8 de febrero de 2022

SEXUALIDAD por Violeta Barrientos, Kathia Linares, Yasmin Ardiles y Carmen Rosa Cordova

 


Introducción

Como fenómeno interpersonal y sociocultural, en un milenio posterior al Sida, la sexualidad, sus prácticas y percepciones han cambiado mucho y hoy en día nos encontramos con una diversidad de fenómenos en relación a la orientación sexual como al género. Las categorías que en un momento fueron “claramente definidas” por binarismos masculino/femenino, hetero/homo, ahora han dejado de ser la constante. Se habla de sexualidades nómades, entendidas como el ejercicio de la sexualidad cambiante de la misma manera que de identidades de género que pueden transitar de un género a otro (transgeneridad).

Pese a que la violencia aún persiste, hoy en día hay mayores posibilidades para la expresión de identidades transgénero o intersexuales (cuerpo con ambos sexos). Nos preguntamos ¿Se trataría de presentaciones o montajes psíquicos, algunas vinculadas con la elección de objeto sexual y otras con la identidad de género? ¿Estas presentaciones o montajes, qué es lo que ponen en juego?  ¿Interpelan a los dos géneros clásicos y sus significaciones que son de polaridad binaria, es decir los/nos descentran? Además, ¿Cuestionan la figuración de la pareja y familia heterosexual como ideal normativo? Y para el psicoanálisis ¿Qué hay del complejo de Edipo, el complejo de castración y la diferencia sexual como condición para acceso al orden simbólico, la ley del padre, el falo como significante amo y significante del deseo?.

A propósito de lo expuesto y de las interrogantes presentadas, en este trabajo nos proponemos desarrollar un cierto marco de comprensión de la sexualidad desde el psicoanálisis, esto a través de la exposición de fragmentos y líneas teóricas/reflexivas que apuntan a intentos de comprensión de una entrevista a una persona transgénero a la cuál denominaremos B. Si por momentos, nuestra redacción se lee como desde la posición de Un sujeto o varios, definidos e indefinidos es parte del proceso de elaboración tanto de la entrevistadx como de nosotrxs como sujetos/objetos en el proceso. 

Violeta Barrientos

De acuerdo con Freud, la sexualidad se ubica en la frontera de lo psíquico y lo biológico.  En las interrelaciones humanas, es decir, aquellas que están normadas por una cultura, sabemos que se insertan ciertos límites/prohibiciones a la vivencia sexual. Estas normas pueden variar según el lugar y la época, en algunas de ellas pudiendo limitar más al “instinto sexual”, como p.ej., en Occidente. Los cambios culturales afectan los márgenes que se dejan al ejercicio de la sexualidad. Pueden también variar según la edad o el género del individuo, sea masculino o femenino, asimismo es de conocimiento que en las diferentes culturas las mujeres suelen recibir más limitaciones que los varones. 

Diferentes tipos de leyes y prohibiciones son las que caracterizan y hasta comparten las civilizaciones, p.ej., la prohibición del incesto, luego tenemos las relaciones del/entre mismo sexo, las intergeneracionales, entre otras. La sujeción a estas normas sociales, a la “ley del padre”, el “ingreso al orden simbólico” al adquirirse el lenguaje, así como al  interiorizarse los mandatos sobre los comportamientos de acuerdo al género, al sexo, y prácticas sexuales “acorde a”, vemos que es re-forzada mediante premios y castigos, re-conocimiento y des-conocimiento, lo cuál puede tener bastante que ver con las causas de determinadas estructuras/montajes psíquicos.

Los padres o quienes ocupen la función de sostenimiento e interdicción, son las primeras personas en transmitir los modelos culturales del lugar, época y sistema familiar o clan. Ellos pueden manifestar y transmitir ciertas represiones/opresiones culturales respecto a la sexualidad, las cuáles pueden ser incorporadas o rechazadas por los hijos. Entonces ¿Cómo es que se plantea esta primera “relación sexual” entre padres e hijos y por ende el amor entre los mismos? ¿Puede que esta relación sexual no exista, si alguno de los padres está ausente? ¿Qué ocurre si alguno de estos objetos “está” ausente? ¿Habría necesidad de buscar en otro esa presencia? ¿Qué pasaría si esta búsqueda de afecto tuviera respuesta o ligazón con Otro sujeto, pero no solo en términos de afecto, sino desde la relación sexual real?. En tanto, leemos un fragmento de B.

