno mismo y contra los otros.
Precisamente, también participará de la 6ta. edición del ENAPOL,
esta vez presidido por el argentino Ricardo Seldes, que sesionará bajo el
título de Hablar con el cuerpo. La crisis de las
normas y la agitación de lo real.
Laurent también presentará su último libro, La batalla del autismo. De la clínica a la política, que editó la casa Grama. Analizante de Jacques Lacan, es uno de los fundadores dela Asociación Mundial
de Psicoanálisis (AMP). Publicó más de veinte libros.
Este es el diálogo que tuvo con Télam desde París.
T: Agitación de lo real es un título inquietante. ¿Cómo entenderlo respecto a la cuestión del cuerpo?
Laurent también presentará su último libro, La batalla del autismo. De la clínica a la política, que editó la casa Grama. Analizante de Jacques Lacan, es uno de los fundadores de
Este es el diálogo que tuvo con Télam desde París.
T: Agitación de lo real es un título inquietante. ¿Cómo entenderlo respecto a la cuestión del cuerpo?
L: Bueno, espero que sea un
título unheimlich (inquietante). Se trata de despertar la
atención sobre un punto que Lacan hizo para esclarecer ciertas aporías en
Freud. En Freud, la zona de contacto entre la ciencia y el psicoanálisis era el
funcionamiento de la economía libidinal. Después de 1920, la economía del
deseo tenía como horizonte a la pulsión de muerte y un nivel cero de energía
-esto es, el principio del Nirvana, como decía Sabina Spielrein.
Esta perspectiva permitía sostener la hipótesis de la vigencia de la segunda
ley de la termodinámica, que introduce la inercia entrópica como horizonte
energético final. Así, esa hipótesis definía algo como un real en el
psicoanálisis. Lacan, a su vez, intentó definir la pulsión de muerte a partir
de lo que tiene lugar en la experiencia analítica, sin
introducir hipótesis suplementarias. Primero mostró que se podían
ignorar aspectos vitales pensados como imaginarios, de la pura repetición
significante. En la enseñanza de Lacan (tal como dice Jacques-Alain Miller)
aquel fue uno de los paradigmas del goce.
Y siguió: trató (y consiguió) aislar un modo de repetición que no fuera la repetición significante. Definió al Uno del goce que se repite en el horizonte de la experiencia analítica pero que no obedece a las leyes de la repetición significante, y tampoco a la lógica del fantasma. Ese horizonte aparece en los análisis de larga duración. Y esa repetición diagrama un universo sin ley, sin necesidad, que Lacan pensó como encuentro con la contingencia. De esto trata la agitación de lo real. No del imaginario del movimiento browniano que obedece a las leyes de la mecánica estadística sino del encuentro de los cuerpos con la contingencia del goce que introduce la consideración del sinthome.
Y siguió: trató (y consiguió) aislar un modo de repetición que no fuera la repetición significante. Definió al Uno del goce que se repite en el horizonte de la experiencia analítica pero que no obedece a las leyes de la repetición significante, y tampoco a la lógica del fantasma. Ese horizonte aparece en los análisis de larga duración. Y esa repetición diagrama un universo sin ley, sin necesidad, que Lacan pensó como encuentro con la contingencia. De esto trata la agitación de lo real. No del imaginario del movimiento browniano que obedece a las leyes de la mecánica estadística sino del encuentro de los cuerpos con la contingencia del goce que introduce la consideración del sinthome.
T: La dietética, la pedagogía,
el biopoder, la genética, etcétera. ¿De qué manera esas prácticas, esos
saberes, tocan al cuerpo del sujeto del discurso de la ciencia?
L: En el Seminario XIX, Lacan hace
observaciones muy llamativas sobre esto. Por ejemplo, constata que el
conocimiento del cuerpo es obtenido primero por la sabiduría de quienes querían
aliviarse de la presión del deseo. Son las prácticas que se centraron en
la hygiene como principio fundamental del conocimiento
de sí. El souci de soi, como decía (Michel) Foucault, permitió la
elaboración de un saber sobre el goce a través del control del cuerpo. Y que no
tuvo lugar sólo en la filosofía griega, que en la variedad de sus escuelas,
siempre tuvo una dimensión de técnica del cuerpo; también en la
religión judaica, en la cual el Qohelet es
un libro de sabiduría. Atenas y Jerusalén se encuentran en la perspectiva del
saber higiénico.
