19 de noviembre de 2013

UnReal 03

Boletín de la NEL hacia el IX Congreso de la AMP
Nº 3 
19 de noviembre de 2013



Editorial

María Hortensia Cárdenas

Presentamos hoy dos textos que nos introducen a lo real en su dimensión más pura y autónoma del sentido.

 Diana Ortiz lo aborda desde los nudos, donde cada registro —RSI— pasa a ser uno más, idéntico y autónomo. Esta sola precisión basta para preguntarnos cómo abordar el goce si desde lo real no deja de repetirse ni de estorbar. Elena Sper toma a su cargo la pregunta cuando propone investigar al síntoma reducido a una pura agitación de lo real. Puro resto de goce que toca al cuerpo y del que no podemos deshacernos y que en algún punto puede resultar difícil de soportar. 

¿Cómo el psicoanalista puede vérselas, manejarse, con este real ineliminable?

 Aquí cobra toda su importancia tomar en cuenta los ejes temáticos de la Jornada Clínica del IX Congreso de la AMP*:
  • la puesta en cuestión de la interpretación
  • la elaboración de una clínica centrada en el "desmontaje de la defensa"
  • la redefinición del deseo del analista
  • la pertinencia del abordaje de lo real mediante el nudo borromeo: ¿qué anudamientos para el parlêtre en el siglo XXI?





El nudo es la estructura real del sujeto
Diana Ortiz

Es en el Seminario XXII, donde Lacan le da autonomía propia a cada uno de los registros y amplía de manera evidente el campo conceptual, dando lugar a una nueva forma de entender la clínica. Si los redondeles son autónomos, independientes, idénticos y son de la misma naturaleza, cada registro tiene un valor propio. Entendemos entonces que el registro simbólico privilegiado antes, pasa a ser otro registro más, de allí las implicaciones en la clínica donde el sentido no ocupa más el lugar reinante. Hablamos de la clínica del goce, nodal, de lo real o del sinthome.1
El nudo está estructurado por los registros, RSI, estas tres nominaciones cumplen una función de anudamiento o mediación. Esta estructura siempre va a estar fallida y la reparación de esta falla es lo que va a dar los distintos tipos de anudamientos sintomáticos.2 Siendo “lo Real como lo que anda mal, es lo que se pone en cruz, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese andar. Es lo que vuelve siempre al mismo lugar.3
Es justamente en el pasaje del lugar del fantasma al sinthome que el nudo tiene su valor ya que como dice Miller en Sutilezas analíticas, la relación fundamental al goce no está ya más encerrada en el fantasma, en la inercia y condensación del fantasma,  al cual se debe atravesar. Es el síntoma no ya como condensación sino como funcionamiento donde son encontrados, implicados, anudados, simbólico, imaginario y real.4

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1. Lacan, J., Seminario XXII, tomado de la Web.
2. Soria, N., Inhibición, síntoma y angustia. Hacia una clínica nodal de las neurosis, Serie del Bucle, Buenos Aires, 2010.
3. Lacan, J., “La tercera”, Intervenciones y Textos, Manantial, Buenos Aires, 1991.
4. Miller, J,-A, Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2011, clase del 10 de junio de 2009.





El síntoma como puro real
Elena Sper

Si hay algo que podemos constatar en la actualidad, es que las nuevas demandas de análisis son muy diferentes con las que hasta hace poco nos encontrábamos los analistas. Las depresiones, adicciones, ataques de pánico, nuevas manifestaciones de psicosis y de histerias, nos pone a pensar sobre: ¿qué inconsciente para el siglo XXI? Si el síntoma es lo más real que tiene cada sujeto, ¿qué síntoma para el siglo XXI? Son estos los interrogantes que nos planteamos en la clínica hoy. Si el inconsciente tiene la función de velar lo real, y encontramos cada vez más lo real expuesto a flor de piel, tendríamos que plantearnos con qué tipo de sujetos nos enfrentamos en la práctica y cuales serían las nuevas formas de abordarlos.

Podría decir que de las dos caras del síntoma, el envoltorio formal ha quedado reducido al puro resto de goce, a una fijación o repetición de pura iteración donde el cuerpo muestra lo que el sujeto no puede decir. Así vemos que la transformación de los síntomas actuales se encuentra en relación al empobrecimiento de los artificios significantes dejando al sujeto descolgado del sentido de su síntoma. Esta disyunción se evidencia en la superficie del cuerpo que, de forma muda solo muestra la pura agitación del compás pulsional.

Constatamos, cada vez más, sujetos fragilizados en donde los semblantes no prestan más sus recursos significantes, tornándose esto en una suma de malos encuentros con los cuales no pueden arreglárselas.





Comisión Editorial Boletín UnReal

María Hortensia Cárdenas
Mercedes Iglesias 
Ana Viganó

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