B: “Yo empecé a buscar donde mirar y donde ser mirado, es ahí donde encuentro un sostén amoroso que me deseaba y se fijaba en mí”. El niño busca ser amado por los padres si no ob-tiene esa respuesta, ¿busca otro objeto de su amor y alguien que lo mire?. En el caso B, nos narra que no tenía una imagen de pareja de los padres, el padre más bien era “picaflor” tenía una sexualidad muy activa, pero fuera de su casa, efectivamente no había relación sexual con la madre. ¿Es acaso que el niño no logra despegarse de la madre dada la ausencia de este padre?. 

¿Es posible que este niño encuentre la plena satisfacción a su deseo sin mayor interdicción?, pero como esta “realización” es prohibida, tanto por los tabúes sociales, como por una madre “celosa de sus crías” que destruye a quien se les acerque, ¿es que el niño busca dónde mirar y ser mirado por fuera de?. Pienso en el niño que ha “bebido” del amor de otro pecho, que es también, como ese padre, que desde el engaño es que desafía su custodia. ¿Es que ambos le han sido desleales con “Otro”?. Ese niño, ha hecho algo indebido, ¿será que Ley del Padre no corresponde al Deseo de esa Madre? Al recibir el castigo de esa madre ¿no es que el niño queda fijado a ella? esto, a través de una prohibición y de su obediencia, así como por y para la satisfacción del deseo de ella. 

B nos dice que como Otra figura materna tuvo a la abuela, quien le dice a su nieto (en ese momento el más querido, además él también la adora), “Te prefiero ver muerto a que seas maricón”.  Nuevamente, como en el caso de la madre, con esta sentencia ¿es que le está diciendo: actúas contra “la Ley del Padre” y “si no cumples mi deseo, no existirás para mí”? ¿Puede que la respuesta de B, se haya dado desde la sumisión al deseo materno (de la abuela también)? ¿Esto tiene que ver con la contención del propio deseo sexual dirigido a un objeto de su propio género? ¿su respuesta es su síntoma en la sexualidad adulta y/o montaje psíquico? Es posible que desde el mandato expreso de la madre abuela, se haya dado una fuerte represión y hasta la perturbación de su sexualidad. Entonces ¿cómo es posible ser queridx, cuál es la forma “adecuada” para ser amadx, por las progenitoras para B? ¿La posibilidad de ser amadx es obedeciendo al deseo de ellas, reprimiendo así el propio ser y placer en lugar de resolverlo aunque sea tan solo eligiendo un objeto de amor homosexual?. 

Kathia Linares

Kathia Linares (participante del CID-Lima)

¿Tiene la neurosis un carácter sexual? Pregunta de un aprendiz, pregunta fundamental para comprender la génesis de la neurosis. En ese vaivén de palabras, en esa injustificada forma de encontrarle otro sentido, a lo que sentido ya tiene, un sentido siempre sexual ¿Qué busca una histérica? A diferencia de los perversos que saben dónde encontrar el goce, nos dice Miller[1], los neuróticos buscan para no encontrar, y si lo encuentran, el deseo desaparece, y aparece esa insatisfacción, a ello lo llama vacilaciones del goce.

Freud nos dice “quien aprende a interpretar el lenguaje de la histeria, puede percibir que la neurosis no trata sino de la sexualidad reprimida de los enfermos”[2].  ¿Que se reprime?  La sexualidad como tal no es, el sujeto encuentra la forma de descargar esa energía, quizás involucre un goce, entonces ¿Qué se reprime? se reprime el sentido, ese sentido que está vinculado a lo sexual, y es donde el sujeto tiene que decir mediante el discurso que implica tal “sentido”. 

No dormía profundamente cuando él subió; después se volvió a dormir, y de repente se despertó y “sintió su cuerpo” en la cama. Se levantó de un salto y le hizo reproches: “¿Qué haces tío? ¿Por qué no te quedas en tu cama? “El intentó engatusarla: “Anda muchacha tonta, quédate quieta; tú no sabes qué bueno es eso”. –“no me gusta lo bueno de usted, ni siquiera dormir la dejan a una” decía Katharina, uno de los casos de Freud[3].

Claramente no se percató del carácter sexual que conllevaba la situación, ¿por qué? ¿Por qué no le dio ese sentido sexual? ¿Acaso no quiere saber? Es aquí donde ingresa la represión, que está cambiando ese significado para olvidar una escena, ¿es por eso que no quiere saber? Quizás es por ello que cambia el sentido, hay entonces un cambio de significado.