La otra vía de conocimiento del cuerpo, que no se controla con la hygiene, es la enfermedad. Capturado por la enfermedad, el cuerpo revela posibilidades de sufrimiento y de salvación impensables. Pero la alianza entre la medicina y la ciencia ha inventado una nueva experiencia de la enfermedad, que pone al cuerpo en un aparataje inédito, con técnicas cada vez más sofisticadas. El verdadero cuerpo biónico no es tanto el cuerpo sano que sueña extender el poder de sus órganos: es el cuerpo enfermo que se transforma en objeto de experimentación, de nuevas generaciones del mismo medicamento, y/o de máquinas de control y suplencia que componen nuevos organismos. Claro que esto diseña experiencias inéditas de goce corporal de las cuales existen cada vez más testimonios, en los análisis, en los relatos literarios del atravesamiento de una enfermedad potencialmente letal. Las reacciones del cuerpo, su resiliencia tanto como su abandono, tienen un efecto sorpresa que inclina a la medicina contemporánea a salir de la simple consideración sobre los grandes números, la Evidence Based Medicine, para atender una perspectiva de la singularidad. Esta perspectiva moviliza a la genética y a los saberes sobre el cuerpo en un horizonte que trata de encarnar, de hacer presente lo más rápido posible la empresa eponímica de digitalizacion del mundo que es Google. Sus últimas jornadas de estudio tenían como título Hacer retroceder la muerte.
El psicoanálisis nombra otro saber sobre el goce: de la repetición del síntoma y del fantasma hacia la contingencia del sinthome.
T: ¿Existe una diferencia entre el sujeto, capturado por el discurso de la ciencia, y lo real que agita a ese sujeto, ese real que se presenta como inasimilable, irrepresentable, imposible de mensurar?
La otra vía de conocimiento del cuerpo, que no se controla con la hygiene, es la enfermedad. Capturado por la enfermedad, el cuerpo revela posibilidades de sufrimiento y de salvación impensables. Pero la alianza entre la medicina y la ciencia ha inventado una nueva experiencia de la enfermedad, que pone al cuerpo en un aparataje inédito, con técnicas cada vez más sofisticadas. El verdadero cuerpo biónico no es tanto el cuerpo sano que sueña extender el poder de sus órganos: es el cuerpo enfermo que se transforma en objeto de experimentación, de nuevas generaciones del mismo medicamento, y/o de máquinas de control y suplencia que componen nuevos organismos. Claro que esto diseña experiencias inéditas de goce corporal de las cuales existen cada vez más testimonios, en los análisis, en los relatos literarios del atravesamiento de una enfermedad potencialmente letal. Las reacciones del cuerpo, su resiliencia tanto como su abandono, tienen un efecto sorpresa que inclina a la medicina contemporánea a salir de la simple consideración sobre los grandes números, la Evidence Based Medicine, para atender una perspectiva de la singularidad. Esta perspectiva moviliza a la genética y a los saberes sobre el cuerpo en un horizonte que trata de encarnar, de hacer presente lo más rápido posible la empresa eponímica de digitalizacion del mundo que es Google. Sus últimas jornadas de estudio tenían como título Hacer retroceder la muerte.
El psicoanálisis nombra otro saber sobre el goce: de la repetición del síntoma y del fantasma hacia la contingencia del sinthome.
T: ¿Existe una diferencia entre el sujeto, capturado por el discurso de la ciencia, y lo real que agita a ese sujeto, ese real que se presenta como inasimilable, irrepresentable, imposible de mensurar?
L: Esa diferencia fue definida por
Lacan como una respuesta. Propuso un sujeto respuesta a lo real. Decirlo
así implica separarse de las concepciones previas del sujeto. Por ejemplo, el
sujeto supuesto por el existencialismo consideraba la
reciprocidad imaginaria del Tú y el Yo como
una dimensión fundamental: el sujeto era una respuesta al otro fundamental,
una suerte de hermano inteligible
desde el principio ético de no hacer al otro lo que no quieres que te hagan.
Lacan cambia esa perspectiva fundando el sujeto en relación a lo que usted bien
define como inasimilable, irrepresentable, imposible de mensurar.
Se trata de un sujeto más vinculado a su angustia que a su prójimo. A condición de considerar que
la angustia no es angustia de la muerte sino angustia
frente al goce articulado de lo vivo, angustia frente al deseo del
Otro.
