I Conversación Clínica de la NEL
El
analista y su práctica
São Paulo - 3 de septiembre de 2015
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Conversación nocturna - Edward Hooper |
Letras en línea
Boletín Nº 5
Seguimos
caminando hacia nuestra I Conversación Clínica de la NEL y lo hacemos con las
piedras que suelen constituir(se) nuestros caminos, siempre de palabras.
Piedras que sirven de apoyo para poner un pie luego el otro, o se instalan allí
-aconteciendo- en el medio del camino, como la piedra inolvidable -inexorable,
imponderable- que tomaba Miller del poeta brasileño Carlos Drummond de
Andrade. (“En medio del camino”, del poemario Alguma poesia,
1930)
Y como
bien señala Juan Javier Peláez en su comentario, porque es hablando que se hace
nuestro camino es que tiene algo de incierto, de sorpresa, de no sabido. Se
empieza con un pie y nunca se sabe muy bien ni cuántos pasos se darán, ni si el
otro pie andará por el mismo rumbo, o encontrándose con los pies de otros, o
que su propio movimiento produzca un acontecimiento de palabra y lo conocido
sea reconfigurado.
El
comentario de Raquel Cors nos presenta la conversación ligada a la clínica en
tanto cierta elucubración de saber sobre las piedras o mejor aún la piedra,
siempre la misma, de la que se habla en un análisis -incluso cuando ésta pueda
no existir-.
Acompañamos
los comentarios con otra serie de referencias bibliográficas, esta vez sobre
cómo opera la conversación.
Nuestra
I Conversación Clínica será en Sao Paulo el 3 de septiembre próximo, y
dedicaremos una jornada al exhaustivo estudio y discusión de los casos clínicos
seleccionados a tal fin. En esta ocasión inaugural tendremos el privilegio
adicional de contar con la participación de Miquel Bassols, quien generosamente
animará el intercambio con sus aportes.
Los
invitamos una vez más, con el entusiasmo de un esfuerzo que, apostamos, vale la
pena.
Ana Viganó
Comentario de Juan Javier Peláez a la cita:
“La Conversación: se
habla, nos hablamos. (...) Se conservará un carácter de improvisación para el
acontecimiento. Nada de programa, excepto que hay que comenzar a tal hora,
terminar a tal otra, reponerse, dormir, etcétera. El marco ha sido
minuciosamente preparado (...) y es justamente lo que permite confiar el
acontecimiento a la oportunidad”. [1]
Comienza
esta cita destacando el lugar de la palabra en la conversación. No se trata de
leer o recitar lo que previamente se ha escrito, si bien es necesario leer
antes pensando en comentar lo leído. Hay una diferencia temporalmente esencial
entre la palabra y la escritura. La escritura puede ser acotada, comenzar y
terminar por donde se quiere, sin que la cuestión temporal la afecte de una
manera determinante. La palabra, sin embargo, está inscripta en el tiempo, hay
un movimiento de la palabra hacia el futuro, es siempre imperativa, hay que seguirla.
Hay un punto de partida pero no se sabe bien cómo se va a continuar y mucho
menos como se va a concluir, más allá de la intención del que toma la palabra.
Es el propio Miller quien lo destaca en “Los usos del lapso” cuando sitúa la
dirección retrógrada del efecto de significación, “dirección que comporta que
el acontecimiento es susceptible de cambiar todo a nivel semántico”. [2]
El
acontecimiento es lo que ocurre, lo que pasa, pero a la vez es lo que tiene la
capacidad de reconfigurar todo lo anterior. La improvisación es fundamental
para el acontecimiento. Por ello la práctica de la conversación es diferente de
la conferencia o de otros modos de exposición del saber, donde se aporta o se
da un resultado. La conversación va en dirección a lo no sabido.
Esto no
implica que se pueda prescindir de un marco referencial, conceptual, que
permita situar lo “no sabido” con respecto a lo “ya sabido”. [3] Miller destaca
en el texto la importancia de que el marco sea “minuciosamente preparado
(disposición original del lugar físico, edición previa de los trabajos,
centrados y pautados)” [4], porque de ello depende que podamos “confiar el
acontecimiento a la oportunidad”. El acontecimiento se produce en un contexto
que, al mismo tiempo, lo trasciende para producir algo nuevo.
[1] Miller,
J.-A., Los inclasificables de la clínica psicoanalítica,
Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 317 y 318.
[2] Miller,
J.-A., Los usos del lapso, Paidós, Buenos Aires, 2004, p. 234.
[3] Miller,
J-A., “Lo postanalítico”, en: Conferencias porteñas, Tomo 3,
Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 89.
[4]
Miller, J-A. y otros, “Carta a los participantes”, Los
inclasificables de la clínica psicoanalítica, ICBA-Paidós, Buenos
Aires, 1999, p. 317.