En el caso de Katharina, ella dice “No me deja dormir”, ella reprime la intención sexual del tío, le cambió el sentido, a lo que sentir el cuerpo de un hombre cerca significa, en aquel caso y para mantenerlo alejado de la conciencia lo olvida, luego ella ya no quiere estar junto al tío y comienza a inhibir, pues lo evita para no recordar; ¿y que lo activa? La realidad que ante un hecho real ya olvidado vuelve a aparecer, vuelve a recordar el pasado, retorno de lo reprimido; mira por la ventana y los síntomas se activan; Freud dice las personas sufren por el significado que le dan, no por la realidad en sí, sino por lo que esa realidad representa.  

¿Es necesario una escena traumática sexual para que se originen los síntomas histéricos? Solo nos queda imaginar el desarrollo de nuestro cuerpo pulsional, que con cada cuidado, cada caricia, cada experiencia de vida activa esa región erógena, boca ano, genital, vista, piel…  Esa experiencia del cuerpo deja marcas que el sujeto debe darle un sentido personal, algo del cuerpo siente, ¿esto qué implica?  El niño se encuentra obligado a darle un sentido, un sentido simbólico.

Como en el caso de B nos relata:

“La gente dice que eso fue abuso, violación. Pero yo no me lo viví de esa manera, me sentía amado y sentía, que yo amaba también. Lo recuerdo como juego, como placer, es parte de una época feliz. Él era un adolescente que vivía en mi casa de unos 14 años cuando yo tenía 3.  Luego de un tiempo que ya había mantenido relaciones sexuales con este chico de 14, tuve una visita en casa, mis primos. Yo los quería y por eso quise jugar el mismo juego que con este joven, en la intimidad. Ellos, mis primos, hablaron con mis padres, recuerdo que mi madre me llamo y me pregunto que eran esos juegos y yo le conté, el chico de casa jugaba esto conmigo. Solo recuerdo ver la escena de sangre. Mis padres fueron al encuentro de él, lo cosieron a patadas en el piso, mi mamá se violentó tanto que le cortó el rostro, la boca. Yo vi toda esa escena. No sé si corrí o me quedé. Verlo así tirado y ensangrentado, fue terrible y fueron mis padres quienes lo atacaron. Así lo veía en ese momento, ahora entiendo un poco más lo que paso. Sentí odio por mis padres, luego no estuve dispuesta a mostrar afecto por ellos, rechazaba que me engrieran.”

¿Que desea?, está claro que el sujeto está inmerso en un conflicto entre el deseo y la defensa, es la paradoja entre el acercamiento y la inhibición; el analista va a perturbar esa defensa lo dijo Lacan, se tiene que llegar a que el sujeto se haga cargo de su propio deseo, deseo que se forma a partir del otro. De ese otro que uno se identifica, esa imagen del otro y viene la pregunta ¿Qué soy yo en el deseo del otro? pregunta inconsciente, ¿es acaso que se posiciona en ese lugar? Es interesante como lo plantea Lacan en el caso Dora[4], él dice que Freud se hace la pregunta qué desea Dora en vez de preguntarse “Quién desea en Dora”, y todo por identificación. La tópica Freudiana nos dice que el yo se estructura en base a una pregunta, una pregunta que nos posiciona en el ideal del yo, el ideal de Dora era el señor K esa identificación imaginaria, es por ello que Lacan dice hay que ir más allá del Edipo; pues ella posiciona sus síntomas, en tanto ella es el señor K.

Yasmín Ardiles

Yasmín Ardiles (Participante del CID-Lima)

Sí, La mujer sí existe. La mujer soy yo. “Está claro que El hombre no existe”.

Este es Un modo de trasvestir la Realidad.

“Para poder relacionarme con ese otro Uno, yo soy otro incluso para mí mismx[5]”, nos dice Bassols, entonces yo le preguntaría: ¿quiénes pueden escribir sobre la relación entre los sexos?. Me gustaría animarme a ensayar una respuesta que quizá pueda estar equivocada, pero es la que ahora tengo en mente ¿podría ser/hacer-se desde lo trans? Desde su lugar como sujetos que dicen de las relaciones sexuadas entre el sujeto y el Otro ¿se podría reescribir la relación entre los sexos? ¿qué hay de la relación con mi sexo?, ¿queda por fuera?, ¿Yo no existo al igual que esa “La mujer” de la que habla Lacan? ¿Yo no existo al igual que El hombre del que habla Brousse[6]?. Entonces, ¿la operación para Ser consiste en reafirmar la (in)existencia de ese Otro a través de moi y no je?