T: Cuando se dice todos solos, todos autistas, todos adictos, ¿qué se quiere decir estrictamente, si se piensan esos sintagmas desde el psicoanálisis?
T: Cuando se dice todos solos, todos autistas, todos adictos, ¿qué se quiere decir estrictamente, si se piensan esos sintagmas desde el psicoanálisis?
L: Si se piensan esos sintagmas
desde el psicoanálisis, aparecen como aporías. En un primer nivel, se puede
decir que trazan un horizonte común, esto es, cómo se vive la pulsión en
la época del discurso de la civilización. En la época del individualismo de
masa, existe un registro de soledad para todos que la
puede explorar incluso la sociología. La sociología describe a un sujeto
encerrado en modos de vivir múltiples pero solitarios, con lazos líquidos hacia
el otro (Zygmunt Bauman), relaciones vacías, efímeras al
otro de la hipermodernidad (Gilles Lipovetsky) o al refugio de la performance
adictiva hasta el cansancio de sí mismo (Alain
Ehrenberg) que pueden llevar a la melancolía, al delirio báquico o al
terrorismo. Este horizonte común está subvertido por Lacan cuando enuncia: Todo el
mundo es loco, es decir, delira, porque reenvía a la manera
singular con la cual cada uno delira en este común. En este
sentido, el sujeto del delirio singular es una
respuesta a lo real que testimonia de otra experiencia que la que describen
los sociómanos de Philippe Sollers.
T: ¿Es posible que el sujeto del común (del que habla Toni Negri), bajo estas condiciones, sea capaz de pensar una política emancipatoria, teniendo en cuenta los reparos que Lacan tenía al respecto?
T: ¿Es posible que el sujeto del común (del que habla Toni Negri), bajo estas condiciones, sea capaz de pensar una política emancipatoria, teniendo en cuenta los reparos que Lacan tenía al respecto?
L: Definir al sujeto a partir
de lo común es partir de una noción del todo que
la experiencia analítica no anula pero pone en cuestión. En ese sujeto del
común hay algo demasiado vinculado al (sujeto) husserliano de la
fenomenología. Así, se piensa la experiencia del mundo posible a partir de una
presencia de evidencias mudas, compartidas como axiomas silenciosos de la
experiencia y de la continuidad de la existencia. Es lo que el psiquiatra
alemán Wolfgang Blankenburg postuló como las evidencias que definen
el sentido común.
Su obra describe lo que sucede clínica y fenomenológicamente cuando se pierde la evidencia natural. En su segunda tópica, Freud también englobó al Yo en función de un Todo transmitido -subraya Lacan- por el sociólogo Gustave Le Bon y su teoría de las masas. Las hipótesis de Massenpsychologie und Ich Analyse (Psicología de las masas y análisis del yo) son criticadas por Lacan desde sus principios. Es conveniente partir de la experiencia del no-todo, el aparato de goce de uno, su síntoma, su fantasma, el delirio singular. Es desde ese punto que se puede considerar un uso no masificante de las identificaciones. Esta dimensión de la cosa se hace evidente cuando se revisa la experiencia del sujeto femenino. Algunas feministas hablan de sororidad como los hombres de fraternidad. Otras subrayan que la originalidad de la posición femenina es la preocupación por el otro, el care, palabra inglesa difícil de traducir en todas sus acepciones. Pero Lacan encontró otra manera de presentar la originalidad de la relación femenina con la identificación. Dijo que las mujeres no tienen la misma tendencia a la identificación narcisista que los hombres porque pueden ser el síntoma de otro cuerpo. Esa alteridad es abierta por el desplazamiento del objeto, punto crucial de lo que Freud aisló como una de las particularidades del Edipo femenino. Entonces, las mujeres no tienen la misma relación que los hombres con la experiencia de la identificación y del Todo. Cuando (Jacques-Alain) Miller habla de la feminización del mundo, esa dimensión aparece cada vez más como un componente de las políticas del todo, sea en la multiplicidad de los modos de vivir la pulsión, o en el pasaje de los derechos humanos a los derechos uno por uno, que implica una desacralización de lo universal.
T: Finalmente, en la película Das experiment, de Oliver Hirschbiegel, ¿existiría alguna clave para entender por qué el psicoanálisis de orientación lacaniana está condenado a sobrevivir en este mundo que decidió sepultar la relación del sujeto con su finitud, y se entregó a la acción-reacción del cognitivismo social?