Comentario de Raquel Cors a la cita:
“La
clínica, dice, [refiriéndose a Lacan] es lo real como lo imposible de
soportar”. Es eso, la dimensión clínica es trágica. Lo es para el paciente, lo
es también para el terapeuta.” [1]
Todos locos - una clínica que Enseña
Enseñanzas
En
literatura se elucubra gracias a la personalidad [2] del autor, por el fracaso
de un punto posible, frecuentemente sobre “lo realmente simbólico” [3]. Así
como el mensaje en La carta robada de Allan Poe, o Pierre Menard el personaje
ficticio de Borges, cada ser hablante bordea por el agujero, cómica o
trágica-mente, pues estamos condenados a la debilidad mental por lo mental
mismo [4]. Nuestro punto, es que hay un real imposible de soportar, que sólo se
lo puede imaginar.
Roland
Barthes escribía sobre Brecht, que su obra está hecha para convencer. Brecht,
sabía afirmar y suspender un sentido con el mismo movimiento, ofrecerlo y
decepcionar, decía que todas sus obras terminaban implícitamente con “busquen
el desenlace” [5]. Mientras que Lacan Enseña lo que le enseñaron los enfermos,
eso que se hizo explicar en Sainte-Anne, sin comprensión ni metalenguaje, sin
clasificar ni descifrar la enfermedad de esos “locos normales”[6] que enseñan
su cabalgamiento del nudo, su enfermedad, su lectura mental.
No es loco quien quiere
¿Qué es
un loco? En una ocasión Lacan aproxima una respuesta: “alguien perfectamente
normal” [7] ¿Cómo se puede no ser loco? Si la locura es de comprensión, de
comunicación, si las palabras de las que dependemos son de alguna manera
impuestas, si la palabra es un parásito, si somos presas del lenguaje, si
creemos que hablamos cuando somos hablados, entonces estamos ¿Todos locos? -
Cito a Miller en su Curso del 17 de marzo de 2010 “Todo el mundo es/está loco
no equivale en absoluto a la frase según la cual todas las vacas son negras -o
grises (…) por el contrario, afirma que cada uno lo es/está de manera singular.
Y por consiguiente, hablando con propiedad, no entra en clasificación alguna”.
Para quienes hablamos, traumatizados, el análisis -como podemos constatarlo- va
mucho más allá de la clínica. Miller, es enfático cuando recuerda a los
psicoanalistas que en diván uno se la pasa hablando de lo que no existe… [8]
[1]
Miller, J.-A., Los inclasificables de la clínica psicoanalítica,
Enseñanzas de la presentación de enfermos, Paidós, Buenos Aires, 1999, p. 420.
[2]
Lacan, en el Seminario 23 El sinthome, dice claramente que la
paranoia es la personalidad.
[3]
Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, La idea de lo real, Paidós, Buenos
Aires, 2013, p. 160.
[4]
Miller, J.-A., “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Presentación del tema
del X Congreso de la AMP
en Río de Janeiro 2016, Disponible en: http://www.wapol.org
[5]
Ibíd., p. 419.
[6]
Ibíd., p. 427.
[7]
Ibíd., p. 422.
[8]
Miller, J.-A., Conferencia de apertura del V
Encuentro Internacional del Campo Freudiano, Buenos Aires, 1988.
Referencias bibliográficas sobre Conversación
¿Cómo
opera la conversación?
De
“Carta a los participantes”, J-A. Miller, 1997, pp. 313-314. En Los
inclasificables de la clínica psicoanalítica:
“La Conversación: se
habla, nos hablamos.”
“Pero
olvidemos Angers, Arcachon será otra cosa”
“La Conversación: para
que tenga lugar, antes hay que leer, releer, leer pensando en comentar lo
leído. El Conciliábulo del año pasado se había desarrollado según una forma
alternada: exposiciones, discusión, exposiciones, discusión. La Conversación es, por
un lado, todo lo escrito (el librito); por otro, todo el charloteo sin
interrupción.”
“Se
conservará un carácter de improvisación para el acontecimiento. Nada de
programa, excepto que hay que comenzar a tal hora, terminar a tal otra,
reponerse, dormir, etcétera. El marco ha sido minuciosamente preparado
(disposición original del lugar físico, edición previa de los trabajos,
centrados y pautados), y es justamente lo que permite confiar el acontecimiento
a la oportunidad.”
“…
tendrá éxito si ustedes aportan lo suyo en el momento, después de haber
dedicado previamente el tiempo necesario para sacarle el jugo a los pulposos
trabajitos que se les enviaron.”
Responsables del Boletín Letras en línea
María
Hortensia Cárdenas
Ana Viganó
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