“Nacemos en blanco, no tenemos impresiones, vamos incorporando experiencias. Vamos incorporando identificaciones que se convierten en identidad”. B.

B : Los modelos femeninos del cine mexicano fueron importantes referentes para mi. Las danzas, las colas, el mambo, toda esa profusión de elementos femeninos me encantaban. Entonces, Yo me trasvestí. Yo no era mirada, no existía, me alimenté de ese cine mexicano, María Félix la doña. Yo sé que no soy un personaje grato en esta sociedad. 

Y: ¿Qué significó para ti esta indiferencia, este no existir?

B: No lo decían, pero se sentía. Yo entendía que era por mi manera de ser, la resignación frente a la (in)diferencia era el mundo que me tocó vivir. No protesté. Yo no tenía un carácter fuerte para revelarme. Entonces se dio una posibilidad de existir pero incomodando al Otro. 

Entonces, pienso: de la in-diferencia a la diferencia, para luego pasar a la multiplicidad. Qué quiere decir: (re)signación, (re)asignación, quizás, simplemente se da la oportunidad de abrirse a palos la posibilidad de (auto)signar-se y hasta (auto)asignar-se. Ahora algunas definiciones breves para desarticular algunas palabras y articular un intento de nuevo sentido. Sabemos que el prefijo Re significa: repetir, reconstruir. Asignar: destinar, consignar. Signar: firmar, declarar, consentir, respaldar, suscribir. Resignar: aceptar, dar conformidad, someterse, también desde su raíz latina significa quitar el sello, abrir, revelar, anular, restitutir. Reasignar: señalar, fijar, nombrar, designar. Como refiere Brousse citando a Miller, “el falo es un metasignificante…“un significado, una significación, un sacrificio, un símbolo, un signo, un órgano…” [7]

B: A la hora de bañarme ignoraba mi pene, tenía una actitud de resignación. Habían ideas de cómo lograr prescindir de ese órgano. En ese momento lo pensaba, pero no estaba a mi alcance. Luego, si tuve la posibilidad de la reasignación genital, pero pensé: ¿por qué tendría que hacerlo? entonces, me di cuenta que era responder a un estereotipo de cuerpo femenino y vi que no respondía a mis deseos, si no a tratar de agradar a los demás. No llegué a someterme a esa operación. 

En el agujero negro de la diferencia sexual, Brousse nos dice que: “la diferencia sexual o no, pequeña o grande”, es uno de los principios del orden lingüístico. Asimismo, esta operación “enlaza y separa al mismo tiempo[8]”. Yo me pregunto si dada la (im)posibilidad de realizarse dicha operación en el registro simbólico, es que se realiza en el registro real, en el de la carne, esto en el caso de las reasignaciones de sexo. Mas, en un sujeto como B, que puede hablar de si, me pregunto ¿es que la operación se hace pero a través de la identificación imaginaria, a razón de auto nominarse, auto reasignarse desde el imaginario y luego desde lo simbólico?. Como Lacan afirma en el seminario Aún: “La mujer” no está inscrita en la ley universal de la castración, debe identificarse con el padre, cruzando al lado del todo, para luego inscribirse en lo fálico, para luego perderlo. Entonces, esta operación agrega pero no completa.

Y: ¿Y qué hay del amor? ¿Cuál es, cuál ha sido tu posición en el amor; amar, ser amada?.

B: Desmontar y montar. Mentalmente me he liberado de pensamientos, he revisado muchos hechos de mi vida, pero entender y comprender no te libera, está en el cuerpo. Hemos tenido idealización sobre el amor, me enamoré a los 14 años, un chico lindo, tenía tanta pasión como represión, calambre, eran como dos fuerzas encontradas. Lo deseaba y no me lo permitía. No tuve la fuerza para vivir la experiencia, yo era la que amaba, que si que no, y finalmente fue no. En ese momento era activa pero oprimida, me trajo mucha depresión ese no (no de mi mismx). Era un amor imposible, pensaba que sería castigada.

Y: ¿Y qué hay del odio? ¿En qué momento sentiste más odio? ¿Hacia qué o quién?

B: He estado tan ensimismada en mi misma, que no me han aflorado los odios, (mientras la escucho, yo pienso que el odio se dirigió hacia si mismx, su cuerpo, su órgano), no está permitido odiar a los padres, quizás estaba en la frialdad que podría expresar, quizás. Pero, igual no me permitía hacerlo, me distanciaba, no me permitía ni rechazarlos.  