Su obra describe lo que sucede clínica y fenomenológicamente cuando se pierde la evidencia natural. En su segunda tópica, Freud también englobó al Yo en función de un Todo transmitido -subraya Lacan- por el sociólogo Gustave Le Bon y su teoría de las masas. Las hipótesis de Massenpsychologie und Ich Analyse (Psicología de las masas y análisis del yo) son criticadas por Lacan desde sus principios. Es conveniente partir de la experiencia del no-todo, el aparato de goce de uno, su síntoma, su fantasma, el delirio singular. Es desde ese punto que se puede considerar un uso no masificante de las identificaciones. Esta dimensión de la cosa se hace evidente cuando se revisa la experiencia del sujeto femenino. Algunas feministas hablan de sororidad como los hombres de fraternidad. Otras subrayan que la originalidad de la posición femenina es la preocupación por el otro, el care, palabra inglesa difícil de traducir en todas sus acepciones. Pero Lacan encontró otra manera de presentar la originalidad de la relación femenina con la identificación. Dijo que las mujeres no tienen la misma tendencia a la identificación narcisista que los hombres porque pueden ser el síntoma de otro cuerpo. Esa alteridad es abierta por el desplazamiento del objeto, punto crucial de lo que Freud aisló como una de las particularidades del Edipo femenino. Entonces, las mujeres no tienen la misma relación que los hombres con la experiencia de la identificación y del Todo. Cuando (Jacques-Alain) Miller habla de la feminización del mundo, esa dimensión aparece cada vez más como un componente de las políticas del todo, sea en la multiplicidad de los modos de vivir la pulsión, o en el pasaje de los derechos humanos a los derechos uno por uno, que implica una desacralización de lo universal.
T: Finalmente, en la película Das experiment, de Oliver Hirschbiegel, ¿existiría alguna clave para entender por qué el psicoanálisis de orientación lacaniana está condenado a sobrevivir en este mundo que decidió sepultar la relación del sujeto con su finitud, y se entregó a la acción-reacción del cognitivismo social?
L: Sin dudas. Hirschbiegel tiene una sensibilidad especial para explorar la emancipación de las formas del Todo. Últimamente se interesó por la princesa Diana Spencer como objeto de experimentación social, el uso que ella hizo de su posición de excepción en relación con un todo, la figura de Princess of the People, como la llamó el responsable de las comunicaciones del ex premier Tony Blair. Hirschbiegel inició su carrera concentrándose en la novela de Mario Giordano, Black Box, inspirada en el experimento de psicología social de Philip Zimbardo en
Acá tenemos una experiencia fuerte de relación entre identificación y goce, o un goce de la identificación que conduce a los sujetos hombres a no a ser síntomas de otro cuerpo sino el estrago de esos cuerpos. En La batalla del autismo recuerdo la experiencia, en la década anterior, de Stanley Milgram, en Yale: se trataba de evaluar el grado de obediencia de un individuo a una autoridad que considera legítima y analizar los procesos de sumisión a la autoridad, en especial cuando ésta induce a acciones que plantean problemas de conciencia al sujeto. Esta experiencia estaba destinada a saber hasta qué intensidad de electroshocks estaban dispuestos a llegar unos adultos para castigar a otros cuando prescribía el castigo en cuestión (y cuyos efectos eran simulados por actores sin que los participantes lo supieran). De quienes se prestaron, muy pocos se resistieron a intensificar el daño. Francia no es el único país donde se ha reflexionado sobre las consecuencias de efectivizar órdenes absurdas de una autoridad convertida en superyoica, obscena y feroz.
Ahora bien, la repetición del resultado de estas experiencias operan como el revés hard de los desplazamientos de la sensibilidad actual. Películas como Zero dark thirty hacen participar sin distancia de sesiones de tortura por el bien común. Y como éxito de librería está Cincuenta sombras de Grey, que da una idea del interés de la época en una supuesta verdad, superior al dolor, como experiencia de goce en el cuerpo. Roman Polanski también captó esto con su Venus à la fourrure. La entrega a la acción-reacción del cognitivismo social, como usted dice, no testimonia un rechazo del sujeto sino una manera contemporánea de vivir la pulsión, en sintonía con la fascinación epocal de la violencia contra uno mismo y contra los otros.
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