Ahora, tomando algunas líneas de comprensión del texto de Freud (1915), La pulsión y sus destinos, pienso en que quizás B necesita transformar en lo contrario su odio, hasta incluso amar de manera activa, enlazandose así ella a sus vínculos primeros – primarios. Luego frente a su primer amor exogámico reprime su sentir y quizás hasta su devenir como sujeto activo – amante. Bien sabemos que toda propuesta activa si bien proporciona/asegura cierta existencia subjetiva, no deja de ser angustiante, laboriosa e incierta. En adelante, en las relaciones románticas su posición en el amor es pasiva, espera ser amada, elige ser más objeto e incluso por momentos su vivencia real sexual discurre más en el displacer, entonces me pregunto ¿es probable que ese resto de (in)diferencia permanezca en este ámbito?.

También, reflexiono sobre lo siguiente ¿de qué manera se puede amar pasivamente sin dejar de ser un hombre que sí existe?. En el seminario XX, sabemos que Lacan nos dice “no hay relación sexual” [9], es decir no hay un equilibrio entre los sexos. Esto quiere decir que no nos relacionamos con el Otro, sino, con la función fálica[10]. En el lado del No-todo, es decir en el lado de la mujer, la castración no es posible y/o no es una ley universal. ¿Será que la propuesta trans-ser-algo-alguien, promete poner-se a salvo de realizar esta operación? Entonces, ¿cómo se realiza la función de nudo?. Finalmente, ¿si la relación sexual es imposible, que es lo posible?, quizás mi angustia me hace ensayar una respuesta rápida y sin mayor desarrollo, por ahora, quizás hacer el amor es lo posible.

Carmen Córdova

Freud refiriéndose a las pulsiones nos dice que la pulsión está compuesta por 4 elementos: esfuerzo (tiene que ver con aquello que nos empuja e impulsa a hacer), meta (siempre será la satisfacción, pues la pulsión siempre buscará ser satisfecha), objeto (es lo más variable de la pulsión, en términos actuales podríamos decir quizá que el objeto de la pulsión es Queer), y la fuente (que tiene que ver con lo somático de donde proviene la excitación). Además, define las pulsiones en dos grupos: las yoicas o de autoconservación (orientadas a la conservación del Yo), y las sexuales (que en principio buscan la satisfacción del órgano).  El autor citado, nos dice sobre las pulsiones: “…son numerosas y brotan de múltiples fuentes orgánicas. Al comienzo actúan con independencia unas de otras y sólo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a la qué aspira cada una de ellas es el logro del placer del órgano”, “…en cuyo carácter se las conoce comúnmente como pulsiones sexuales”.

B: Mi pene, nunca lo usé. Cuando era chico y me veía, pensaba que había algo de más en mí, vivía negando-me, mi órgano. Hacía como que no existiera, pensaba que se iban a desprender (pene y testiculos). Pensé en cortarlo también; luego, con el tiempo, lo asumí como una parte más de mi cuerpo, una especie de brazo, por eso no le hacía daño, igual era mi cuerpo. Pero jamás fue un órgano de placer, nunca tuve una erección (me dolían los músculos de los testículos), nunca tuve una descarga. No me masturbaba, me daba asco. De niño (4 años) tuve mi primera experiencia sexual con un adolescente 10 años mayor que yo (B refiere que esa experiencia que se repitió varias veces, B no lo vivió como un abuso sexual, como lo mencionan otros cuando B cuenta esta experiencia, B la cuenta como una experiencia no traumática sino placentera). Después de que mi mamá y mi papá se enteraron de mi vivencia con este adolescente, se dio la escena de sangre, como la llamo yo, donde mis papas lo reventaron a golpes, mi pene y mi voz quedaron para siempre apagados, inexistentes. No quería ser castigado, como él, no quería que me pase lo mismo. Casi lo matan.

B dice que no quería ser castigado, golpeado por estos padres, ¿realmente será este el motivo por el cual su voz se apaga al igual que su capacidad placentera de órgano cuando ya adulto?. O es que al presenciar/ver la escena de sangre se re significa inconscientemente la vivencia real con este adolescente, un ingreso a la sexualidad abrupto y temprano, ¿dónde podría estar realmente alojado el trauma?. 

Me quedo pensando en cuan amenazado pudo sentir su yo ante tanta agresión en momentos tan primarios de la vida (abuso, violación, castigo, sangre). ¿Es que ante esta amenaza a su Yo, su órgano sufrió un retiro de la libido para ser colocada toda en la conservación del Yo de B?, ¿se podría entonces hablar de una meta inhibida (cortada en su fin) por lo cual nunca usó su órgano al servicio del placer? ¿Qué es lo que se ha colocado en su reemplazo, entonces?, ¿Cómo es que B siente placer? 

Freud respecto a los destinos de la pulsión menciona que estos pueden ser presentados también como variedades de la defensa contra las pulsiones. 

B: Luego de la escena de sangre, pensé que estaba enferma, que estaba en situación de pecado. Ya de adulto, descubrí que habían sitios de homosexuales donde podía tener encuentros, pero igual no lograba la descarga. Tenía una represión muy fuerte desde lo de mis padres. Mi compañero de tránsito gozaba conmigo,  yo no, yo tenía miedo de ser castigada si gozaba. Había instalado una actitud automática de privarme el orgasmo. Me sentía como una persona fría, como si yo solo permitiera que gocen conmigo, pero yo no con ellos. Saber que me miraban, que era sujeto de deseo, me emocionaba. Luego de tener relaciones sexuales con sujetos que no conocia, todo acababa, volvia a la nada, buscaba nuevamente los reflectores, buscaba ser nuevamente mirada. Siento que tome una posición pasiva en la vida por miedo a ser castigada.

Esto nos remite nuevamente a Freud (1915), al texto ya citado, pero ahora haremos referencia de manera específica a la Inversión en lo contrario. Entonces, ¿es posible que B haya dado una vuelta (contra la persona propia) de activo a pasivo en el devenir adulto?. O ¿es que se reafirmó su pasividad como posición en la vida (pensando que era pasivo ya en el abuso que sufrió de menor)? ¿Será que esta vuelta coloca a B en una posición de defensa ante sus pulsiones? ¿Es que B coloca el placer en ser mirado, gozando de mirarse en el otro? ¿Es que coloca la posición activa en el otro sujeto (alojando así su propia pulsión) así como a su vez esquiva la prohibición y evita el castigo?. Finalmente, pareciera, que aún cuando el sujeto se defiende de la pulsión cambiando de posición (activo a pasivo), la pulsión seguirá constante buscando que la meta no se altere y con ello conseguir la satisfacción (aunque no sea completa).

Bibliografía:

Brousse, M.H. (2019). El agujero negro de la diferencia sexual. Revista Rayuela. Recuperado de: http://www.revistarayuela.com/es/006/template.php?file=notas/el-agujero-negro-de-la-diferencia-sexual.html

Bassols, M. (2014). El objeto (a)sexuado. Blog de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Recuperado de: http://uqbarwapol.com/el-objeto-asexuado-por-miquel-bassols/

Freud, S. (1893 – 1895). Estudios sobre la Histeria. Obras completas: Tomo II. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1905). Tres Ensayos de la Teoría sexual. Obras Completas: Tomo VII. Amorrortu Editores. 

Freud, S (1906). Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de la neurosis. Obras Completas: Tomo VII. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1915). Los instintos y sus destinos. Obras Completas Sigmund Freud: 4 Tomos, Tomo II. Traducción, López Ballesteros.

Jacques- Alain Miller. (1986). La Pasión del Neurótico. Introducción a la Clínica Lacaniana.  Gredos.  

Lacan, J. (1955-1956). El Seminario de Jacques Lacan, Libro 3. Las Psicosis.

Lacan, J. (1972-1973). El Seminario de Jacques Lacan, Libro 20. Aún.  

Lacan, J. (1975). Escritos 2. Cinco. La significación del falo. 3era. Ed. Siglo XXI – 2009. 


[1] La Pasión de un Neurótico (1986) en: Introducción a la clínica lacaniana, pág. 66

[2] Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis (1906) en: Obras completas vol. VII pág. 270

[3] Breuer & Freud. Estudios sobre la histeria (1893-95) en Obras completas Vol. II pág. 145.

[4] La pregunta histérica en: El seminario de Jacques Lacan Libro 3 la psicosis, pág. 249.

[5] El objeto (a)sexuado. M. Bassols.

[6] El agujero negro de la diferencia sexual. M.H. Brousse.

[7] M.H. Brousse (2019) citando a Miller (2008-2009) : En El agujero negro de la diferencia sexual. Pág. 4.

[8] El agujero negro de la diferencia sexual. M.H. Brousse. La diferencia y el poder binario. Pág. 1

[9] El Seminario de Jacques Lacan. Libro 20, Aún.

[10] Escritos 2. Cinco. La Significación del Falo. J. Lacan.

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